Mucho después de lo ocurrido, los médicos lograron hallar la cura y despertaron al Creador y Azazel y yo nos recuperamos. Cuando el dios despertó, Azazel, Sublatti y yo fuimos a verlo. Entramos en la sala donde solo los comandantes y sus herederos solo habían pasado.
—Satanás... Siento tu energía...
—Yo no soy Satanás, Creador.
—¿Quién ha entrado entonces? Acércate.
Hice lo que me ordenó. No le veía muy bien la cara.
La sala era pura y se sentía tranquilidad y armonía.
—Vaya... Un ángel oscuro... La leyenda se ha cumplido...
—Me llamo Darkia y soy un ángel caído. Derroté a Satanás y he venido hasta aquí para pedirle algo.
—¿Ángel caído? Mmmm... Interesante. Me has salvado de las manos de ese patán. Al matarlo, sus poderes han pasado a pertenecerte —explicó.
—Creador, sé quién es usted y me dijeron que podía hacer cualquier cosa.
—Efectivamente.
—Quiero que devuelvas la vida al hermano de Ia, John.
Azazel y Sublatti soltaron una exclamación de sorpresa.
—No puedo hacerlo. No está muerto.
Me arrodillé.
—Yo le vi morir...
—Querida servidora, hay cosas que deberías saber. Yo no sólo he creado cosas, también he tenido un hijo. Él es mitad humano, mitad dios, por lo tanto, solo tiene una parte viva.
—¿Cómo?
—Envié a John para que la profecía escrita por Ia se cumpliera. Él se sacrificó en la Tierra y, le devolví la vida. Me pidió que te buscara, pero estaba dormido por el veneno.
—¿John es un dios? Por eso dijo aquello...
—Acertaste. John está en el paraíso. Voy a traerlo aquí.
Agitó una de sus manos y apareció un niño.
—Jo-ohn... Estás aquí...
—¿Darkia? ¡Cuánto tiempo! He estado observándote, eres una gran heroína.
Me acerqué a él con miedo y le di un fuerte abrazo.
—Te echado tanto de menos... Creía que no volvería a verte... Todos murieron...
—Papá y mamá sobrevivieron. Yo también te echado de menos...
Me emocioné soltando unas lágrimas.
—John, a partir de ahora, serás el Creador. Ya es hora de tomarme un descanso. Estoy muy viejo —anunció el Creador.
—¿Qué le pasará? —pregunté.
—Desapareceré para siempre. Pero antes...
Me tocó con unos de sus dedos mi cabeza. Creó un espejo que se situó delante de mí.
—Diana.
Me sorprendí al verme. No era yo. Rocé con mis dedos el reflejo. De pronto, una mano oscura salió y agarró mi brazo.
—¿Eh? ¿Qué ocurre? —quise soltarme, pero no pude. Azazel me intentó ayudar y el monstruo que me apresaba lo repeló.
—TÚ... —habló la sombra. Al contemplar su rostro, pude reconocerle. Diana—. DÉVUELMEME LO QUE ME HAS QUITADO, TÚ ERES FALSA. AZAZEL ES MÍO...
—¡Tú no eres real! Caíste...
—Por su culpa... Yo estoy corrupta... —me cogió de los hombros y tiró hacia ella para llevarme dentro del espejo. Cuando iba a lograrlo, una luz le cegó y obligó dejarme donde estaba.
Azazel se situó a mi lado, protegiéndome con su espada de lo que intentó matarme. Mi pasado, o lo que fuera, atravesó el cristal y vino hacia nosotros. Ella y el comandante se vieron cara a cara.
—AZAZEL... YO
—Aléjate de mí y de ella, no permitiré que te la lleves.
—NO, NO, ¡NO! —su cuerpo fue convirtiéndose en sombra y volviendo de dónde venía—. VOLVERÉ A POR TI, TE DESTROZARÉ... —desapareció por completo.
Respiré de alivio por ello. En el espejo ya no había nada, excepto unos ojos dorados. Volví a acercarme y una palma se asomó. Junté mi mano con la del desconocido, siendo aquel ángel encapuchado. Le forcé a salir, aunque se negó.
—Algún día, Darkia, algún día nos veremos... —habló, ocultándose y rompiendo el cristal.
Todos nos quedamos pensativos. El Creador rompió el silencio para despedirse.
—Darkia, tu deseo ha sido cumplido. Ahora que ya hay dos dioses, supongo que tendré que marcharme. Tal vez, cuando os encontréis ella y tú, Darkia, la verdad sea descubierta. He de pagar un castigo por lo quise hacer.
—¿Dos dioses? ¿Por qué se va? —preguntó Azazel.
—¡Mirad a quién tenemos aquí! ¡El hijo de Yandak! Que grande estás...
—Creador —se arrodilló—. Perdóneme por mi cometido.
—No te preocupes, lo dejaré pasar, a cambio... De que cuides a todos los ángeles, como hizo tu padre. Ni él ni nadie sabe lo que está pasando en realidad... Por mi culpa, muchas criaturas han sido víctimas de mis caprichos...
—Te lo prometo. Lo cumpliré en su honor.
—Eso me alegra. Ahora que los dos nuevos dioses de la creación han sido elegidos, he de marcharme... Darkia, sé siempre tú misma y haz lo que ella dice.
—¡Espera! ¿Quién es ella? ¿Por qué ha alterado los recuerdos de todos?
—Lel... Para protegeros de lo que viene, ahora que las partes de Satan han sido destruidas... Diana volverá y mucho más...
Su cuerpo se convirtió en una luz que iluminó toda la sala, que al rato desaparecería.
—¿Soy el Creador, Darkia? —me preguntó muy alegre John.
—Eso creo.
—Y tú eres el segundo creador, Darkia.
—Lo sé. Pero quiero hacer una cosa que tenía pendiente.~~~
Bajamos los cuatro a la Tierra destrozada.
—¿Por qué nos traes aquí? —dijo Azazel, siendo la primera vez que veía un nuevo mundo.
—La Tierra no debe quedarse así. El Creador antiguo no habría podido reconstruirlo, entonces yo lo haré.
Batí mis alas y volé muy alto. Me paré, extendí los brazos y concentré todo el poder que tenía, aunque no pudiese controlarlo. No había descubierto mucho de él, pero si era el nuevo Satanás, podría hacerlo. De repente, de mis manos salió mucha energía y todo lo destruido fue arreglándose.
Aterricé y fui a donde estaban todos.
—Lo has hecho... —murmuró Sublatti sorprendida.
Estaba como nueva: había vegetación de nuevo, casas, animales... Pero no habían personas apenas.
—Darkia —me cogió la mano John—. Es precioso... Mejor que ese campo... Ahora que soy un dios, cuidaré de todas las criaturas y no les haré daño jamás.
—Me alegra mucho oír eso, pero yo ya no tengo mi poder de dios o casi se me ha agotado.
—Pues yo me encargaré. Esa brecha de ahí no debería estar. Yo la vi abrirse y el principio de lo que ocurrió.
Poco a poco se fue cerrando, viéndose el cielo azul de nuevo.
Antes de irnos, el nuevo dios creó una puerta secreta para acceder al cielo. Pasamos por ella y volvimos.
Todos mis deseos se habían hecho realidad: cielo, Tierra e infierno unidos, el regreso de John, la salvación del Creador... Pero me quedaba una cosa todavía.
Azazel me llamó urgentemente para una reunión privada. Fui con muchas preguntas a la sala de del comandante. Entré y cerré la puerta. Él se levantó del sillón y se dirigió hacia mí.
—¿Qué pasa, Azazel? ¿Ocurre algo malo?
—En verdad, no es nada malo. Sólo quería que vinieras.
—Entonces me voy...
—¡No no no! No te vayas. Tengo una cosa que contarte. Cuando eras Diana, éramos buenos amigos y... La verdad es que estaba enamorado de ti, bueno de ella... Te oculté lo que sentía y no pude decírtelo nunca. Te hice daño, aunque sólo fue un mal entendido. Pero ella ya se ha ido y no volverá... Es confuso, cuando me miré a los ojos por primera vez, me atrapaste...
—Yo... Azazel... Creo que ya sabes la respuesta después de lo que ha pasado...
—Sé que sentimos lo mismo —me acarició la cara delicadamente—. Tú me salvaste de esta soledad y morir por una idiotez. Esta vez no preguntaré, porque me imagino qué dirás.
Acercó su cara a la mía y me dio un apasionado beso. Nuestras lenguas se tocaban y sentíamos el amor del otro. Al separarnos, nos dimos un abrazo.
—Eres parte de mi familia (porque eres hijo de Sublatti), de una manera especial.
—¿Especial? ¡Más que eso! —presumió, típico en él—. Verás, reina de los demonios... Te propongo una alianza, aunque eres la verdadera heredera del cielo, ponerle fin a esta guerra y... ¿me puedes explicar eso del matrimonio de los humanos?
Comencé a reírme apoyándome en su hombro.
—Acepto tu propuesta, "comandante". Matrimonio... Verás, no soy la más adecuada para explicar. Recuerdo que mis padres adoptivos tenían unos anillos de oro que es un símbolo de unión de dos seres para una eternidad.
—Mmm... Entonces, ¿querrías contraer matrimonio conmigo? —tomó mis manos ilusionado.
Le rechacé enrojecida.
—Azazel, para ello necesito tiempo, conocerte. Yo te quiero y me gustas, y...
—Esperaré, he sido muy apresurado. Me encantaría hacer una promesa, aquella que no pude cumplir. Quiero estar contigo para siempre hasta el último de mis días. ¿Recuerdas cómo lo hacíamos? —cruzó su dedo meñique con el mío, sintiendo nostalgia.
Ambos sonreímos por aquel momento tan emotivo.
—Sí, está en mi memoria. Te prometo estar todos los días de mi vida.
Su risa era contagiosa, y notaba mis ánimos por los cielos.
—Me gustaría mostrarte algo. Vamos a dar una vuelta —le arrastré hasta la puerta y la atravesamos para ver el atardecer que tanto deseaba ver por fin.
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Dirty Angel©(#2)
FantasíaDespués de vencer a Satanás y cumplir su venganza, Darkia está muy ocupada con el nuevo reino. Pero ser reina es muy difícil para ella, ya que en las batallas o misiones le impiden ir. Aunque tenga complicaciones, ella quiere cumplir un deseo y, par...