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La llegada a la casa del tío de Giordano fue un suspiro comparado con el resto del viaje

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La llegada a la casa del tío de Giordano fue un suspiro comparado con el resto del viaje. Solo tuvieron que realizar un recorrido normal, ni siquiera se perdieron un poco antes de encontrar el sitio.

A diferencia de la propiedad de Sandra, que era una vivienda normal, aquella era una mini mansión en medio de un barrio residencial. Ellos se hubieran sorprendido si sus propias casas no fuesen mucho más grandes que esta, sin embargo, debían admitir que el buen gusto en la fachada denotaba una inversión considerable en la construcción de la misma.

La casa de Julian era enorme, hecha para albergar a una gran cantidad de gente, pero había sido heredada, remodelada y ampliada con el paso de las generaciones. La casa de Romeo era grande en un terreno envidiable, rodeada de más casas, construidas por los hermanos de sus padres. Las propiedades de los Cortez eran más individuales, pero se habían construido de golpe gracias al alza en las ventas de la empresa familiar. El tío de Giordano, sin embargo, parecía el tipo de persona que había nacido en medio del privilegio, con los ingresos suficientes para mantener un buen estilo de vida y continuar así por mucho tiempo más.

—Vaya, por fin estoy aquí, me parece que definitivamente tendré ese trabajo —exclamó Giordano estirándose en su lugar. Romeo se rio, bajando de la camioneta para ayudarle con el equipaje.

—Espero que conserves ese trabajo o si no habrás hecho el viaje en vano —Le advirtió en broma. Gio negó con la cabeza.

—Naaaaa, ha sido entretenido, aunque me corran habrá valido la pena —era obvio, por la actitud del chico, que se había divertido, aunque lo más probable era que cualquier otra persona hubiese perdido el pelo por el estrés de estar metido entre aquellos dos.

Giordano se estiró una vez más, tratando de relajar los músculos, para luego dirigirse a la puerta a tocar el timbre.

Una pequeña, pero fabulosa pelirroja le recibió en la puerta. La chica tenía el ceño fruncido, parecía de mal humor, sin embargo, después de ver a su visitante, una enorme sonrisa apareció en sus labios y saltó sobre Giordano atrapándolo en un empalagoso abrazo. Este, al parecer, bastante acostumbrado a aquellas muestras de cariño, correspondió al gesto con efusividad.

—¡Gio! ¡Me había dicho tu madre que no venías! —exclamó.

El muchacho soltó una carcajada, separándose de ella para poder mirarla a la cara.

—Mamá está atrasada en el tráfico de noticias, mira, este es Romeo, mi chofer y ella es mi prima, o eso dice ella —explicó, fingiendo que le contaba a Romeo un gran secreto.

Fingiendo estar ofendida, la pelirroja le dio un golpe en el brazo.

—Para de insinuar que me adoptaron, que sea un poco más bajita que la media en la familia no quiere decir nada —Y luego le extendió la mano a Romeo, con un cambio en su expresión que lo descolocó—. Romeo ¿Cierto? Porque no pasas y me dejas intentar se tu Julieta —el tono coqueto con el que estaba hablando, era tan similar al de su primo, que Romeo casi suelta una carcajada.

Romeo y Julian (LCDVR #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora