Epílogo

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Julian entró corriendo a su casa, lanzándose sobre la cama para alcanzar el cable del cargador, que se había olvidado de desconectar la noche anterior.

Su teléfono móvil marcó un tres por ciento de batería antes de apagarse.

Intentó encenderlo, pero la pantalla arrojó un mensaje, anunciando que debía esperar un tiempo antes de que pudiera hacerlo. Moviendo el pie con desesperación aguantó varios segundos hasta obtener la carga suficiente para apretar el botón de encendido. Luego, esperó impaciente a que el sistema operativo arrancase por completo.

Cuando esto pasó, de inmediato inició el marcado rápido. Se fue cuatro veces al buzón antes de que le contestaran.

—¿Bueno? —Por encima del bullicio escuchó la voz de Romeo intentando concentrarse en el sonido de su auricular. Casi siempre tenía que ponerse el manos libres para escuchar algo.

—¿Llegue a tiempo? —preguntó Julian riéndose. Romeo soltó una carcajada.

—Lo has hecho —exclamó, hablando por encima del ruido de la multitud, del otro lado se notaba que todo era un caos. Tanto movimiento era normal para él, pero resultaba inconveniente en su situación.

—Ya te dije que si —gruñó Julian, poniendo mala cara.

—Bien —contestó aguantando la risa—. Entonces me aseguraré de dejar conectado el teléfono, tu haz lo mismo —dijo asomándose para ver a sus compañeros.

—Ya está hecho —canturreo, moviéndose ansioso en su lugar.

Romeo se despidió de él mientras Julian se acomodaba en la cama.

La bocina de su celular no pasaba el sonido tal cual, pero todo era lo suficientemente claro como para que pudiese escucharlo. Sonrió, pensando en la insistencia de Romeo para realizar una videollamada y en su reticencia a hacerlo. La primera vez que lo viese en un escenario, sería en vivo.

Sus labios se apretaron por inercia cuando el conductor pidió silencio, y antes de que se diera cuenta, la música había empezado a sonar.

Escuchar a la orquesta, a pesar del problema de la señal, era fantástico y luego de un pequeño preludio, el piano de Romeo comenzó a cantar al otro lado de la línea. Ellos hacían eso de vez en cuando, como Julian no podía asistir a sus conciertos, en ocasiones los disfrutaba a través de las llamadas. A la fecha, se moría de ganas por asistir a una de sus presentaciones.

Cerrando los ojos, los recuerdos lo llevaron a la noche de la boda de Juliana.

Sus besos fueron interrumpidos por Tom y Julio, quienes anunciaron que la cabaña estaba a reventar y terminaron durmiendo en la batea de una camioneta.

Comenzar con una relación a distancia fue difícil, aun lo era, pero aquello estaba funcionando. A veces peleaban, era algo inevitable, se frustraban y se quejaban, pero al final del día ninguno se arrepentía de su decisión.

Julian sonrió al escuchar la voz de una chica hablando.

—¿Alguien ha dejado el teléfono llamando? —preguntó. Debía ser nueva y por eso no participaba aun con el grupo principal.

—Shhh —contestó otra voz—. Es de Romeo, su novio está escuchando al otro lado.

La chica dejó escapar un sonido de sorpresa.

—¿Romeo es gay? —preguntó.

—Si —contestó la voz—. Ahora guarda silencio y deja escuchar.

La música continúo sonado por bastante rato hasta que los aplausos del público anunciaron el final del concierto.

Julian sonrió esperando unos minutos hasta que Romeo le habló al otro lado del teléfono.

—¿Te ha gustado? —cuestionó en tono eufórico. Julian no podía contener la sonrisa en sus labios.

—Me ha encantado —contestó. Si Romeo hubiese podido ver su expresión, ni siquiera habría tenido que hacer aquella pregunta—. Hoy me han hablado del trabajo —Le dijo, interrumpiendo el momento.

Romeo frunció el ceño ante el cambio de tema.

—¿Ese que llevas meses persiguiendo y que no te da bola? —preguntó, levantando una ceja.

—Pues como te ves, que si me da bola —aseguró, satisfecho—. Resulta que hoy vengo de firmar mi contrato y comienzo en un par de semanas —dijo Julian muy orgulloso de sí mismo.

—¿En serio? —Preguntó, ensanchando la sonrisa—. Joder, sí que te lo has ganado con lo insistente que eras, pero ¿qué ha pasado? ¿Despidieron a alguien? —exclamó frunciendo el ceño.

—No —Julian negó con la cabeza, aunque no había nadie viéndolo—. Abrieron un estudio nuevo en otro lugar y tengo que estar allá en dos semanas —aclaró— ¿A que no te imaginas dónde?

Romeo se quedó paralizado.

—No juegues...

Julian se rio al otro lado de la línea.

—Al parecer tenías razón, de algún modo esto siempre funciona —Y luego se asomó por la ventana, observando la luna llena en el cielo despejado—. Ya tengo las maletas listas, me preguntaba si tenías espacio en tu piso, como está en el centro me vendría bien y ya que nunca estas ahí, me viene mejor —bromeo—. ¿Qué dices? Te prometo que pagaré la mitad de la renta.

Romeo tenía una sonrisa tonta en los labios.

—Ni siquiera tienes que pedirlo —murmuró.

Julian asintió.

—Entonces ¿Nos vemos en dos semanas?

Romeo no dudó en responder.

—En dos semanas está perfecto.

—En dos semanas está perfecto

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¡Listo! ¡La historia está terminada! ¿Qué tal  les ha parecido esta versión corregida? Yo pienso que aún me quedaron cosas por arreglar, pero se va a quedar así hasta el final de los tiempos  xD.


De todas formas espero que hayan disfrutado de la historia y recuerden pasarse por mis redes para enterarse de cualquier actualización con respecto a mis historias. <3


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Romeo y Julian (LCDVR #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora