Capítulo XIV

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Me levante de la cama evitando que Sam despertara, me dirigí al baño y me tome una ducha un poco larga, tenía que pensar y el agua caliente ayudaba mucho.
Después de un rato salí del baño y mire a la cama. Sam no estaba ahí, se había ido mientras me duchaba.
Suspire y me puse mi ropa, entregue la habitación y decidí ir a mi casa a cambiarme de ropa.

La mansión estaba tranquila y cuando entre ahí estaba Sam, sentado en un sofá leyendo. Al verme dejo el libro en la mesa y me dio una cálida sonrisa.

— Hola sensei — dijo sonriendo.

— No soy tu sensei — le dije acercandome y sentándome al frente de él.

— Di lo que quieras...para mi lo eres — dijo muy seguro de sí. — ¿Verdad sensei? —

— Solo me utilizado para tu diversión — lo miro con el ceño fruncido.

— Ahora creo que me debes algo sensei — rió un poco al parecer había recordado que le había dicho que le daría algo. — Quien sabe tal ves no te utilizó y realmente me gustas — dijo esto último muy serio.

— No te debo nada porque desapareciste — intento evadir ese tema. — No te creo — miro hacia otro lado y me cruzó de brazos.

— Sensei te amo, te amo, te amo, lo diré las veces que sea necesario para que me creas — decía totalmente serio, me sorprendí pero decidí evadirlo.

— Asahi te matara ¿lo sabes? —

—¿Acaso la muerte es tan mala? ¡No lo creo...! la verdad no me importa morir...si es por ti ¡está bien! — sonríe y lo miro de reojo — Yo podría estar muerto en un segundo, todo es tan....frágil. —

— Fuertes declaraciones Sam, por favor... ¡no hables así!—

—Te amo baka...sólo aceptalo y ya... La verdad ¿cuando empecé a ser tan débil? — se preguntaba a si mismo rescotandose hacia atrás.

—¡Tu amor es raro! Pienso que solo me quieres para que te divierta, nunca me has
demostrado otra cosa. — ya me estaba confundiendo con sus palabras, no puedo creer que él este diciendo esas cosas.

—Te amo porque ya no se que otra cosa hacer contigo. Te he extrañado, te he buscado, Te he odiado; y siempre acabó amándote.— dice como si fuera algo irónico.

— Pero yo no he hecho nada para que me ames tanto, te mereces alguien mejor que yo —

— ¿Acaso el amor pide condiciones? El amor es una mierda y desgraciadamente ya caí en esa desdicha. A mi no me importa que tu no me Ames... ¡ese es tu problema! El mío es que yo te amo y me basta. —

—Pero pensé que te habías enamorado de Deru hasta te ibas a casar con él. — lo mire fijamente.

— No me lo recuerdes...ninguno de los dos estaba enamorado del otro...aveces debes aceptar a quien te haga sonreír y no a quien ames de verdad. — frunce el ceño al pensar en Deru, me mira con algo de nostalgia.

—Tú me rechazaste cuando te dije que me gustaba—

—No lo hice...¡jamás te dije que no! sin embargo...nos separamos, conocimos nuevas personas y ese amor que tenías se quedó en el pasado. —

—Pues tu solo decías que me odiabas y cuando supe que te casarías decidí alejarme —

— Quieres que te recuerde la frase  “del amor al odio sólo un paso". — me miro fijamente — Antes de que decidiera casarme ya estabas con Asahi...te veías tan feliz...que sólo pude fingir una sonrisa e intentar amar a alguien más... fue algo egoísta lo sé... Pero era tu sonrisa lo que más me gustaba de ti. — sonrió y se puso de pie sentándose a mi lado.

— Debo confesarte que si me gustabas y creo que aun me gusta no se que clase de gustar es pero si me a traes, pero también amo a Asahi y ¡estoy seguro de eso! — le acaricie el rostro suavemente.

— Lo se y no intentó alejarte de él,  eso me haría sufrir y tu no estarías feliz...pero sabes una cosa...realmente duele. —

—Ya me confundí que le estoy buscando la quinta pata a un gato cojo — suspire sin saber que hacer.

— No Te preocupes tengo la esperanza que por las noches, pienses en mi, al menos un segundo antes de dormir; es algo tonto, después de todo yo sigo esperando que tu corazón lata sólo por mi — sujeta mi mano que le acaricia el rostro. — ¿Sabes...? No he podido olvidarte, y si lo hice no fue lo suficiente... El olvido tiene buena memoria cuando quiere. —

—Recuerdame darte algo mas tarde que ahora debo salir — le dije poniéndome de pie.

—No lo haré...eso depende de ti...si es que en ese entonces todavía te acuerdas de mi. Esta conversación termina ahora ya no hay más que decir... — bajó la mirada al suelo para ocultar su tristeza.

— Como quieras — le dije y salí de allí.

Todo el día me la pasé pensando en lo que Sam me había dicho, me era un poco difícil creerlo aún pero no dejaba de darle vuelta al asunto.

Suspire mientras estaba tomando unos tragos con unos amigos. Me tenía que olvidar aunque sea por un momento de ese asunto.

Estábamos en un bar, todos hablaban de un lindo chico que habían conocido, decían que era un chico muy guapo que desde que lo ves dan ganas de querer violarlo.
— El chico se llama Irving — dijo Ramón con una sonrisa mientras tomaba un trago.

— Es súper lindo, eso debería ser pecado — exclamó Héctor de manera pervertida.

— Ustedes hablan de un chico que yo no conozco ¿qué clases de amigos son que no me lo presentan? —  les dije de manera dramática y todos comenzaron a reír. — ¿es mas lindo que Axel? — pregunté con curiosidad mirando a Axel que estaba sentado frente a mi.
Axel es un chico muy mono, parece todo un niño pequeño con su hermosura y su manera de ser. Era el mas querido entre el grupo de amigos, todos cuidaban de el ya que era tan lindo.

— No hay nadie mas lindo que Axel — Dijo Facu abrazando a Axel. Todas dijeron que era cierto.
Mire a Facu y me guiño el ojo. El era tan coqueto y bastante guapo. Tenía un cuerpo bien formado, nos hemos acostado algunas veces y es todo un uke lascivo, nunca estas satisfecho, siempre pide más y más ; algo que me vuelvo adictivo a él.

Desde que conocí a Asahi no he estado con él. Hablamos muy seguido, me dice que me extraña pero he tratado de controlarme. Las tentaciones no dejan de aparecer una tras otra.

Los chicos llamaron a Irving para que fuera al bar, todos estaban emocionados pero yo un poco más. Cuando entro al bar Ramón me hizo señas de que era él. Lo mire y era justo como lo habían descrito solo que le falto decirme de lo pervertido que era.

Me acerqué a hablarle,  él fue muy amable conmigo desde el primer momento. Le invite un trago y acepto. Todos los demás chicos nos miraban desde la mesa. De seguro querían ver que tal me iba con el chico nuevo.

Después de unos cuantos tragos y unas horas conociéndonos, hablando de perversiónes y unas cuantas caricias indiscretas entre ambos decidimos irnos del bar a un lugar mas privado.

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