Capítulo XXX

456 36 2
                                    

-¿Cómo se lo diré? - pregunta Daiki a su amigo mientras toman un café.

- Creo que normal, no es tan difícil ¿o si? - le responde con una risa divertida.

- Como tú no tienes que preocuparte por eso, crees que es sencillo - suspira desanimado - ¿y si me dice que no? - cuestiona y apoya su cabeza en sus manos.

- ¿Acaso eres tonto? ¿Después de todo lo que han pasado crees que se negará? En definitiva estás pensando demasiado. - dice Eiichi algo irónico.

- Creo que tienes razón, mejor le pregunto a Sam directamente - sonríe y se intenta preparar mentalmente.

- Buena suerte - ríe y se pone de pie - Me cuentas mañana como te fue. - dice y le toca el hombro a Daiki en forma de despedida, Daiki asiente y Eiichi se retira.

Daiki se estaba preocupando de más, decidió olvidar el asunto y volvió al trabajo. Después de terminar fue directamente a La Mansión. Se sorprendió que al llegar no vio a nadie. Todo estaba en silencio. Era raro que no hubiese nadie pero al parecer se confabularon para desaparecer todos el mismo día.

Daiki entró en su habitación y se dio un baño, se vistió para salir ya que quería ir a su casa, tenía varios días sin ir aunque nadie lo esperaba en ese lugar, le gustaba ir cuando quería estar solo. Salió de su habitación con las llaves de su auto la cual puso en el bolsillo del pantalón. Al llegar a la sala de estar se quedó pasmado al ver a todos reunidos. Inmediatamente todos lo voltearon a ver cuando él se acercó.

Sam sonrió al ver a Daiki y se acercó a él, le dio un pequeño beso a su amado en los labios.

- ¿Qué tal tu día amor? - pregunta Sam con una sonrisa de felicidad, cosa que hacía mucho que Daiki no veía.

- Ahora que te veo diría que muy bien - le responde abrazándolo por las caderas. - Cuando llegué parecía que no había nadie en La Mansión, me sorprendí cuando los vi - ríe un poco y mira a su alrededor - ¿Qué celebran? - pregunta curioso viendo a todos con copas en las manos y una decoración como si alguien se fuera a casar.

- Aun no celebramos nada, dependerá de ti la celebración - dice separándose un poco de él, saca de su bolsillo una pequeña cajita negra y de repente se arrodilla.

La expresión de Daiki se puso de fotografía, estaba totalmente sorprendido porque ya sabía lo que venía después. No aleja su vista de Sam, su corazón se acelera y trata de disimular su felicidad que se desborda.

- ¿Te quieres casar conmigo? - pregunta Sam con una sonrisa, arrodillado y con una anillo en su mano levantada pasándoselo a Daiki.

Daiki le sonríe lo sujeta de la mano y lo atrae hacia él, toma el anillo que Sam le pasaba y unió sus labios con los de él.

- ¿Eso es un sí? - le susurra en los labios Sam correspondiendo al beso, mientras sentía que su corazón se elevaba y temía que se cayera por la respuesta que iba a recibir.

-¿No crees que esa propuesta la debía hacer yo? - pregunta con una sonrisa abrazando a Sam por las caderas.

- Es lo mismo que yo o tú haga la propuesta ya que ambos somos chicos, yo era seme y te amo. Además si espero que me lo propongas tú, jamás nos casaremos - ríe con esto último.
Todos estaban intrigados esperando la respuesta de Daiki que tardaba en llegar.

- ¡Sí! - exclama con una sonrisa, con su mirada fija en Sam. - Acepto casarme contigo- dice y todos aplaudían y gritaban feliz.

- Pensé que no aceptarías - dice aliviado - Gracias - se abalanza sobre él abrazándolo con fuerza.

- No sé porqué pensabas que no aceptaría ¿Por qué pensabas eso? - le pregunta en un susurro al oído correspondiendo al abrazo.

- Porque te ibas a casar con Asahi y pensé que no ibas a querer casarte conmigo, es una razón tonta, lo sé, pero estaba asustado por eso. Me alegra que no haya sido así. - responde Sam sintiendo como se relajaba completamente en los brazos de su amado.

Daiki se separó de él, le tomó de la mano y le colocó el anillo en su dedo anular. Sam cubrió su boca con su mano libre para ocultar la felicidad que se le desbordaba por los poros.

La algarabía de todos los que los observaban no se dio a esperar, todos fueron felicitándolos uno por uno y preguntando cuando sería la boda.

Sam miró a Daiki como haciéndose la misma pregunta, no sabía cuando sería pero quería que fuera lo más pronto posible. Estaba ansioso por casarse con su amor que si fuera por él se causarían en ese mismo instante.

- Si fuera por mi me casaría ahora mismo - dijo Daiki a lo que Sam puso los ojos en blanco al escuchar eso, se sorprendió ya que eso estaba pensando.

- ¡No! Hay muchas cosas que preparar, la boda será en una semana - Comentó Kury sujetando a Sam de una brazo - Así que Daiki, no verás a Sam hasta entonces - su rostro mostró una sonrisa perversa, iba a disfrutar la desesperación de ambos por no poder verse por 7 días.

Sam se quejó pero de nada sirvió, no tenía ni voz ni voto en estos momentos, Daiki no dijo nada ya que sabía que era inútil, solo suspiró sentándose en el sofá rendido. Cual cosa que hiciera seria inútil contra Kury y los demás que iban a planear la boda.

- Tranquilo Daiki, haremos una gran despedida de soltero - dijo Kou con una sonrisa palpándole la espalda a Daiki.

- Si que ayudas a subir los ánimos - bufo Daiki y solo pensaba en que no volverá a ver a Sam en unos días, para él eran muchos.

- Tranquilizate, solo serán pocos días, pasará muy rápido - comenta Kido dándose cuenta de la preocupación de Daiki - aunque sabes que Kury lo hizo a propósito - comienza a reir ya que sabe muy bien las intenciones de Kury.

- Estos días serán horribles - dice Daiki y se levanta - me iré a mi habitación, buenas noches - de retiró de la sala y al llegar a su habitación encontró una nota sobre su cama, la tomó y se sorprendió al leer lo que dice.

- Te espero en la azotea, después que todos estén dormidos, Sam - leyó y sonrió.

La MansiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora