No me había percatado del mohín que mi boca dibujaba.
¡Como podía verme tan patéticmente desamparada ante sus ojos!
Era un talento que este chico había desarrollado en muy poco tiempo.
La cercanía de su cuerpo me incomodaba, no era grato, no en este momento, desvié la mirada hacia el piso donde sus Jordán blancas era todo el campo de visión que necesita, mis ojos ardían de ira y coraje, impotencia y una pisca de vergüenza.
-No necesito explicaciones- mi voz era aguda y silenciosa, parecía una pequeña niña cansada de lloriquear. -Porque no me interesa lo que pienses- quería herirlo, quería por una vez sentirme segura al dejar su lado. Mi cuerpo respondió y lentamente extendí la distancia que debería separarnos.
-¡Solo escúchame!- el tono de su voz subió al perder la paciencia. Detuvo mi cuerpo contra su pecho con un brusco movimiento y el miedo me hizo buscar una explicación en sus ojos oscuros. No se había percatado de las lagrimas que se escapaban tímidamente por mis mejillas y la sorpresa de su expresión lo delataba -Yoon Hee, no llores- susurro tan cerca que su aliento tibio rozo mi nariz. -Hare lo que digas, pero no llores-.
-Quiero que me sueltes- su agarre se desato rápidamente, mis piernas descansaron a una altura normal sobre mi estatura, acaricie mi brazo adolorido por la compresión de su puño, y busque su rostro con los ojos llenos de resentimiento.
Esto era nuevo en él.
-Lo siento- dijo arrepentido por su repentino ataque de ira. -Me equivoque, lo que dije fue solo... siento lo que dije, no es lo que pienso- rasco su nuca con nerviosismo y yo suspire cansada de la situación.
-Como sea- baje la vista.
-Espera, necesito que me perdones-.
¿De cuando a esta parte el gran Jimin necesitaba de mi consentimiento?
Quizás mi rostro demacrado causo algún tipo de culpabilidad en él; no quería aquello, ni su lastima, ni su estima, solo quería marcharme de una vez.
-De acuerdo- no mire atrás, parecía haber pedido disculpas para seguir siendo luego un completo imbécil.
Volví al salón donde esperaba un sonriente Tae junto a mi banca, tiempo después Jimin apareció, probablemente con la misma cara de pocos amigos que había usado yo, momentos antes.
Tae parecía tan amable como el día anterior, al parecer los comentarios maliciosos de Jimin no habían causado efecto en su forma de pensar, varias veces resalto lo distraída que me encontraba y rió con mi extraño aturdimiento.
-¿Que harás el viernes?- me detuve en el acto de recoger el morral, sabia el paradero de aquella interrogante, pero se me hacia difícil mentirle a aquellos afables ojos color miel.
-Nada especial- puse el morral sobre mi hombro y tome los libros de la clase siguiente entre mis brazos.
-Habrá una fiesta en casa de Jin de tercero ¿lo conoces?- afirme con la cabeza. Un animal de caza, como no conocerlo, era absurdo. -¿Vendrías conmigo? sera divertido-.
La gente se alejaba a paso rápido del salón, los únicos quietos como polaris éramos yo, Tae y Jimin que dos asientos mas atrás aun se encontraba quieto frente al pupitre.
-Seguro- mi voz fue extrañamente fuerte, parecía querer que retumbara por todo el salón.
¿A que estaba jugando?
Mi respuesta me sorprendió completamente, pero solo sonreí tímidamente antes de marcharme.
El resto de la mañana transcurrió de manera similar, con un Jimin silencioso y expectante que termino por impacientar mi corto estoicismo.
Para cuando sonó el ultimo timbre de la tarde, mi morral y yo prácticamente desaparecimos del salon.
En la parada del autobús, una gran camioneta roja tomo su lugar. Los cristales polarizados bajaron suavemente, dejando ver a un impaciente Jimin.
-Sube- sonrió con amabilidad, pero yo jamás tomaría ese lugar nuevamente. Lo mire con desdén y espere al siguiente autobús. -Te juro que si subes ahora, dejare de molestar luego- suspiro, intente contenerme, pero la oferta era tentadora, tanto que rose las Vans blancas sobre la escabrosa acera e impulse mi cuerpo rápidamente entrando en la gran maquina de metal. Su rostro cambio a una expresión de estupefacción cuando su boca marco una grosera "a" para luego fijar su vista en el frente. -No puedo creer que te desagrade tanto- dijo algo desconcertado, pero muy gracioso para mi sorpresa.
-¿No se supone que los estudiantes no deben usar medios de transporte personales?- cambie el tema de conversación de lo contrario las carcajadas abatirían mi caratula seria y engorrosa, y no podía permitirme aquel acto de confianza con quien se supone me encontraba exasperada.
-No soy un estudiante normal Yoon Hee- parecía orgulloso, su padre el súper intendente Park, era un hombre con varios institutos a su nombre, dentro de los que se encontraba el de la provincia de Ganwong, sin lugar a dudas un excelente empleo que conllevo con ello una relación distante con su esposa y sus, en ese momento, dos hijos. -No hay persona mas bella a kilómetros de aquí- aquello sonó tan cursi y arrogante que desvié la mirada del paisaje escurridizo tras el cristal.
-No puedo creer que hallas dicho tamaña estupidez- de mi boca escapo una sonora carcajada, continuo de Jimin y su extraña risa aguda. -Espera ¿a donde vamos?- la tensión del ambiente había desaparecido pero me mantenía alerta y desconfiada.
-Seguro lo amaras- apretó las manos al volante y subió la velocidad del contador, diez minutos después llegamos a lo que parecía una oscura cerca que escondía tras sus ahusados barandales de metal, un pequeño sendero que irrumpía la gran trama de olmos y álamos que se extendían en toda su holgura.
Abrí la puerta de la gran maquina y salte sobre la húmeda tierra, embobada por el paisaje. Un oxidado y desgarbado pedazo de lata blanco alertaba a los visitantes sobre la cerca altamente electrificada, dude un milisegundo, mis dedos picaban de la curiosidad, dedique una sonrisa nerviosa a mi acompañante, quien observaba atentamente todos mis movimientos.
-¡No... no funciona, cierto!- dije algo excitada, ladeo su cabeza varias veces con una sonrisa en su rostro pareciendo tan feliz como yo. Sin dudarlo, arquee los hilos de metal entre mis manos y cruce la valla sin dificultad, el aire era puro, una mezcla de corteza y frutos de madroño que se distendía en el ambiente. -¡Es hermoso!- contemple la altiva vegetación que se extendía varios metros sobre nosotros.
-Si, lo es- susurro Jimin a mi lado, su rostro perdido en algún punto remoto con aquella expresión graciosa. -Aun no has visto nada- salió de su letargo para tomar mi muñeca entre sus cálidos dedos y caminar sobre el sendero, segado por la densa neblina.
ESTÁS LEYENDO
Dark Forest (BTS: Jimin)
FanfictionEl gran camión de mudanzas había llegado y mamá corría con la vajilla fina entre los brazos. El llevaba zapatillas de deporte y una gorra de beisball sobre la cabeza, caminaba con seguridad a pesar de solo tener ocho años, sus ojos curiosos buscaban...