Capítulo 40.

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Capítulo 40.





AINA POV:

Miré a Giselle, sus pestañas revoloteaban mojadas, como mariposas tristes sabiendo que acababa la primavera.

Ella tragó saliva.

Menos de medio centímetro y se hubiese convertido en homicidio.

Lo pensé por un tiempo, haciendo balanza de que , tal vez, en una situación inapropiada, como había sido esta, ya que estaba segura de que ella no quería causar eso, había podido acabar con una gran condena de por medio, más larga que la mía, mucho más larga, y sin sentido, ya que yo había robado un coche porque quería, y ella había dado un mal golpe de forma no intencionada.

-¿Qué es de Lia? – susurró .

La miré -Tiene diez, la familia Peters se mudó por miedo a que pasase algo de nuevo con ella, su madre se volvió tan maniática que perdió la cabeza, su padre trabaja viajando, se va por tiempos indefinidos, su hermano no es apto para cuidar de ella, Marcus ahora mismo está en Alaska, la policía le lleva buscando un par de años, al igual que Joe, que a veces se deja caer por aquí – miré hacia los árboles- Lia está en un centro de menores, esperando a una casa de acogida... Pero nadie adopta a niños mayores, la mayoría de las parejas quieren bebés – dije dura- A veces pienso que tengo la culpa de todo, yo le regalé la barita, yo soplé la información a Joe del alcohol, él empezó por mi culpa, Marcus se fue detenido por mi culpa y su madre ha perdido toda la cabeza por mi culpa. Lia está ahí por mi culpa.

-¿¡Cómo es eso posible?! – dijo negando - ¿¡Has intentado adoptarla?!

-Sí, pero no tengo los ingresos suficientes como para mantenerla, ni el hogar apropiado, me han investigado, saben de mis delitos, saben las horas que trabajo, no pueden dármela – asumí con tristeza – Valero y Beth iban a hacerlo, pero cuando Beth sufrió un aborto la primera vez que se quedó embarazada los dos acabaron destrozados, no tenían el perfil psicológico adecuado para cuidar de una niña, han estado cogiendo fuerzas para volver a intentarlo, pero Lia sigue ahí, y yo no sé qué más hacer.

-¿Beth tuvo un aborto? – asentí con tristeza.

Empecé a nadar hacia la orilla, de repente las ganas de todo se me habían quitado, ella me siguió en silencio, tomé la toalla, envolví mi cuerpo en ella y me senté a mirar el cielo, sin nada qué decir, sólo cargada de impotencia.

-¿La sigues viendo mucho?

-Cuando me permiten visitarla – tensé la mandíbula.

-¿Quieres cambiar de tema?

-Sí – dije sinceramente.

Ella tomó aire, cogió la mochila y empezó a abrir la cremallera, quitó dos imperdibles que la mantenían cerrada y miré con curiosidad como sacaba una caja de plástico transparente, con una caja de cartón dentro.

Me la ofreció y yo fruncí el ceño, dentro de esta había un móvil, lo reconocí como el más caro del mercado.

Fruncí el ceño.

-Sé que tienes tu móvil destrozado, siempre lo tienes roto – hice una mueca en señal de que tenía razón – Además, te debía uno, ¿recuerdas? – cogí aire y le di vueltas una y otra vez – No puedes devolverlo, porque es robado- se rio tontamente – Entré en la tienda, cogí una caja y salí corriendo, mi hermano me esperaba con la moto fuera – abrí bien los ojos – Ya era hora de divertirse – comentó encogiéndose de hombros – Tal vez deberías dar con una roca a la caja anti robo – hizo una mueca – Y tal vez debas quitar el chip localizador antes de encenderlo , oh, y tapar la cámara, harán una foto y la enviarán a la comisaría más próxima si no – me reí negando.

La novia de mi primo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora