Darkia

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 Se marcharon dejándome sola en la sala.
—Ya veo que has reunido a madre e hijo —dijo una voz por detrás.
Me giré y sabía que era el ángel que me ayudó.
—No sabía que era el hijo de Sublatti. Una pregunta, ¿eres Yandak?
—Bueno, ahora que sabes quién soy no hace falta negártelo.
—¡Lo sabía! —exclamé.
—¿Cómo sabías que era yo?
—Porque te pareces mucho a tu hijo.
—Tú te pareces mucho a tus padres.
Me quedé mirándolo extrañada.
—Qué has...
—Ay. Sé que estarás confusa. Yo te conocí cuando eras una renacuaja, el día de tu presentación. El nombre que te pusieron tus progenitores fue Diana. Azazel y tú os conocíais hace demasiado tiempo. Desde que no estoy, él ha cambiado mucho desde que caíste e hizo el trato con ese.
—Entiendo... ¿Por qué no vas a ver a Sublatti? Te extraña. 
—No puedo, Darkia. Mi misión es ayudarte, como se me encomendó. Yo desapareceré cuando hayas cumplido tu deber.
—¿No la quieres, no deseas verle?
—No, no es eso —contestó con una sonrisa—. Lo más importante ahora no son los encuentros, ejecutar las escrituras es prioritario. 
—¿Qué tengo yo que ver con eso? —me crucé de brazos.
—Pues si lees aquel libro que posees, lo entenderás todo. Tú eres ese ángel que uniría de nuevo lo que fue separado. Debo irme, nos vemos.
—¡Espera! —grité mientras iba desapareciendo—. ¿Cómo se llamaban mis padres?
—Se llamaban Narnia y Anwin. No necesitas mis respuestas, búscalas en otra parte. 
Y se fue. Él me había contado parte de mi vida pasada, estando el comandante en ella.  
Salí de la sala para explorar un poco. Sabía que, en alguna parte, estaría el Creador. Recorrí pasillos y salas. Abría y cerraba puertas, sin encontrar nada. Solo me quedaba una, y estaba vigilada por dos ángeles. Era la única que tenía guardias.

"Está ahí. Es esa. Estoy segura de que sí. Tengo que hacer un plan de distracción".

—No puedes pasar. Órdenes del comandante —dijo uno cuando me acerqué. 
—El comandante dice que vayáis a la sala de reunión. Yo me quedaré de guardia.
El que me habló me observó con desconfianza y miró a su compañero. El otro asintió y se fueron. Yo me puse en guardia para que no supieran que era un engaño. Mi idea acaba de empezar.

"Han picado".

Cuando se fueron lo suficientemente lejos para no sospechar, entré cuidadosamente. Pero lo que iba a ver no me lo esperaba. Era una bestia enorme y verde. Se parecía a una persona. Su tamaño y anchura eran más que el de un humano normal.

"Es horrible. Seguramente esa cosa lo pusiera Satanás para que nadie pasara".

Desde donde yo estaba, vi a lo lejos otra puerta que llevaba a algún lado.
Miré a la bestia. Estaba durmiendo. Qué asco daba...

"Si lo despierto y lucho contra eso en mis condiciones, perderé. Será mejor que me vaya de aquí y pida ayuda".

Ese nuevo descubrimiento tendía que hablarlo con Azazel y exigirle explicaciones.

Dirty Angel©(#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora