La fuerte luz de un techo blanco fue lo primero que divise al abrir los ojos, mi lengua áspera y labios secos rogaban por una gota de agua o algo húmedo que amenizara esta sed. Gire mi cabeza escaneando el lugar, debía haber un vaso cerca, un grifo o un florero en su defecto, pero mi vista divago mas allá de los cristales, era tarde, la débil luz de luna se escapaba entre nubarrones sobre el oscuro anochecer en Ganwong con la silueta de los arboles deprimiendo el lugar, y en esta pálida sala, a un costado del catre los castaños risos cortos de mamá cubrían su rostro cansado.
-Amor- limpio los restos de rímel derramado bajo sus ojos que acentuaban sus incipientes líneas de expresión. Había llorado, lo hacía cada vez que las situaciones se escapaban de su control.
-¿Que ha pasado?- mi garganta estaba seca, he inevitablemente graznaba preocupantemente.
-Anafilaxia, mi pequeña. Tal parece que eres alérgica a los perros- sonrió con cansancio en sus expresiones. Había sido una larga noche para mamá, después de enterarse, que el asma no era a lo único que debía temerle en mi organismo, quien lo hubiera imaginado. -¿Que recuerdas exactamente?- froto sus tibios dedos sobre mi brazo libre de agujas.
-Recuerdo a Hee Ri- las imágenes eran borrosas, asique me tome mi tiempo. -El pastor ovejero de los Lee, y recuerdo... - la voz cálida de un chico - ¡Jimin! ¡Qué ha pasado con Jimin! me ha traído al hospital-.
-Está afuera- indico la gran puerta de metal. - Le he pedido que vaya a casa, pero no se ha alejado de ti en ningún minuto-.
-Quiero verle- espete.
-Seguro mi amor, yo iré por un café, vuelvo en un momento- lo peor había pasado para ella y ahora se veía un poco más aliviada, un poco más, dentro de lo posible.
Peino sus desordenados rizos y acomodo el oscuro chal sobre sus hombros, camino hasta la puerta y por unos instantes me encontré a mí misma, sola en esa gran sala ajena.
Jimin apareció tras la puerta con la misma ropa holgada de casa con la que lo había visto ayer.
-Yoon Hee- sus ojos brillaban irritados y taciturnos. -¿Cómo te sientes?- su cuerpo tenso e inseguro se levantaba por sobre los barandales de mi regazo.
-Mejor, mi garganta quema pero todo bien aparte de ese detalle- sonrió melancólico. Parecía abatido y silencioso. -Perdón- dije entre dientes.
-¿Por qué?- se descoloco por un segundo.
-Por tratar de alejarme de ti- sonrió con la misma expresión de hace un rato, pero sus ojos marrones enunciaban arrepentimiento.
No quería volver a ver sus ojos fríos nunca más. Ahora, esos eran viejos tiempos y extrañamente no los anhelaba.
-Creo que exagere un poco- movió su índice derecho muy cerca del pulgar, indicando una leve cantidad y esta vez sonrió con sinceridad.
-Gracias- había hecho tanto por mí en el pasado que no había tenido tiempo de agradecer sinceramente.
-¿Por qué?-.
-Por ser un gran amigo- sonreí.
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Las semanas avanzaron y la mordedura cicatrizo saludable, el instituto iba con normalidad y la relación con Jimin parecía mejorar. Continuaba siendo un imbécil engreído, pero empezaba a entender cómo tratar con ello.
Min Ji comenzó a salir con Jin, por fin. Después de todo, la chica lo merecía luego de sufrir tantas penurias para conseguirlo.
Todo a su alrededor parecía color de rosas, si normalmente era alegre y jovial, se multiplicaba por diez en este momento.
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Dark Forest (BTS: Jimin)
FanficEl gran camión de mudanzas había llegado y mamá corría con la vajilla fina entre los brazos. El llevaba zapatillas de deporte y una gorra de beisball sobre la cabeza, caminaba con seguridad a pesar de solo tener ocho años, sus ojos curiosos buscaban...