Capítulo XLII

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—¿A donde vamos? — pregunta Sam curioso al ver que Daiki conducía por una calle  que él no conocía —Este no es el camino a la Mansión — dijo mirando al mayor.

—Vamos primero a dejar las maletas en casa, recuerda que dije que te irías a vivir conmigo. Eres mi esposo ahora y eso sería lo más normal.— dijo serio con su mirada fija en la carretera.

Sam no dijo nada más, no le molestaba lo más mínimo eso, sabía que Daiki tenía razón, además, tenía curiosidad por ver la casa en donde Daiki vivía. Era todo un misterio para él, y si se ponía a pensar, no sabía mucho sobre la vida de Daiki. Sam río interiormente pensando “¿hasta ahora te das cuenta? ” Suspiró y se mantuvo en silencio todo el camino perdido en sus pensamientos. Al llegar podría saber más cosas sobre Daiki.

Al llegar se sorprendió al ver que era una casa algo grande para vivir una sola persona. Era muy bonita, de un color blanco.

Entraron a la casa y Sam estaba más sorprendido, era hermosa y todo estaba muy limpio y ordenado.

—Es sorprendente que esta sea la casa de un hombre solo— dijo Sam dejando la maleta que llevaba en mano en un lado del sofá.

—Está casa era de mi familia,  viene una trabajadora a limpiarla 3 veces por semana ya que yo no vengo mucho por aquí — dice el mayor detrás de él, lo abraza por la espalda y deposita un beso en la mejilla de éste. —¿te preparó tu sopa instantánea? — le pregunta para cambiar el tema de la casa y le sonríe.

Sam se gira aún en los brazos de éste, le dedica una hermosa sonrisa y asiente con la cabeza.

—Iré a recorrer la casa un momento a lo que tú cocinas— le devuelve el beso a Daiki pero él se lo da en los labios, se saca de su agarre sin que el mayor dijera nada y se dedicó a subir las escalar para recorrer el lugar, iba a ser su nueva casa así que tenía que acostumbrarse.

Daiki se dedicó a calentar el agua, mientras pensaba en una manera de mantener a Sam alejado de Kar. Eso era lo que más le preocupaba en esos momentos. Minutos después preparó la sopa y la puso sobre la mesa. Fue en busca de Sam.
El mayor no veía a Sam por ningún lado, se preguntaba donde estaría y al entrar a su cuarto vio a Sam en el balcón de este. Lo abrazo por detrás sorprendiendo a Sam que estaba perdido en la hermosa vista que tenía desde ahí.

—¿Te gusta la casa? — le pregunta Daiki al oído y el menor se estremece.

—¡Sí! — afirma y se gira en los brazos de su amado —Es hermosa— le sonríe y lo rodea por el cuello con sus brazos. — Tengo hambre— le dice acercando sus labios a los del mayor para luego depositar un pequeño beso.

—Tu sopa está lista, ¡Vamos! — le dice sugetandolo de la mano y llevándolo hasta el comedor.

El resto del día se la pasaron charlando sobre la casa, no tenían ganas de salir a ninguno lado sólo querían descansar.

En la noche después de darse un baño se acostaron casi desnudo ya que a Daiki no le gusta dormir con ropa, solo se puso bóxer porque Sam lo obligó.

Una macabra idea llegó a la cabeza de Daiki, era una idea genial para hacer que Kar se olvidará de Sam. Quería poner esa idea en práctica lo antes posible, así que eso haría al día siguiente después del trabajo.

Al día siguiente, Daiki se fue a su trabajo, ya había faltado una semana y quería ponerse al día. Extrañaba a esos niños. Sam decidió quedarse en casa para organizar sus cosas y quedaron en reunirse en la mansión en la noche. Sam quería ver a Kury y contarle como fue su luna de miel, además, tenía un presentimiento de que algo pasaba en la Mansión y quería saber que era.

Daiki después de su trabajo se dirigió a un bar muy peculiar, al entrar, lo vio. Un hermoso chico con cabello morado, un cuerpo trabajado casi desnudo, solo tenía un míni calzoncillo que le cubría la parte delantera, unas medias transparente que le llegaban hasta los muslo y tacones. Bailaba al ritmo de la música de fondo, se movía muy sexy mente mientras giraba al rededor de un tubo en medio de la pista de baile. Daba unos sexys movimientos de caderas y las luces de colores iban al compás.

El bar estaba lleno de gente, gritaban al ver al chico bailar, le ponía dinero al rededor de la única prenda que lo cubría.

Daiki se quedó mirando la actuación por un rato, sonrió divertido sin apartarle la vista, el chico le devolvió la mirada pícara y Daiki caminó hasta un cuarto que parecía un vestidor. Se sentó en un pequeño sofá y decidió esperar que el chico terminará su presentación.

Al cabo de un rato el chico que antes bailaba entro al cuarto, ya no tenía el dinero en su ropa pero estaba con la misma vestimenta, se acercó a Daiki con una sonrisa coqueta y se sentó a horcadas sobre las piernas de esté.

—Daiki te estrañé, ¿Cómo te fue en tu luna de miel? — dijo y le dio un pequeño beso en la comisura de los labios.

—También te extrañé guapo — dijo el mayor sacando un billete de su cartera y colocándoselo dentro de la ropa (si se puede llamar así) —Me fue muy bien.

—Si te fue muy bien ¿Qué haces aquí? No me digas que quieres engañar a tu esposo y me has elegido a mi — ríe divertido el chico rodeando con sus brazos el cuello del mayor.

—Sabes que no lo haría, solo vine porque necesito tus servicios.

—¿Me vas a pagar?

—¿Cuando no te he pagado?

—Nunca, siempre has venido cuando no estoy trabajando.

—¡Oh! Entonces eso significa que soy especial y que no te acuestas conmigo por dinero.

—¡Exactamente! — exclama el menor con una sonrisa — ¿En que consiste mi trabajo? — pregunta impaciente.

—Quiero que hagas que alguien se olvide de mi esposo. Te gustará, ya que es en todos los aspecto tu tipo— ríe malicioso Daiki y lo sujeta de las caderas.

—Muy tentadora tu oferta, describe a mi nueva presa.

—Eso lo tendrás que ver por ti mismo, sólo te diré que es guapo, rubio, un sexy cuerpo y es masoquitas — dice esto último con una mirada provocadora al pensar en eso.

—Si que es justo mi tipo, ¡Acepto! ¿Cuándo empiezo?

—¡Mañana! — exclama y coloca al menor a un lado y se pone de pie. —Solo una cosa más, Irving, no te vallas a enamorar de él. Es un hombre cruel y te hará sufrir si llegas a tener fuertes sentimientos por él. — advierte mirándolo fijamente.

—Tranquilo, sabes que no soy del tipo que se enamora, yo solo juego a los enamorado — dice confiado Irving.

—Para todo hay una primera vez, pero bueno... Te veo mañana en la mansión — se despide de Irving y se va del lugar rumbo a la mansión a buscar a Sam.

Ya es algo tarde y no sabe si Sam estará despierto, espera que ya esté dormido o se enojará por haber llegado tarde.

Sam estaba sorprendido por los chisme que recorrían la Mansión de Kury, no sabía si era verdad que tenía una relación con Kou. Tenía que preguntarle pero no sabía como. Si Kido se enteraba de eso se armaría la guerra. Sam llamaba a Kido pero este nunca contestó, mandaba a la contestadora. En definitiva Sam estaba preocupado.

Por otra parte le preocupaba Daiki que no había regresado, se dio un baño y se metió a la cama sin nada de ropa, no se iba a ir para la casa a esa hora, decidió esperar a Daiki. Más le valía que llegara.

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