-Creo que comenzare a cobrar una tarifa- su voz sonaba divertida, y entonces note que no había soltado la camisa de Mi Kyung hace ya un buen tiempo.
-Lo siento- desenrosque mis manos rápidamente de su cuello y con mis palmas húmedas busque a mis espaldas la pared para no perder mi ubicación.
-No dije que dejaras de hacerlo- me acerco nuevamente y la sorpresa invadió mi cuerpo, esta vez sus manos amasaron suavemente mi espalda, me contraje nerviosa, el tacto había sido suficiente por hoy.
-Estoy mejor ahora- separe mi cuerpo lentamente de su alcance y él se alejo rápidamente.
-Bien- dijo una vez que su cuerpo se estrello sobre cuero, mientras yo me mantenía aun en la oscuridad sin saber donde tocar.
-Mi Kyung- dije mientras mis manos golpeaban los pequeños muebles en mi camino. Una risa aguda se escucho a mi derecha y sentí el ruido de libros, muchos de ellos estrellarse contra el suelo. -¡¡Mi Kyung, por el amor de Dios, ven aquí y ayúdame!!- grite enfurecida, él estaba jugando conmigo.
-¡Oh vamos Yoon Hee no me digas que no puedes ver nada!- dijo antes de moverse rápidamente entre los muebles. -Desde aquí puedo ver claramente tus labios- su tibio aliento roso mi nariz y el espanto me hizo caer sobre mi trasero. La risa aguda se hizo más larga, estaba jugando conmigo, pero no me gustaban esta clase de juegos.
-¡No vuelvas a hacer eso!- dije limpiando mis jeans.
-Lo siento, fue inevitable- tomo mi mano y me guió hasta lo que parecía un cómodo sillón.
-Hoy estas de buen humor- tome asiento sobre la blanda banca.
-No lo puedo negar- dijo de manera juguetona. -Las cosas están yendo bien-.
-¿Qué cosas?- ¿su viaje al extranjero?
-Cosas Yoon Hee, me gusta mantener el misterio-.
-Parece que a todos en este maldito pueblo les encanta mantener el misterio- rió ante mi comentario.
-¿Y qué ha ocurrido?- trague saliva nerviosa, tan solo el recordar la sensación me desestabilizaba.
-De pronto me sentí... mal-
-¿Mal?... ¿Dónde te ha encontrado el Sr Hwang?-.
¡Que quería saber maldita sea, ya estaba aquí!
-En el bosque, sentí que alguien me seguía, y cuando el señor Hwang me encontró estaba aterrorizada-
¿Podía eso callar sus preguntas?
-Y...¿Decidiste que este era un buen lugar para calmar tus miedos?-.
¿Estaba hablando incoherencias? siempre sentía que lo hacía con Mi Kyung cerca.
-Al menos tú estabas aquí- esa fue una buena razón para entrar en la mansión hoy.
-¿Te traigo paz?- sonaba sorprendido. -Entonces no estoy haciendo bien mi trabajo- rió ligero.
-Hmm...- estaba jugando conmigo- creo que ya me he calmado, volveré a casa-.
No sabía en que estaba pensando al creer que Mi Kyung calmaría mis nervios, hoy no parecía él, es más, me recordaba a el estúpido por quien primeramente había corrido por el bosque hoy.
Extendí mis pies sobre el piso y tome lentamente mi marcha.
-Espera- su tibio aliento sobre mi nuca me tomo de improvisto. -Hueles a menta fresca, siempre hueles a menta fresca- parecía que saboreaba mi fragancia y de pronto un escalofrió recorrió mi cuerpo ante sus frías palabras.
-Mi Kyung-el chico busco mi brazo y luego mi mano, y me guió entre los libros caídos por el camino. -Siento si hoy te asuste, al menos el miedo se fue-.
Era cierto, el miedo se había ido a costa de mi coraje.
-Más que eso, me has incomodado-.
-Lo siento, no volverá a pasar- golpeo levemente con su palma mi nuca y abrió la puerta para mi.
Salí del lugar no sin antes darle un rápido y torpe golpe sobre su hombro, como a un buen dongseng, en realidad el chico era un año mayor, pero siempre me sentí mayor, con la soledad y su vida en el extranjero poco y nada sabía de la oscura y triste vida en Ganwong.
*************************
El otoño comenzaba y con ella los pájaros emigraban, las hojas caían, mamá publicaba su gran entrevista y los cien años de Ganwong se celebraban de forma lúgubre.
Las actividades al aire libre habían sido disueltas, nadie tenia ánimos de celebrar. Solo quedaron en pie las fiestas de alta alcurnia, aquellas donde los dueños de los negocios más importantes de la zona renovaban sus acuerdos o generaban otros nuevos, en conclusión, no eran fiestas las que se llevaban a cabo, sino grandes reuniones disfrazadas con champagne y música clásica de fondo.
-El señor Hwang me ha invitado- mamá mecía el boleto dorado al viento, como todo un trofeo, ahogue mi sorpresa en un vaso de agua.
-¿Iras a esa fiesta?- era la idea más descabellada que había escuchado. Habría grandes magnates y gente codiciosas allí, definitivamente mamá no combinaba en ese lugar.
-Iremos- me miro con diversión y yo negué aun con el arroz en la garganta.
-No, definitivamente, no- me cruce de brazos y deje mi cena a un lado.
-Vamos hija, será la presentación en sociedad de Mi Kyung- ya no tenía nada en la garganta, aun así continúe atorándome, esta vez con mi propia saliva.
-¡¿Qué?!- definitivamente el señor Hwang se había vuelto loco.
¿Porque esconder a su hijo por tanto tiempo si en algún momento lo presentaría en sociedad?
-En realidad- dejo el boleto de lado y tomo asiento en el banco contiguo. -El señor Hwang me ha dicho que te diga aquello, pero ningún otro invitado de la fiesta sabe sobre este asunto- sonrió orgullosa de ser la primera en recibir el chisme. -Entonces hija... que dices... ¿estarás allí para ser un apoyo moral para Mi Kyung?- justo en el corazón.
-Bien- dije sin ganas.
**************
La hora de dormir se acercaba y por primera vez en mucho tiempo, las estrellas podían verse desde mi cuarto. Una vía láctea completamente visible se extendía por el cielo y la luna llena bañaba claramente los objetos a contra luz.
Mis ojos divagaron entre la hiedra empinada.
Él estaba allí, encorvado sobre el alfeizar de la ventana con los brazos desnudos rodeando la madera y acunando su rostro.
Se veía tranquilo, como no lo había visto en mucho tiempo.
¿Habrá tomado sus medicinas? aquella pregunta divago por mi mente.
Estaba tranquilo y en paz, mi presencia solo haría incomoda las cosas, nada había cambiado entre nosotros desde hace un buen tiempo.
Saque mis manos del marco de la ventana y lentamente me adentre en la habitación.
-¡¡No te vayas!!- su voz resonó contra el viento.
Claro que había notado mi presencia, era Jimin, quien podía ver caer una persona a un acantilado desde un auto en movimiento, todo en medio del bosque.
-Solo quédate un poco mas... por favor-.
Por primera vez en mucho tiempo me había dirigido la palabra, pero no estaba enojado, ni avergonzado conmigo.
Estaba pidiendo que me quede, entonces me encontré a mi misma dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de opacar en algo su dolor.
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Dark Forest (BTS: Jimin)
FanfictionEl gran camión de mudanzas había llegado y mamá corría con la vajilla fina entre los brazos. El llevaba zapatillas de deporte y una gorra de beisball sobre la cabeza, caminaba con seguridad a pesar de solo tener ocho años, sus ojos curiosos buscaban...