Capítulo 27.

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Capítulo 27.


                  

AINA POV.

-Aina, ven acá- apreté más los ojos y negué - Debes dejar de llorar, llevamos casi cuatro horas de viaje, no puedes deshidratarte - negué de nuevo y parpadeé, mis ojos estaban dolidos y cansados.

Mi gato se subió en mis piernas y olió mi mejilla haciendo unas pequeñas cosquillas, él sabía cómo hacerme sonreír.

Le abracé fuerte y lloré en su cabeza, él no se quejó, sabe cuando de verdad lo necesito y se lo agradezco.

Me miró siendo comprensible, giró un poco el cuello y acaricié su garganta despacio.

Siempre he agradecido que mi gato no fuese de esos que se marean y vomitan en los viajes, aun así no le hacía mucha gracia estar encerrado en la furgoneta.

Me senté sobre la doble capa de colchas que había puesto mi hermano en el suelo, lo hacíamos así todos los años a posta, dormíamos juntos y teníamos cosas simples y necesarias a nuestra disposición.

Una pequeña casita sobre ruedas.

Recoloqué la cama de mi gato y le dejé marchar, abrí una de las botellas de agua que estaban en la parte izquierda del vehículo y comí un poco de pan.

Tragué de forma pesada y volví a tumbarme para mirar arriba, al techo gris y sin gracia.

Miré la batería que tenía a través de la pantalla rota de mi móvil y decidí conectarlo a un enchufe, este nos proporcionaba luz gracias a un pequeño generador silencioso que había acoplado mi hermano al motor.

-Aquí, ya- demandó y me puse en pie para frotar mis ojos inundados y pasar al asiento delantero de al lado - Sé cómo te pones todos los años, pero parece que morirás - bajé la cabeza, apenada - Mírame, debemos de hablar.

-¿Tienes algo de comida?

-¡Deja de pasar de lo que te digo! - abrí la guantera en busca de comida y saqué una barrita de muesli y chocolate.

-¿Sabes? El otro día vi un capítulo de Padre de Familia en el que Peter se preguntaba de dónde vendrían los chistes y yo también lo he empezado a pensar - me encogí de hombros y comí.

-Aina, estás diciendo cosas que son como hacer un chiste sobre un chiste.

-¡Entonces sería el mejor chiste del mundo!

-¡Entonces es pura mierda! - cogí aire y rodé los ojos - No puedes ponerte así - negó mirando a la carretera - Por encima de todo eres mi hermana, y odio cuando no quieres hablar las cosas , te duele este día, tanto como a mí, pero no puedes soltar litros y litros de lágrimas sin más- negué con una sonrisa amarga - Sé lo de Giselle- me miró y alcé las cejas - Y no me parece mal, lo entiendo, me gusta, no es mala chica - repasé mis dientes con la lengua y comí de nuevo - ¿Ella te quiere? - subí y dejé caer los hombros - ¿Tú la quieres a ella? -asentí sin más - Bien pues... no sé por dónde empezar el sexo es..

-¡Para! - negué - No hagas como si fueses un padre protector, por favor, sé de sexo todo lo que tengo que saber - asentí sin más y mi hermano apretó los labios.

-Bien - susurró y yo me quedé callada.

En un silencio incómodo en el que sólo se escuchaba como masticaba.

-¿Vamos a parar en la tienda de tatuajes?

- ¿Para qué? Ya terminamos de tatuarnos todos los nombres, uno por año, ¿recuerdas?

La novia de mi primo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora