Capítulo 44.

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Capítulo 44.

AINA POV.

-Cariño- rió- Tú sabes cómo funcionan estas cosas, ya está hecho, ya deben estar muertas. Todas y cada una de ellas, y se lo merecen.

Mordí mi labio, y le miré tristemente negando -Estás tan vacío... - él sonrió y se burló de mí extendiéndome el brazo.
-Venga, dámela, ambos sabemos que no tienes lo que hay que tener para hacer nada con ella.
La miré y le miré, fruncí el ceño - ¿A caso sabes quién soy yo?
-¿Y tú sabes quién soy yo? - se golpeó el pecho fuertemente y escupió al decirlo. Le reté con la mirada, sólo la enfrié lo más que pude, nada físico, ni si quiera mental, quería dejarle claro que su tono de burla era algo que le iba a doler a él más que a mí.
-Te crees más listo que todos los demás ,  Joe - negué de nuevo con pena por él - Si no tuvieses a quien tienes al lado no serias nadie, pero los necesitas, ¿eh?
-Mientras hablas todos tus seres queridos están desplomándose en el suelo - se acercó. Olía a ron barato y a chicle de menta ,mezclado con tabaco seco - ¿Qué vas a hacer tú para salvar su vida?- Me quedé callada - Pensaba que en el momento que explotases ibas a ser más elocuente Aina, que ibas a ser más lista más... explosiva, pum - se llevó el dedo a la sien y apretó el gatillo.
-La verdad es que la elocuencia no es lo tuyo has utilizado un explotar y un explosivo juntos en una frase , había muchos sinónimos más...
Me cortó- ¿Ves? - se rió- Sube al coche y dámela.
En ese momento no me sentí muy inteligente, tenía razón, ¿Sólo esto había sido mi revelación? ¿Tras tantos años le digo lo vacío que está y concluyo?
Pensé con simpleza, miré la parte trasera de la pistola y de un fuerte golpe se la estampé en la cabeza, me reí.
Para cuando despertase no sabría ni qué había pasado, ni qué le habría dicho, ni dónde estaba. Puede ser que la forma en la que me había revelado  había sido bastante básica y tranquila, pero, al menos había conseguido las fuerzas para por primera vez, hacerle así frente. Esperaba que no fuese la última, que con el tiempo mejorase, porque, bueno, una vez que lo has hecho mal ya sólo queda hacerlo peor. E iba a trabajar tanto en conseguirlo.
Miré su cuerpo tendido en el suelo y no me provocó lo más mínimo, ser insensible tampoco estaba bien, pero lo pasé por alto. Sí, pero pisándole.
Dejé la marca de mí zapatilla estampada en la parte trasera de su chaqueta de cuero y le escupí. Guardé la pistola en la parte trasera de mi falda y subí a su coche rápidamente, tenía asuntos mucho más importantes que tratar no tan lejos de aquí. Pisé el acelerador metiendo primera y salí rechinando y sin cerrar la puerta.
La cerré cuando entendí que era necesario y volé hasta el pub donde había dejado a todas... inesperadamente me encontré con ellas de frente, en el coche de Giselle a manos de Zara.
Fruncí cada músculo de mi cara y di la vuelta gracias al freno de mano. Gracias a que había dos carriles me acerqué al otro coche y me puse a la altura de la conductora - ¿Qué ha pasado? - chilló.
-¿Estáis todos bien?- grité alto y giré el volante para no atropellar a Joe, aunque en ese momento era lo único que quería.
Zara me hizo señas de no entender nada de nada y yo fui a repetírselo hasta que una luz me cegó, era blanca y fría no se trataba de un coche viniendo con unas luces largas.... Se trataba de algo superior. Saqué la cabeza por la ventanilla y vi el helicóptero , luego escuché las sirenas.
Zara y yo nos miramos, entonces sí la escuché , había sido la vez que más la había escuchado gritar en mi vida - Aún no han cerrado las calles.
-Todo es autopista después de esto, no podemos escapar- negué sin entrar en pánico y tragando saliva.
-Si estuvieses en un barco te diría que no puedes pero en esto no nos gana nadie...- me miró muy seria esperando a que asintiese, unos ánimos que sabía que necesitaba.
Suspiré, dejando todo el peso de mi cuerpo salir.
Calculé las posibilidades, el coche de Joe era un coche con gran motor, y el coche de Giselle era de los mejores del mercado. Teníamos ese punto a favor, pero, jamás me habían seguido por el aire, golpeé el volante esperando a que se me ocurriese algo.
Miré a Giselle, su cara de terror rompió mi corazón todos iban tan apretujados ahí dentro, aunque fuese un maletero - ¡Aina, tú mandas! ¡Necesito que me digas algo! ¡YA!- en ese momento cada pulsación de mi corazón resonó como una batería en un gran concierto, todo fue lento y la luz que tardaba menos de un segundo en cambiar de rojo a azul en los coches de policía que estaban detrás de nosotras parecía que se había parado en la roja.
Miré a la tapicería cubierta de rojo, por supuesto -No es sangre- me susurré. Asentí - Está bien Zara- grité - Necesito el máximo de potencia de ese coche, con tanto peso no me seguirá vamos a distribuirnos- me pegué a ella haciendo un chirrido con nuestra carrocería. Me incliné abriendo la puerta del copiloto - ¡Giselle! - abrió los ojos de par- ¡No tenemos tiempo Giselle, lo siento mucho, sube! - ella miró dentro de su coche y a los demás y pegó un salto cambiando mi palanca de marchas. Recé porque no fuese en punto muerto.
La cogí del brazo y luego enderecé las marchas otra vez , sólo habían bajado un poco las revoluciones.
Pensé en Joe al mirar a Giselle, para esos momentos él ya estaría detenido inconsciente, lo mismo que ella lo estaría sin tener nada que ver en todo este asunto por mi culpa.
Tocó mi mejilla y mi nuca sonriendo verticalmente- Todo va a salir bien - creo que lo dijo en voz muy baja. No lo sé. Tal vez era que la puerta trasera estaba abierta y no escuchaba con el aire, tal vez eran las sirenas, las aspas del helicóptero, incluso mi propio corazón. Tal vez era que no me lo creía.
Asentí repetidas veces sabiendo que no era lo que sentía y mi coche se completó con sus cinco plazas- ¿Estamos todos bien? -miré por el espejo la cara de cada uno. La de Liz era diferente. Nadie me respondió -¿Hmmm?- insistí.
-Pues claro gilipollas, ¿no nos ves? Conduce, quiero que pase esto pronto, tengo sueño y hambre- sonreí con el corazón algo roto a Liz.
-Claro Liz, pasará antes de que nos demos cuenta- dije mientras se me caían unas lágrimas.
-¿Y a esta qué le pasa? - preguntó irritantemente .
Giselle me cogió la mano y le dio un apretón. Yo ya sabía qué hacer. Miré nuestra unión y dejé de pensar en más cosas.
Saqué la pistola de mi espalda y la asomé por la ventanilla para disparar a las ruedas de uno de los coches que nos seguían , que se chocó con uno de sus compañeros estrepitosamente.
Zara y yo entonces nos miramos ,ella asintió a los segundos, aunque se me pasaron como largos minutos, después de esto las revoluciones y la velocidad no dejaba de subir y subir dejando un ruido sordo de motor detrás de nosotras.
Forzando al motor y apretando con el pie el acelerador más de lo debido sin razón alguna bordeamos cada coche que pitaba asustado por su vida en la autopista y se desviaba rápidamente para dejarnos pasar, y después se volvía a apartar para dejar pasar a la policía que nos seguía de bastante lejos.
Golpeé el volante intranquila -¿Es que no se cansan? - dije desesperada - Llevábamos más de media hora yendo por la autopista sin hacer nada y ellos sólo nos perseguían constantemente.
-En las pelis las persecuciones parecen más divertidas- dejó caer Liz mientras se soplaba a una uña que acababa de limarse.
Rodé los ojos y miré a Zara que me negó y levantó sus hombros. Cogí el teléfono para llamarla y puse el altavoz - ¿Qué hacemos?
-La verdad es que yo no me esperaba esto - miré su expresión a través de los cristales - ¿Nos dividimos? ¿Una por costa y otra por bosque?
-No lo sé Aina... todas las carreteras de bosque terminan en algún punto y todas las de costa pasan por pueblos o pequeñas ciudades - la vi negar.
-Escúchame Zara... yo necesito hacer esto.
-¿Qué..? ¿El qué? ¿De qué estás hablando?- colgué y pegué un frenazo. Tal que Lizz se golpeó la cara contra el reposabacabezas y empezó a sangrar y a insultarme.
Creo que los policías se quedaron igual de atontados que yo.
Coloqué el coche de modo que cortase el tráfico y cuando empezaban a salir los agentes de sus respectivos vehículos mandando que pusiésemos las manos en alto todo dentro del coche fue pánico.
-¿Qué vas a hacer? ¿Por qué haces esto? - miré el coche de Zara al menos a dos kilómetros de mi, el móvil no paraba de sonar y vibrar.
Respiré profundamente, di marcha atrás y y salí derrapando otra vez de camino al frente, pero, desviándome en un sendero de montaña como había decidido. Eso daría tiempo a Zara para que se fuese mientras los demás montaban. Eso daría libertad al menos a cinco personas.
El haz del helicóptero se centró en mí en esa subida ascendentes de tierra y curvas, y curvas, y curvas... en ese, en zeta, en pendiente, en subida, en piedra...
Todos no paraban de gritarme, de golpearme los hombros buscando atención pero no contesté a nadie.
Seguí subiendo y patiné a propósito, el haz del helicóptero tembló asustando sin encontrarme debajo de las hojas de los pinos.
Miré a Giselle- Lo siento- ella frunció el ceño, sin entender nada. Me incliné, abrí la puerta y la bajé de una patada - Te quiero.
Cerré de la misma manera y di marcha atrás para seguir subiendo y subiendo mientras la luz me seguía y seguía.

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⏰ Última actualización: Dec 28, 2018 ⏰

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