Céfiro

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-Has tardado más de lo que creí- era cierto, un toque de culpabilidad sacudió mi mente, hace más de una semana había prometido que lo vería de nuevo, pero no parecía dolido, por el contrario, su tono de voz no transmitía emoción alguna.

La oscuridad de la sala era avasalladora aunque no absoluta, aun podía discernir las sombras de sus movimiento agiles entre los muebles de la habitación.

-¿Que te trae por aquí hoy?- no había amabilidad en sus palabras, ni condescendencia como la última vez.

-Has tenido un mal día- camine lentamente, la oscuridad me volvía precavida. -Yo he tenido una pésima semana- suspire con cansancio, advirtiendo que nada estaba bien en mi patética vida y que no estaba disponible para un estúpido berrinche de niños pequeños.

-Lo siento- se contrajo desde el asiento que ahora había tomado, frente al sillón de cuero fino, un pequeño piso relleno de esponja. -El señor Hwang a veces, me hace enojar-.

¿Era esa la forma de referirse a su cuidador?

Ante más tiempo pasaba allí, mas crecía mi curiosidad ante su extraña relación.

-¿Tu perdiendo los estribos?- su voz, su voz era mi único referente y con ello en mente podía declarar que no había escuchado antes una voz tan controlada y serena en una persona.

-Ríete- amenazo, aun sin alma en su tono.

-Lo siento ¿porque han peleado?- tome asiento frente a él, aun tan cerca solo su brillante cabello y algunos rasgos delicados se distinguieron a contra luz.

-Me enviara lejos, muy lejos de aquí- ensimismado, su mirada bajo a la altura de sus rodillas.

-¿El decide por ti?- no podía obligarlo si él no quería, o al menos eso pensaba yo.

-Él vela por mi Yoon Hee- dijo en un tono, en el que parecía haber dicho la cosa más estúpida del planeta. -Le debo la vida- no sabía si había admiración o rencor en esas palabras.

Mi Kyung era un completo misterio.

-Entonces, solo debes negociarlo- solté en un murmullo. -Si es inevitable, entreguen algo a cambio, así los dos saldrán ganando- parecía una buena forma de trazar.

Sonrió en mi dirección, al parecer eran las primeras palabras que habían gustado de mi esa tarde.

-¿Has tenido una mala semana?- se relajó sobre el pequeño piso bajo sus piernas. -¿Que ha ocurrido?-.

-No quiero hablar al respecto- no lo hacía, no quería hablar con Mi Kyung sobre mis nuevas andanzas de zorra ofrecida, como había tildado mis acciones de la madrugada del sábado anterior. - Mejor hablemos de un nuevo libro, algún otro que te guste-.

-No quieres hablar conmigo pero yo debo contarte todo- analizo la situación, su tono de voz controlada había vuelto.

-Quieres explicaciones, pero yo no he visto ni siquiera tu rostro aun- sonrió.

-Buen punto ese- saco de una repisa un pequeño libro que extendió en mi dirección, con dificultad lo estreche entre mis manos.

-Je... Jekill... and...- nunca había sido buena con inglés y la oscuridad le agregaba una buena cuota de dinamismo a mi torpeza.

-El extraño caso del Dr. Jekill y Sr.Hide- interrumpió mi patético intento por leer la caratula en la oscuridad del lugar. -Lo conoces ¿no? es muy famoso- asentí con orgullo.

Los títulos sobre sus estantes eran leña de otro costal, una selección de recónditos lugares del mundo, que me hacía sentir pequeña e ignorante del exterior, siempre supe que había vida tras los arboles de Ganwong, pero nunca me sentí en la necesidad de averiguar cosas no concernientes al misticismo de la geografía de este lugar, y cuando el título del libro se me hacia vagamente conocido comenzaba a sentirme un poco más conectada con el chico frente a mí.

-La dualidad del ser humano y el enfoque en su naturaleza malvada- era el punto central del libro, lo había escuchado en clase de literatura.

-Exacto- sonrió satisfecho de mi respuesta- ¿Qué piensas Yoon Hee sobre la naturaleza malvada del ser humano?-.

-Que nos lleva a hacer cosas malas- mi mente divago inevitablemente entre las constantes muertes en el pueblo, a manos de "La naturaleza malvada de algún ser humano".

-¿No te parece que la negación de este lado del ser, nos lleva a hacer esas cosas horribles?- la conversación era de su total agrado, lo sabía porque su voz sonaba melódica. -Dime Yoon Hee ¿Porque la gente se siente aterrada de lo que sus deseos podrían causar en sus conductas?- de pronto las imágenes de sábado anterior, retumbaron sobre mi mente como una ráfaga continua de eventos desafortunados, Jimin había perdido el control conmigo y yo con él, pero a diferencia de mí, él se había arrepentido completamente.

-Porque luego podría no gustarle lo que ven de sí mismos- dije en un susurro recordando la espalda encorvada de Jimin en un extremo de la cama, con las manos cubriendo su afligido rostro, también recordé las puertas francesas abiertas y el sillón implementado como una cómoda cama.

Los problemas y traumas de Jimin estaban fuera de mi alcance, no se trataba de mí solamente, entonces recordé su voz quebrantada.

Quiero que sepas, que nada de esto fue tu culpa

Jimin y la lucha con sus demonios interiores calaron como cristales rotos en mi interior, todo era tan jodidamente retorcido que el peso del mundo cayó sobre mis hombros, la naturaleza de Jimin era un completo misterio, no solo para mí, podría jurar que nadie en su puto mundo popular podía describirlo sin sentir que no lo conocía por completo.

-Me gusta como piensas Yoon Hee- Mi Kyung irrumpió mis pensamientos. No me encontraba en este lugar por ahora, no mentalmente.

-Me gustan tus libros- intente unir mis pensamientos a mi cuerpo y volver a la sala donde me encontraba.

-Definitivamente, tranzare mi viaje con el Sr. Hwang- se levantó del pequeño piso chato y sus mocasines brillantes retumbaron sobre el piso del salón, se veía elegante, con un traje de gala sobre su cuerpo, puso las manos en los bolsillos del pantalón levantando las solapas de su chaqueta. -¿No te gustaría ver mi rostro?- tomo un nuevo libro sobre el estante, sus palabras sonaban casuales, pero sabía que en el fondo estaría rompiendo una importante ley para vivir bajo ese techo.

-Por ahora no es necesario- su sombra se detuvo por completo, mis palabras parecían causarle gracia, su risa fina y aguda me recordó a Jimin y parecía que mi mente aún estaba en otro lugar.

-Entonces quiero verte otra vez- cerro el libro sobre sus manos.

¿Había sopesado la idea de volverme a ver de acuerdo a cuanto respetaba su espacio privado?

Intente ignorarlo.

Este chico necesitaba compañía, más de lo que yo necesitaba una distracción de los acontecimientos recientes.












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Dark Forest (BTS: Jimin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora