Capítulo XXIII

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Ya estaba oscuro, el sol se había ocultado y Daiki estaba en su habitación tendido en la cama. No había visto a Asahi en todo el día pero pensaba que era lo mejor no verlo, su cabeza no dejaba de pensar en Sam y eso lo tenía preocupado.

Salió de su habitación y se dirigió al jardín donde se iba a encontrar con Sam. Estaba nervioso, no sabia como debía actuar delante de Sam pero debía calmarse. Suspiró profundamente y pudo divisar a Sam sentado en una banca mirando al lago. Se acercó y se sentó a su lado.

Ambos se miraron y no dijeron ni una palabra, cada uno se perdía en la mirada del otro. Ambos tenían muchas cosas que decir pero a la vez no querían arruinar aquel momento que no eran necesarias las palabras para decirse lo que sentían uno por el otro.

- Y... Yo solo quería despedirme - Rompe Sam el silencio conteniendo las lágrimas que amenazaban con salir. - No se si volveré a verte de nuevo - dijo con un hilo de voz.

Daiki no sabía que decirle, sabía que sería egoísta de su parte si le pidiera que se quedará. A pesar que sabía que amaba a Sam no podía decírselo ni estar con él. Pensaba en Asahi, a pesar de que ya había engañado a Asahi con otros chicos, sabía que Asahi lo quería y no podía hacerle eso y menos con su sobrino.

Sam no pudo contener mas las lágrimas al ver que Daiki no le decía nada. En su interior rogaba para que él le pidiera que no se fuera, que le dijera que se quedara a su lado, pero no hubo palabra ninguna.

- Soy un tonto, como me pude enamorar de alguien como tú. - dijo Sam rompiendo en llanto, se lanzó en los brazos de Daiki abrazándolo de su cuello. Daiki le correspondió con la misma fuerza lo cual hacia que el llanto de Sam fuera mas fuerte por el dolor que sentía su corazón.

Daiki no podía creer que él podía sentir ese sentimiento que le rompía el corazón, estaba quebrándose algo dentro de él y las ganas de llorar le aumentaban. Se rindió antes él mismo y sus lágrimas comenzaron a salir, sus brazos abrazaban a Sam con mas fuerzas. No quería dejarlo ir pero tampoco podía hacer nada para impedirlo. Lastimar a Asahi era algo que no quería hacer.

Ambos estaban entregado a aquel abrazo y no se habían dado cuenta que alguien los observaba muy cerca oculto detrás de un árbol. Era Asahi, lloraba en silencio cubriendo su boca con una de sus manos para que no lo escucharán. Ver aquella escena lo destrozaba poco a poco. No sabía si irse o quedarse en ese lugar, sus piernas no le correspondían.

Después de un rato Daiki y Sam se separaron, Daiki le acarició la mejilla limpiándole las lágrimas y Sam hizo lo mismo. Ambos esbozaron una leve sonrisa, de pusieron de pie comenzando a caminar a pasos muy lento por la orillas de aquel lago en el cual se refleja la luna llena en todo su esplendor. La noche se sentía pacífica y con una alegría inusual. Sam abrazó a Daiki de unos de sus brazos. No tenían mucho que decirse ya que tenían claro lo que pasaría.

Daiki al sentir como Sam lo sujeta del brazo, se sorprende. Abraza a Sam en un rápido movimiento y une sus labios con los de él en un apasionante beso el cual Sam corresponden de inmediato mientras su rostro se pone completamente rojo.

Asahi seguía en aquel lugar, al ver esa situación se derrumbó completamente y se fue lo mas rápido que pudo de allí. Todo dentro de él se iba rompiendo en pedasitos. Sus lágrimas no cesaban y solo se encerró en su habitación. Se tiró sobre su cama enterrando su cabeza en la almohada mientras sus gritos inundaban aquella habitación.

Sam y Daiki se separaron de su apasionante beso en busca de aire, Sam se alejó de él poniendo una de sus manos sobre su boca sin poder creer que Daiki lo había besado.

- Lo siento, no debí haberte besado así de repente. No pude evitarlo. - Dice Daiki aunque en realidad no lo sentía para nada. Le había gustado volver a besarlo, es más quería hacerlo suyo en ese jardín a la luz de la luna, pero contuvo sus ganas ya que sabía que no debía hacerlo.

- No, no tienes que disculparte... Yo en realidad lo deseaba, siempre he deseado que me beses de esa manera. - dijo Sam algo nervioso, se dio media vuelta para que Daiki no viera su rostro ya que estaba todo rojo y se había excitado por aquel beso. - es mejor que me valla, espero verte de nuevo algún día - comentó por último y se dirigió rápidamente a la mansión directo a su habitación la cual cerro con llave y se recostó de la puerta dejándose caer al piso. Su excitación ya era notable y tenia que resolverlo solo.

Daiki solo suspiró al ver como Sam se fue nervioso dejándolo a él solo en aquel lugar. Se quedó un rato más en el jardín caminando y mirando lo hermosa que estaba aquella noche. Kou apareció detrás de él y se paró a su lado.

- Es una noche fría para que estés de paseo a esta hora - dijo Kou mirando hacia el lago viendo el reflejo de la luna en el agua. - ¿Debería calentar tu cuerpo con el mio? - preguntó de manera pícara lo cual hizo reír a Daiki.

- Tú solo quieres mi cuerpo para tu santificación pero no me das el tuyo. Así que, no gracias. Me calentaré en mi cama - le respondió Daiki divertido.

- Mejor aun. Yo, tú y tu cama. Hacemos el trío perfecto - dijo Kou en medio de una risa lo cual le parecía graciosas.

- Otro día será -comentó Daiki y comenzó a caminar rumbo a la mansión - tu también deberías entrar - le dice dándole la espalda a Kou y dejándolo solo.

Se dirigió a su habitación. Allí solo se tiró en su cama y no dejaba de pensar en aquel beso que le había dado a Sam. Aun sentía los labios de él sobre los suyos, lo cual le hacía sonreír como bobo.

Se levantó de su cama al darse cuenta de la erección que tenía por estar pensando en la sensación que le provocaba aquel beso. Se quitó la ropa y se dirigió al baño a resolver ese problema. Él mismo estaba sorprendido de que se iba a encargar por el mismo ya que siempre tenía quien le bajará la calentura, pero en ese momento no podía esperar ni un segundo más ya que estaba completamente excitado.

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