Capítulo 5.

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Capítulo 5. 



GISELLE POV.

Después de que Aina me dijese lo que me dijo, sólo entró en su habitación para colocarse una falda y una camiseta y bajar a cenar. Ni si quiera me miró, y por los rastros rojizos de sus mejillas puedo decir que estaba muerta de verg­üenza, es normal, yo también lo estaría si hubiese dicho tal barbaridad, pero en cambio estaba contenta y feliz por el pequeño contacto.

Aina se sentó igual que el primer día en el que vine a cenar, al lado de su hermano y quedando frente a mí.

Comimos en silencio hasta que miré a Aina cuando le susurró "Pss" a su hermano, para que estuviese atento.

Con un guisante en el tenedor, ejercía fuerza, lo soltaba y lanzaba el pequeño misil verde directo a la frente de Leo. Ella agachó la cabeza haciéndose la desentendida y Leo subió la mirada enfadado repasando a todos los ocupantes de la mesa, rendido, volvió a su plato. Valero miró a Aina y ellas sacó la lengua mordiéndola levemente con sus dientes divertida. Valero le dio un codazo y repitió el mismo ataque que había hecho Aina antes, pero metiéndole la pequeña verdura directa al ojo.

Leo se quejó y se llevó una mano a la cara, Aina agachó la cabeza e intentó no reírse, pero no sucedió y se le escapó una gran carcajada cortada.

-¡Mamá, Aina me está tirando guisantes! - se quejó Leo y rodé los ojos.

-Yo no he sido, asqueroso sangre sucia - vaya, al parecer no me habían mentido cuando dijeron que le encantaba Harry Potter.

-¿Ah no? -Leo rio nasalmente, se cruzó de brazos y alzó una ceja- ¿Y entonces quién ha sido?- se dejó caer en el respaldo de la silla - ¿La muerta de tu madre?

-¡Leo! - le regañó Alicia.

Demasiado tarde, Aina ya se había levantado y se había puesto de pie en la silla, para caminar por la mesa y tirarse directa en el lugar dónde Leo reía.

La silla cayó hacia atrás con Leo y Aina encima - ¡Estúpida! - me levanté para mirar al suelo.

Aina estaba encima del pecho de Leo intentando pegarle mientras que él cogía sus brazos y se lo impedía. De un movimiento rápido Leo giró y dejó a Aina debajo para coger algo de comida del plato de la mesa y pasársela por toda la cara. Aina gritó y pataleó. Subió el brazo y agarró el mantel, que cedió hacia un lado, varios cubiertos cayeron, pero ella agarró un cachito de pan y lo estampó contra la cabeza de su primo. Después de eso salió de su agarre, se puso en pie, subió a la mesa y se tiró encima de su cuerpo de nuevo, como si se tratase de lucha libre. Cogía el sweater de su pecho con ambas manos y puños cerrados y golpeaba su cabeza contra el suelo como podía.

-Siempre están así- rodó los ojos Valero y su madre asintió resoplando.

Aina le pegaba, Leo le sujetaba, le daba la vuelta, la pegaba, y así repetido por mil veces hasta que se cansaron los dos, quedaron hechos una porquería y se tumbaron en el suelo para recuperar la respiración como si de unas estrellas de mar se tratasen los dos.

Me hubiese gustado ir, pegar un guantazo a Leo en toda la cara por atreverse a tocarla y sentarla en mi regazo, para balancearla repetidas veces, besar su frente e intentar que se calmase.

Pero no lo hice. Porque mi cabeza estaba procesando cuatro palabras: La muerta de tu madre.

La muerta de tu madre.

La novia de mi primo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora