CAPITULO 49...

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  Capítulo No49:

- Gracias por invitarme – Dijo con una hermosa sonrisa.
- Seguro debes odiarme, debí haberte dejado ir – Miré hacia abajo – No esperaba que mi madre te hiciera un interrogatorio -
- Fue divertido – Dio un fugaz beso en mis labios – Entra ya o te enfermarás – Me ordenó ya que llovía realmente fuerte.
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- Tiene una tienda de discos, no tiene padres, se hace cargo de dos niños como si fueran sus hijos – Iba a la mitad de la escalera cuando comenzó a enumerar sus "defectos" – Conduce una motocicleta y que forma de vestirse – Cerré los ojos tratando de tener toda la tolerancia y paciencia del mundo – No te quiero volver a ver cerca de él, ni fuera ni dentro de aquí – No pude más.
- No recuerdo haberte pedido permiso para salir con él – Me giré sobre mis tacones para verla de frente.
- Pues deberías de haberlo hecho, de todas formas sería y es un rotundo no -
- Creo que no me expliqué lo bastante bien, mamá – Cerré los ojos nuevamente. Cordura ven a mí – Te lo dejaré más claro que el agua – Suspiré – Me gusta Peeta, quiero a Peeta y no me alejaré de Peeta solo porque no te agrada -
- Ahora me toca aclarártelo a ti... No te quiero cerca de él, no es bueno para ti -
- Por favor – Alargué irónica – ¿Tú qué sabes de lo que es bueno para mí? – Reí amargamente – A duras penas recuerdas que existo – Se le saltaron los ojos con indignación.
- No digas tonterías, ya te lo he dicho, vives bajo mi techo... sigues mis reglas – Se dio media vuelta esquivando el tema que yo había sacado a relucir.
- ¡Ah! ¿Entonces es eso? – Grité con rabia – Pues, ese problema se acaba ahora mismo -
Subí corriendo las escaleras ignorando los gritos de mi madre de "Ven ahora mismo", "No me hables así", "No me dejes hablando sola". ¿Cómo se atrevía a pedirme que no la dejara hablando sola cuando ella hizo lo mismo conmigo durante más de seis años? Decía que era un defecto de Peeta haber perdido a sus padres... yo estaba en la misma situación. Por más que lo intentara, yo también era prácticamente huérfana.
Lancé una enorme maleta en la cama mientras que con rabia limpiaba mis lágrimas, no solo era por lo que decía sobre Peeta, yo ya traía cargando muchas cosas desde hace muchísimo tiempo y esta había sido simplemente la gota que derramó el vaso.
Sin siquiera mirar tomaba la mayor cantidad de ropa y zapatos que podía. Tomé todo lo que sería indispensable y las llaves del auto. Ni a golpes haría cerrar la maleta. Entré de nuevo al closet y tome otra donde lancé lo que impedía que la otra cerrase e incluso, otras cosas más.
Guardé las llaves en uno de mis bolsillos, tomé la bolsa que llevaba esta mañana al colegio y cargué como pude las dos pesadas maletas.

- Por favor – Soltó una carcajada – Deja de decir y hacer estupideces – Dijo burlonamente al verme bajar el último escalón.
- No son estupideces, tal vez para ti todo lo que digo sean estupideces pero al menos trato de convivir contigo – Lagrimas de mierda que no se detenían – Pero da lo mismo después de todo – Acomodé bien la bolsa sobre mi hombro – Así estamos acostumbradas, tú no tienes hija... Y yo no tengo madre -

Conduje lo más rápido que pude, cosa que no era lo más inteligente. No paraba de llover y yo no paraba de llorar. Me frené de golpe, casi derrapaba el auto pero no me importó. Solo salí de la carretera.
¿A dónde iba? Eran las diez de la noche y estaba parada en un costado de la carretera, con demasiadas probabilidades de quedarme atascada en el lodo.
Puse mis brazos sobre el volante y recargué mi rostro en este tratando de controlar mi incesable llanto. No eran lágrimas de tristeza, eran lágrimas de enojo, de coraje, de bronca pero estas se volvieron de tristeza al darme cuanta de que estaba completamente sola. No en el auto, no en la carretera. Sino que siempre estaba sola.
No podía llamar a Finnick o me llevaría arrastrando de regreso a casa y Peeta seguramente me regañaría...


"Narcissistic"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora