Capítulo 37.

3.1K 162 117
                                    




Capítulo 37.


                  

GISELLE POV:

Así que al día siguiente me dirigí al gran hotel para que Aina me hablase y me enseñase los lugares en los que celebraría mi boda.

Caminé hasta la recepción y la busqué con la mirada, sin éxito decidí que lo mejor era preguntar

-¿En qué puedo ayudarle? – me preguntó una chica educadamente.

-Bueno, vera, ayer estuve aquí para que me mostrasen el recinto por una boda y, la chica con la que había quedado no está.

-Por supuesto, ¿Quiere hablar con la jefa?

-No, la chica era una camarera – frunció el ceño – Aina Coleman.

-Perdone pero las jefas se encargan de enseñar el recinto de todo el hotel.

-Lo sé, pero quiero ver a esa chica.

-¿Aina Coleman? – asentí y ella llamó por teléfono.

Un chico me ofreció un vaso de agua que cogí porque ya estaba agitada.

-Perdone Señorita..

-Howard – aunque en un par de meses Coleman por parte de Leo.

-Perdone Señorita Howard pero me informan de que Aina Coleman hoy no ha venido a trabajar.

Dejé el vaso de agua – Vale, gracias- el aparcacoches me trajo inmediatamente mi Porche y volví realmente enfadada a casa.

¿Por qué me estaba evitando?

**

Segundo día.

Volví a entrar a la recepción.

No obstante, esta vez me confirmaron su asistencia.

-La Señorita Aina dice que está muy ocupada en estos momentos sirviendo las mesas del restaurante- alcé las cejas ofendida y asentí.

Tiré de uno de los botones que llevaba maletas al ascensor - ¿Dónde está el restaurante? – demandé cogiendo su corbata.

-Quinta planta – dijo asustado.

-Lléveme hasta ella- asintió y marcó el número tocándose disimuladamente el cuello.

Salí despedida hacia la sala, viendo a personas comer y a distintos camareros.

La encontré recogiendo platos sucios y llevándolos a una puerta privada.

Volvió a salir con una bandeja elevada por encima de su cabeza llena de patatas fritas y nuggets.

Miré como un niño pequeño se quejaba porque sólo le habían puesto verduras y su madre no le dejaba moverse de la mesa si no se las comía.

Aina disimuladamente bajó la bandeja y el niño se llenó las manos de patatas y pollo, le guiñó un ojo y sonrieron.

Volvió a pasar de mesa en mesa sirviendo y luego procedió a recoger vasos sucios y desaparecer de nuevo por la puerta pero esta vez solo con una libreta.

Vio como un bebé lloraba en su cuna y le hizo muecas graciosas para que dejase de llorar mientras tomaba nota.

La madre del bebé estaba demasiado ocupada hablando de cosas superficiales con sus amigas, así que sin que se diese cuenta Aina colocó el chupete del pequeño bajo la fuente de chocolate y lo metió en su pequeña boca. El bebé empezó a reír y ella sonrió animada.

La novia de mi primo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora