Suicidio, era una palabra que nunca había pasado por mi mente. La cobardía de una decisión así, me asustaba a tal punto de no querer tocar el tema y Jimin había pronunciado aquellas palabras como una consecuencia de mi actitud indiferente para con los demás.
Un ligero retorcijón en el estomago me hizo estremecer, y es que al parecer, sostenía una percepción hacia mi persona, totalmente herrada.
-Que quieres decir- mi voz no transmitía sentimiento alguno.
-Solo digo...- parecía haber entendido mi estado de humor.-...que aquella tarde junto al risco, parecía que habías acabado de intentar aquello- él solo era sincero, pero su sinceridad estaba volviéndose en un trago amargo que bajaba lentamente por mi garganta.
-Nunca he pensado en el suicidio- dije con una sonrisa entre labios, sentí la extraña necesidad de consolarlo y calmar sus miedos al respecto. -Ni una sola vez-.
-Eso...- buscaba en mi rostro algún rastro de falsedad. -Eso es un alivio- descanso sus hombros tensos por la escena. Su confort pareció ser tan sincero que me hacia preguntar que locas ideas imprudentes tenia sobre mi persona.
-¿Piensas mucho en tu hermano?- debía responder tambien a mis preguntas, era un asunto de dar y recibir.
-Todos los días- dijo sin pensarlo dos veces, su humor había mejorado notablemente. -Por las noches, aun siento su presencia junto a mi- sus dedos volvieron a jugar con la larga tira de poliéster. - Yo no ... por ese motivo... no soy un gran fanático de los cuartos de dormir- mi respiración pareció detenerse, sus palabras habían despertado la curiosidad, me perturbaba que aquella mirada altanera padeciera problemas tan profundos y existenciales.
-¿A que te refieres? ¿Tus puertas se mantienen abiertas?- el rió de forma amarga.
-Mmm...- parecía nervioso pero dispuesto a responder mis interrogantes. -No solo eso... las habitaciones cerradas no son lo mio y...- suspiro pesadamente -... no descanso como la gente normal Yoon Hee, no he usado una cama en años, yo prefiero los sillones duros e incómodos, de esa forma duermo poco y evito soñar-.
Era un precioso día, las nubes habían dejado ver la fuerte luz del sol que bañaba los espesos mimbos de bruma, el paisaje era supremo, una clara pintura en movimiento, con arcos ópticos que se encaramaba a las copas de los arboles lejanos con todos los cromas que podían existir.
-Es hermoso- dijo con sutileza, para cuando miro mi rostro las lagrimas caían lentamente por mis pómulos, me había perdido en su confesión, a tal punto que no fui testigo del fenómeno sobre el lago que tanto había esperado. -¿Porque lloras?- dijo confundido posando las tibias yemas de sus dedos sobre mi mejilla.
-Lo siento- aparte rápidamente mi rostro de su alcance y con el dorso de la manga del polo limpie los restos de sal sobre mis pómulos.
-No lo hagas...- dijo casi en un murmullo mientras empuñaba la mano rechazada momento atrás. -No me gusta verte llorar-.
Las gotas de lluvia sobre el tejado parecían en calma hoy, no había rastros de tormenta, o tifones vecinos, solo el pequeño zumbido del agua contra las latas, mientras la oscura habitación se volvía borrosa, dejándome caer en un profundo sueño.
La oscuridad sobre la sala era absoluta, a pesar que del gran ventanal se distinguiera un blanco turbador afuera, mi cuerpo dolía, y la movilidad era prácticamente imposible. Por el contraste de luces pude discernir un espeso liquido saliendo de una fisura sobre mi estomago, por alguna extraña razón no sentía dolor.
Los pasos sobre la madera se hicieron mas fuertes hasta detenerse sobre el flamante umbral de la ventana, un cuerpo a contraluz mostraba una silueta masculina con una fina daga entre los dedos.
-¿¡Quien eres?!- el miedo recorría mis entrañas, sus movimientos eran suaves y sigilosos, como un gato de caza, camino en mi dirección mientras desprendía un aura atemorizante.
-Seré quien tu quieras- una voz joven salió de sus labios que se doblaban en una tétrica sonrisa. -Dime...- se arrodillo sobre el piso y deposito sus gélidas manos sobre las mías dejando a un costado el arma. -¿Quien quieres que sea hoy?- su voz prudente y fría hizo que mi cuerpo se contrajera, en una especie de miedoso y cauteloso reflejo involuntario.
-Él- no parecía saber lo que mi boca pronunciaba, pero sonaba tan firme y necesitada como si estuviera esperando hace mucho tiempo aquella pregunta. -Quiero que seas él-.
La estridente alarma anunciaba que era tiempo de levantarse pero las sabanas se pegaban a mi sudoroso cuerpo, los espasmos no habían desaparecido, y aun despierta mis extremidades podían sentir el miedo que producía aquel extraño.
-¡Llegaras tarde cariño!- grito mamá desde el primer piso mientras yo luchaba por encontrar mi cordura, el asma amenazaba con aparecer, y mi pecho se comprimía con fuerza, las respiraciones eran cortas y pocos efectivas y un sonido silbante escapaba de mis pulmones.
Llena de temor y sin fuerzas, tome de la mesita de noche el pequeño inhalador entre mis manos y con torpes movimientos agite su contenido, para luego depositar sobre mis labios, la Tarbutalina que rápidamente causo efecto en mi organismo, dilatando mis bronquios, permitiéndome respirar hondamente y llenado mis pulmones de oxigeno. Mi cabeza comenzó a pensar con mas claridad, y mi cuerpo lentamente parecía colaborar en la tarea de levantarse.
¿Eran estas las consecuencias que solo un sueño podía provocar?
Agradecí a mis ancestros que mama no allá estado presente, de lo contrario las excursiones al bosque habrían quedado completamente prohibidas.
Bañe rápidamente mi cuerpo y con el pulcro uniforme gris del instituto puesto, corrí hasta la mesa.
-Te he dicho que llegaras tarde- mamá deposito un gran bol de arroz frente a los acompañamientos que extrañamente esa mañana redoblaban la cantidad. Parecía no haber escuchado ni notado nada extraño en mi.
-¿Alguna fecha especial?- dije mojando los palillos entre mis labios antes de devorar las mil y un delicias frente a mis ojos.
-¡Tengo una excelente noticia!- unió sus manos sobre su pecho, parecía emocionada y nerviosa ya que la comisura de sus labios temblaba con ansiedad.
-¿Noticia?-.
-El señor Hwang ha aceptado la entrevista- no me imaginaba a el señor Hwang y mamá charlar tranquilamente mientras conversaban de sus sueños e ilusiones, era ridículo de solo imaginar.
-¡¿Como lo has hecho?!- estaba sorprendida, era espeluznante el gran poder de convencimiento que mamá tenia sobre las personas.
-Solo a devuelto una de las mil llamadas que he realizado a su mansión- parecía orgullosa de su faceta psicópata, mientras sus ojos brillaban con el poder de la dicha que solo el trabajo le proporcionaba.
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Dark Forest (BTS: Jimin)
FanfictionEl gran camión de mudanzas había llegado y mamá corría con la vajilla fina entre los brazos. El llevaba zapatillas de deporte y una gorra de beisball sobre la cabeza, caminaba con seguridad a pesar de solo tener ocho años, sus ojos curiosos buscaban...