Escarcha

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-¡¿Que crees que haces?!- grite una vez fuera del lugar, ahora la música eran solo sucesivos sonidos graves al aire -¡¿Quien te crees que eres?!-chille con la rabia de una pequeña malcriada.

-¡No discutiré con una borracha!- no parecía feliz, pero yo tampoco lo estaba.

-¡Me estaba divirtiendo!- mi lengua se había vuelto pesada.

-¡¡No!!- rió con sarcasmo mientras tiraba nuevamente de mi.-¡Te le estabas ofreciendo a ese tipo!- y ahí iba de nuevo el tema de la chica lasciva.

-¡¡Tae!!- grite, quería una escusa para escapar de su atención.

-¡¡No me lo menciones, o te juro que volveré a romperle la nariz!!- de pronto su voz sonaba colérica por lo que me limite a respirar y seguir caminando con cierta dificultad. -¡¡Solo mírate!! no importa que sea mi amigo- dijo cuando abrió la puerta de la gran Ford, había soltado mi mano y con ella se había ido el único punto de equilibrio que poseía. -¡¡Lo matare!!- dijo una vez que mi coxis había tocado el suelo, su voz violenta estremeció mi ser. 

Lo había escuchado enfurecido antes, y nuevamente me sentía desamparada con él en ese estado, solo que ahora estaba demasiado ebria como para pensar que tratar de calmar su cólera era una mala idea y nada de mi incumbencia.

-Jimin...- dije gateando por su pecho hasta llegar a su rostro. - ...Tie-enes que calma-arte- tome su semblante entre mis manos obligandole a verme de frente.

Sus gruesos labios jadeaban con fuerza y sus ojos oscuros estaban llenos de vigor.

La cerveza estaba siendo muy peligrosa.

Era inevitable no sentir un cosquilleo ante tal panorama, un deseo culpable paso por mi mente antes de morder mi labio inferior a lo que respondió con un nervioso trago de saliva.

Ya había sentido algo así antes, aquella vez en el bosque.

-Yoon Hee...- su voz fue un susurro y por alguna extraña razón me limite a elevar mis pies hasta su altura. 

Si, esto comenzaba a ser malditamente embriagante. 

Enrosque mis dedos sobre su oscuro cabello y apreté mi agarre a su cuello, los electro choques en mi espina dorsal eran incontables, pero me gustaba la sensación, la cercanía y los gemidos inaudibles, eran en este momento, una deliciosa tortura.

Solo un poco mas, dije para mis adentros, la sensación hipnotizante de su aliento contra el mio, mi corazón palpitando en los oídos y un indescriptible calor en el ambiente. 

-¡Estas borracha!- calco su gran mano sobre mi rostro, haciéndome retroceder contra el automóvil y cayendo en cámara lenta sobre el césped, suspiro pesadamente antes de levantarme entre sus brazos y depositar suavemente mi cuerpo sobre el asiento de copiloto. -¡¡Dios Yoon Hee!! no vuelvas a hacer eso o te juro que no respondo- cerró la puerta y caminó hacia la entrada contraria, la furia había sido suplantada por frustración, y su rostro de niño bueno había optado por una expresión de pocos amigos para referirse a mí.

Estaba demasiado ebria para interpretar sus palabras.

El silencio de la camioneta fue reemplazado por un agudo sollozo, miro sorprendido mi rostro expresivamente angustiado, el sollozo se transformo en berrinche y mis pies buscaban golpear algo, lo mas cercano.

Cansado, froto su nuca y continuo conduciendo.

-Te arrepentirás TANTO mañana- río levemente, mientras parecía divertirse con mi reacción.

-¡Por ahora aprovechare el momento maldito bastardo, estúpido, imbécil engreído!- solté sin dificultad entre sollozos.

Sus ojos nuevamente se habían enfocado en los míos con sorpresa.

Solo quería llamar su atención y en este estado me sentía lo suficientemente segura para decir lo que quisiera.

-Estas excediéndote Yoon Hee- apretó el volante con furia antes de subir la velocidad.

-Eres tan confuso y molesto, un día me salvas y al siguiente me tratas de zorra, luego me muestras tu maldito lugar secreto y me haces sentir como una escoria sin sentimientos- el llanto había terminado y parecía ser que el sueño de tres días en vela había caído sobre mis ojos.

-¡Yoon Hee de que estas hablando!- mantenía el contador en lo alto mientras el paisaje al rededor era difuso.

-Solo eres un maldito bastardo, hijo de puta- pude susurrar antes de caer en un placentero sueño.



Mi boca pastosa y seca era un tema.

De pronto me vi a mi misma admirando el cielo de concreto del salón de invitados en casa, el cual  se encontraba alumbrado por la suave luz del amanecer, el duro futon de felpa se encontraba extendido simulando una cama, mientras un papelero cubierto de vomito se encontraba a mi derecha. Todo decía que había llegado a casa sana y salva, pero aquel instrumental digno de una campaña de guerra había sido implementado por alguien mas, de lo que estaba segura era que aquella noche no me encontraba exactamente en mis cabales.

-¡¡Yoon Hee!!- mamá golpeo en mis oídos con un pequeño grito.

-¡¡Aah!!- grite sosteniendo mi cabeza entre dos manos.

-¡¿Duele?!- parecía furiosa con la vista que ofrecía -¡¡¡Cha Yoon Hee!!!- aquellas tres palabras juntas no presagiaban nada bueno. -¡...ayer... a las cuatro de la mañana!- resalto con sus dedos al viento -¡¡cuatro de la mañana!!- repitió una octava mas arriba -¡el pobre Jimin, a llamado a mi puerta con las ropas cubiertas de vomito y una muchacha ebria soltando improperios al aire!- mis ojos se abrieron como platos.

Los muebles a mi alrededor parecían alejarse lentamente, al parecer este era el famoso efecto tragame tierra.

-¿Jimin?- solo quería saber si no se había confundido, si mis confusos recuerdos sobre él no eran mas que un mal sueño.

-Así es Yoon Hee, nuestro amable vecino Jimin. De aquel chico que vino a buscarte por la tarde no supe mas nada, pero no te preocupes Jimin me ha puesto al tanto de lo que paso- trague saliva. -Que aquel muchacho te ha emborrachado en contra de tu voluntad y obligado a pasar un momento desagradable ¡¡¡por lo que tienes estrictamente prohibido volver a verle!!!- no podía hablar mas fuerte, de lo contrario su aguda voz seria un chillido. -¡Gracias a Dios Jimin estaba allí para traerte a casa! ¡Ganwong no es un lugar fácil jovencita!-. 

Jimin había hundido a Tae en lo mas hondo de las posibles amistades que mi madre considerase en algún futuro para mí, y eso me aterraba, tarde o temprano conocería la ira de mamá y dejaría de ser mi amigo.

A pesar de su gran cólera había preparado el desayuno porque el olor a café invadió la sala de estar, las tostadas recién hechas hicieron crujir mi estomago y estabilizando mi adolorido cuerpo sobre el suelo, camine a paso firme en dirección a la gran isla que servia como biombo estructural de los ambientes.

-Creo que lo mio no son las fiestas- me queje al sentarme sobre el piso blanco, mamá sonrió entre dientes y volvió a su mascara de seriedad.

-Has tenido una iniciación difícil- pareció escavar en los recuerdos de su alocada juventud antes de fijar su atención en la tv.

Era sábado, ciertamente lo era, en los noticieros locales una nueva desaparición en Ganwong ocupaba la pantalla, una muchacha de veinte años originaria de Seúl, que pasaba por la zona fue vista por ultima vez en las inmediaciones de la laguna junto a un grupo de jóvenes locales.

Era esta la cruda realidad de la provincia, secuestro tras secuestro, los culpables eran profesionales en el arte de borrar cualquier huella, cientos de personas atemorizadas por los hechos vivían sus vidas bajo una oscura nebulosa de sospechas y miedos.






Dark Forest (BTS: Jimin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora