Capítulo 3.

5.8K 235 14
                                    




Capítulo 3.


GISELLE POV.

Esperé sentada en las escaleras de la entrada del edificio de la escuela por media hora esperando a que llegase Aina a recogerme con su viejo y destartalado coche. No apareció.

Estaba contenta con la idea de que me viniese a buscar, incluso emocionada y me di esperanzas a mí misma. Al parecer a ella le importó poco o si quiera se acordó de la conversación que tuvimos hace unas horas.

Leo me había ofrecido irme en su coche pero había denegado su solicitud diciéndole "No, viene tu prima a recogerme". Qué ingenuo por mi parte.

Llegué a casa a las cuatro y media de la tarde, sin comer y cansada. Subí las escaleras, pensaba decirle cuatro cosas por haberme hecho volverme sola y esperar.

Abrí la puerta sonoramente y lo vi.

Ella dormía pacíficamente en la cama, ni siquiera se había cambiado. Estaba estirada y abrazaba a la almohada, tenía los labios entreabiertos y con cada respiración el pelo de su primer mechón subía de su posición para volver a bajar.

Me ablandé, totalmente. Tragué saliva y cerré la puerta despacio para dejar caer mi mochila con cuidado al suelo.

Sus facciones eran pura tranquilidad y su pecho subía y bajaba a un ritmo regular. Sus piernas estaban en una posición sinceramente bastante rara pero que parecía cómoda.

Me acerqué muy despacio a la cama y me senté de igual forma.

En cuanto mi cuerpo descansó sobre el colchón Aina abrió los ojos de par en par y se levantó agitada para gritar - ¡No es real! - fruncí el cejo y ella se llevó las manos a la cara, estaba abrumada.

-¿Aina...? - pregunté en voz baja y ella saltó de un susto. Al parecer no sabía que estaba aquí.

Se colocó contra la pared y abrazó sus piernas, estaba roja, de vergüenza creo, o de miedo, tal vez había tenido una pesadilla. Chasqueó su lengua y golpeó su frente - ¿Qué hora es? - preguntó con una voz ronca que me pudo completamente.

-Cerca de las cinco- comenté despacio.

-Mierda, dormí por tanto- volvió a golpearse la frente - Se me pasó ir a recogerte, lo siento- se disculpó.

-No pasa nada, entiendo- mi enfado se había esfumado.

-¿Te trajo Leo, estuviste con él después de clases? - fruncí el cejo.

-No, volví sola, la verdad es que me perdí, cogí el autobús equivocado y me dejó como a veinte calles de aquí - conté - Después vi un montón de casas iguales y no sabía dónde coño estaba, anduve de calle en calle dando vueltas y después de tres horas y media encontré vuestro apellido en el buzón al fin, bueno, y vi vuestra casa, pero de tanta calle ya estaba hasta mareada - me atropellé, ¿la estaría cansando con tanta charla?

-Perdón - repitió.

-No importa- volví a decir.

-Estarás cansada- comentó.

-Sí, pero debo irme a entrenar- me encogí de hombros y ella arrugó su frente.

-¿Qué prácticas?

-Hago Rubgy femenino- dije sin más.

-¿Eso es el deporte en el que te chocas de frente contra las personas y sales por los aires?- preguntó sentándose algo más alejada de la pared y colocando sus piernas como un indio. Llevaba braguitas, braguitas de encaje, braguitas de encaje azules, braguitas de encaje azul claritas - ¿Giselle? - preguntó.

La novia de mi primo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora