Tramontana

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Las parpadeantes luces rojas y azules penetraban los velos de mi habitación.

Era una redada, rápidamente corrí escaleras abajo con el pijama de noche y los pies descalzos.

Una fila de autos policiales estacionados en el jardín cubrían el paso.

Jimin estaba siendo esposado y reducido en su propio patio.

Petrificada y muda de la impresión me mantenía aun erguida.

-Diles que yo no lo hice- su afligido rostro estaba completamente ensangrentado y su piel roja de furia-¡¡Diles Yoon Hee!!-.


El grito resonó sobre las paredes de mi habitación.

Solo fue una pesadilla, calme mi corazón furioso con pequeños golpecitos. Inmediatamente la alarma de mi celular marco las siete, y el viento golpeo en mi rostro. 

Había dormido sobre el marco de la ventana toda la noche.

Busque entre la hiedra pero las puertas al otro extremo se encontraban cerradas.

¿Había sido todo un sueño?

Jimin pidiendo que me quedase, su rostro sereno a la luz de la luna, no lo creo.

Los únicos sueños que mi mente me permitía tener eran solo pesadillas, en cambio el recuerdo de anoche solo emitía paz y tranquilidad.

Levante mi cuerpo adolorido por la posición y sentí crujir las primeras vertebras de mi cuello, definitivamente eso dolería mas tarde.

Tome una ducha rápida y observe el vestido blanco sobre las mantas.

Mamá lo había traído por la mañana.

Contemple los sutiles vuelos sobre el dobladillo y los botones plateados exhaustivamente tejidos sobre el cinturón.

Pulcro y delicado, este vestido definitivamente no era yo, las cosas lindas no eran lo mio. 

Sonreí al pensar que no duraría mas de cinco minutos en el bosque sin ser rajado o manchado, solo eso sería digno de ver.

Baje rápido los escalones y recogí el correo bajo la puerta, una carta del renombrado periódico Chosun Ilbo de Seúl, me sentí tentada a ver su contenido pero respete la privacidad de mamá.

-El correo a llegado- tire sobre la mesa los sobres cerrados y ella tendió en mi dirección un tazón de cereales.

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El día se hizo corto y la tarde eterna, una vez que el reloj marco las ocho, mamá se preparaba para la fiesta.

-Debes atar tu cabello Yoon Hee- negué con el ceño fruncido.

Desde pequeña que no ataba mi cabello y no lo haría ahora. Para mí, el cabello suelto era signo de libertad y la libertad lo era todo para mí.

-Ya estoy usando un vestido mamá, no pienso atarme el cabello-.

No era delicada, menos suave, tampoco era una mujer con testosterona, pero definitivamente la palabra señorita no me definía.

-Como quieras- tomo las llaves de la mesita de pasillo y se dirigió al cedan gris con una muy torpe Yoon Hee en plataformas de cinco centímetros. No podía imaginar lo doloroso que los tacones de mamá podían llegar a ser.

Luego de veinte minutos y constantes problemas de viento y arboles, la mansión Hwang estaba frente al camino, si la sequía y la fachada antigua de día eran escalofriantes de noche la hacían aterradora.

Dark Forest (BTS: Jimin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora