CAPITULO 26...

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  Capítulo No26:

Subí a mi auto, no me molestaba en lo absoluto pasar el día con Mia y Freddie, después de todo si no lo hiciera me la pasaría totalmente aburrida en mi casa.
Conduje hasta el colegio de Mia, batallé un poco para recordar el camino ya que la vez que había ido con Peeta me la había pasado observándolo a él.
- ¡SI, VINISTE! – Alargó con felicidad al verme.
- ¡Sí! – Le contesté igual de entusiasmada – Y no solo eso – Sonreí ampliamente – Hoy yo los cuidaré – Le conté y un alegre "Wi" salió de sus labios.
Se sentó en el asiento del copiloto y sola abrochó el cinturón de seguridad. Partimos ahora con rumbo al colegio de Freddie quien, al igual que su hermana se emocionó al verme ¿Por qué Peeta no podía ser así?

- ¿Qué se les antoja de comer? -
- Espagueti – Dijo Mia.
- Tiras de pollo – Segundos después dijo Freddie.
- ¿Ambos? – Pregunté y claramente no se negaron.
Según los pequeños había pollo en su casa así que solo habría que comprar los ingredientes para el espagueti, así que llegamos a un supermercado para comprar las cosas.

Mia tiró levemente de mi ropa tratando de llamar mi atención.
- ¿Podemos llevar este? – Preguntó agitando una caja.
- ¿Qué es? – Pregunté y me entregó la caja – Mia pero yo no sé hacer pasteles – Le advertí cuando me di cuenta de lo que era.
- Detrás vienen las instrucciones – Señaló Freddie.
- Bueno – Cómo negarle algo a ese par - ¿Pero ustedes me ayudarán, está bien? – Ambos asintieron y dejé caer la caja en la canasta junto con las demás cosas.

Hicimos de comer y comimos, los ayudé con sus tareas así el sábado y domingo los tenían libres, jugamos, vimos televisión y justo a las siete con treinta minutos comenzamos con el pastel.
Freddie leía las instrucciones y Mia mezclaba los ingredientes, solo con algunas como con las que ella no podía, yo la ayudaba. Vaciamos la mezcla de chocolate en un recipiente especial para pasteles, de ahí yo me encargué de meterlo al horno.
Ocho y cuarenta minutos, Peeta aún no llegaba y el pastel tampoco estaba listo.
- ¿Por qué no suben, se dan una ducha, se cambian y así bajan? El pastel ya estará listo – Ambos obedecieron y subieron a sus respectivas habitaciones.

Saqué el pastel del horno y comencé a ponerle la cubierta, al igual, de chocolate. No demoré ni cinco minutos en hacerlo. Una vez terminado lo dejé sobre la barra mientras que me llevaba todos los artefactos con los que lo hicimos al lavado.
- Llegué – Era la voz de Peeta que se escuchaba en el living.
- Hace una hora que debiste haber llegado – Continué limpiando las cosas que habíamos usado para el pastel, ya casi terminaba solo faltaba guardarlo todo en su lugar.
- ¿Y los niños? – Escuché ahora más cerca. Me di la media vuelta para poder verlo.
- Arriba – Giré nuevamente hacia el lavado – Se fueron a darse una ducha y cambiarse – Sequé mis manos con una pequeña toalla blanca y caminé hacia la barra.
- Wow – Dijo sentándose a un lado de la barra – A Johanna le tomó semanas lograr que lo obedecieran – Enfocó su mirada en el pastel que aún estaba en la mesa – ¿Y eso? – Preguntó volteando a verme.
- Mia y Freddie lo hicieron -
- No te creo – Negó con la cabeza.
- ¡De verdad! – Reí – Yo solo los ayudé a meterlo y sacarlo del horno – Era cierto.
- Sigo sin creerte – Rió. Su risa era hermosa, no sé por qué no lo hacía más seguido. Acercó su mano al pastel y tomó un trozo.
- ¡No! – Alargué en tono de reproche – Tome un plato y cubiertos – Me di la vuelta para tomarlos pero cuando se los entregué ya tenía la boca llena – Peeta... – Le dije riendo.
- Disculpa mis malos modales, no soy como Gale – Tomó otro pedazo y lo llevó a su boca.
- ¿Y qué tiene que ver Gale en esto? – Él mismo se estaba descubriendo – No me digas que... – Dije sorprendida acercándome más a él – No me digas que estas celoso – Sonreí mordiendo mi labio inferior.
- No te lo digo porque no es cierto – Otro pedazo de pastel fue llevado a su boca para ser masticado de la manera más sensual que había visto.
- Tienes chocolate aquí – Le dije señalando mi comisura de los labios mientras comenzaba a reír.
- No me importa – Articuló y siguió comiendo.
- ¡Basta! – Dije con desespero – Deja de comer con las manos – Tomé el tenedor y la servilleta que había dejado en la mesa y se los acerqué.
- Me niego a usarlos - ¿Qué no podía parar de comer?
- Eres un maleducado – Le dije riendo al mismo tiempo que alejaba el pastel.
- Dame – Exigió.
- No – Le respondí – Déjale algo a tus hermanos – Rodó los ojos y cruzó los brazos recargándose en la mesa – Ven – Tomé la servilleta y me acerqué a él tomándolo del brazo para hacer que junto con la silla, girara hacia mí.
Su mirada vagaba por el techo mientras que yo, por dentro, me debatía por limpiar ese chocolate con la servilleta o con mis labios. Tenía que hacerlo a pesar de ya haberle dicho que lo dejaría en paz...


"Narcissistic"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora