Sublatti

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Después de que Darkia me entregara el libro, el que tanto deseaba Satan, decidí investigarlo un poco por mi cuenta. No sabía cómo lo había hallado ni dónde. Sabía que ese libro tenía algo especial. Nada más verlo, sentí una energía muy rara que desprendía. Fui a mi cuarto y empecé a traducirlo:
—"Érase una vez, en un pequeño universo donde nadie existía, vivían dos dioses. Ellos veían que todo estaba triste y vacío, y decidieron usar su poder para crear...".
Me quedé pensando sobre la historia, lo cual me sonaba mucho.
—Un momento... —seguí mirándolo— ¡Es el libro de la creación! No puede ser... Una humana... ¿Cómo sabía la historia? Imposible... Tengo que investigarlo. Pero no lo haré por ahora.
Primero tenía que cumplir como obligaciones de consejera de la reina. Ella me eligió porque confiaba en mí y sabía que podía ser capaz de tener el cargo. También la sustituía en las misiones como representante, ya que no iba a permitir que fuera. Ella sospechaba que le ocultaba algo, y así era. Pero no pensaba decirle nada, ni era capaz de hacerlo.
Ordené a unos cuantos súbditos que preparan el equipaje. Busqué guardaespaldas y algún que otro brujo por si acaso.
Al amanecer, ya lo teníamos todo preparado. Yo no quería que Darkia viniese, así que hice un plan:
—Atentos a todos —llamé a todos los que iban a ir—. He decidido que la reina no debería venir. Es un viaje arriesgado y peligroso para ella, y he ideado un plan para que no venga. Dentro de tres días vamos a partir. Todos tenéis que fingir que algo sale mal y que atrase el viaje. Si a alguno le pregunta si el equipaje está listo, le diréis que no. Y aviso: que no vaya al cobertizo del equipaje. Pondré a cargo a unos cuantos guardias para vigilar. El día que tengamos que partir, algunos entretendrán a la reina y los otros nos iremos. Si se da cuenta, encerrarla. Ese día la reuniremos en la sala del trono. Cuando la metamos dentro y esté encerrada, dos guardias estarán en la puerta para que no nos siga, ¿vale?
—Pero consejera, ¿eso no es traición a la reina? —preguntó uno de los guías.
—No —negué—. Es protegerla. Ya podéis seguid con lo vuestro. Dentro de nada os reuniré para revisar todo —concluí la charla.
Todos volvieron a su tarea y busqué a un demonio que sabría todo de ese libro.
—Manclat —llamé la atención del demonio más anciano de la reunión, quién era bajito, barbudo y tenía la piel rojiza llena de arrugas. Vestía de una túnica gris que hacía juego con su bigote y el poco pelo que le quedaba. Le conocía desde hace mucho tiempo, pues él fue uno de mis maestros.
—Oh, consejera, ¿en qué puedo ayudarle? —dijo el anciano. Era uno de los más viejos y sabios brujos de nuestra raza. Era experto en magia negra.
—Estaba investigando una cosa y tenía algunas dudas. Es un libro que habla de la historia de la creación. Le conozco y sé que con su sabiduría respondería mis dudas.
—Vaya, vaya —exclamó mientras se acariciaba su perilla—. Pues vamos, enséñamelo. Podemos ir a mi guarida que no está lejos de aquí. Tengo libros e información que nos ayudarán.
—Está bien, Manclat. Espéreme aquí, voy a buscarlo y nos vamos —le dije educadamente.

Antes de marcharme, escuché a mis espaldas:
—¿Cuánto piensas que podrás ocultarlo? 


Dirty Angel©(#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora