Capítulo 24.

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GISELLE POV.

Me coloqué mis bragas y subí a paso lento y desanimado al baño.

Aina está ahí, tirando de una gran cinta de cera, que se llevó con ella muchos pequeños pelos que yo no había podido distinguir.

Puso una cara de entre dolor y molestia y la dejó en el suelo, para ponerse otra, frotarla y esperar tres segundos para volver a tirar.

Llamé a la puerta despacio y ella levantó la cabeza para mirarme - ¿Necesitas usar el baño? - asentí débilmente y me senté en frente de ella.

-¿Necesitas ayuda?- susurré y ella me miró sin decir nada.

Cogí aire, froté la palma de mi mano de nuevo contra la tira de cera y tiré de ella mientras Aina volvía a poner esa extraña cara.

Miré la parte de piel irritada y de un color rojizo y soplé, cogí crema corporal de mi propio neceser y le masajeé la parte con cuidado, ella sonrió de alivio al instante - ¿Sabes? Me gusta como huele tu pelo- susurré sin mirarla.

-Tu pelo huele igual que el mío - dijo ella con una pequeña risita - Es decir, todas usamos el mismo champú.

-No- negué - Cuando olí tu piel y tu pelo por primera vez me quedé atontada - intenté soltar todo de golpe- En ese momento decidí que nunca me echaría el mismo champú y gel que usas tú, porque olerme a mí con esa fragancia era un desperdicio de sentidos. Yo quería olerte y que se me calmase el cuerpo, no quería olerme y relajarme, quería diferenciarte por el olor, quería saber cómo olías - parpadeé un par de veces asimilando la locura que acababa de soltar en alto - Perdón- susurré y volví la mirada hacia otra tira de cera.

Ella levantó mi mentón con su dedo para que hacer que levantase la cabeza.

La miré y ella me miró a los ojos, intenté escapar de su mirada pero ella golpeó dos veces con el índice en mi barbilla para que la mirase y la prestase atención.

Ella cogió aire, colocó su pelo detrás de la oreja y se acercó despacio a mi boca.

Juntó sus labios con los míos en un casto beso y yo respiré después sobre su boca.

Abrí los ojos -No puedes hacer eso- susurré negando y ella se apartó despacio.

Cogí sus muñecas con cuidado para que volviese a acercarse a mi cara y la miré - No puedes besarme después de tratarte como te he tratado abajo, no puedes simplemente besarme cuando he sido tan horrible - negué - Lo siento tanto, tantísimo, lo de la ventana, esto- sé que era un tema que ella quería evitar hablar pero necesitaba soltarlo - Siempre pienso en mí, me has pedido que no te hablase de todo esto y aun así lo estoy haciendo, no te respeto, soy horrible - ella frunció la frente - No sé qué me pasa - me eché a llorar - No lo sé, no sé qué me pasa contigo, supongo que tengo miedo y actúo así de mal por eso, pero te quiero, te quiero de verdad- negué absorbiendo mi nariz - Creo que toda mi vida me han dado lo que quiero aunque no fuese eso lo que quería, no tenía compañía de mi familia pero sí dinero, y me compensaba... pero ahora llegas tú con tu compañía diaria las veinticuatro horas y sin dinero, y eso es lo que quiero, de verdad, lo que siempre he querido.

Estoy cansada de ir de casa en casa, de mudarme siempre, de no poderme quedar en un sitio y punto, y siento que tú eres mi hogar, y sé que me echarán de aquí y no quiero irme de mi casa, de ti - ella me abrazó y acarició mi espalda- Perdóname, no sé por qué reacciono así, perdóname, perdóname.

Se apartó de mí y me limpió las lágrimas de la cara para asentir despacio - Giselle, tenemos una relación complicada pero en este punto no sé qué haría sin ti, te perdono, mejoraremos, juntas , ¿sí? - asentí despacio y ella volvió a abrazarme con cautela.

La novia de mi primo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora