La novia de mi primo.

Capítulo 36.

Capítulo 36.

*5 AÑOS DESPUES*

AINA POV:

Tenía un piano que no tocaba desde que me rompieron el corazón, un par de ventanas rotas y una serie de botellas de cerveza medio vacías y medio llenas que siempre me parecían que estaban más medio vacías que medio llenas.

Mis bragas caían al suelo cuatro veces al mes, debido a cuatro personas diferentes, a las que nunca volvía a llamar.

Los lunes daba clases de matemáticas a niñatos en mi descanso laborar, estos no sabían sumar ni uno más uno , recibía a cambio 10$ la hora.

Mis dedos olían a cigarrillo, mi cabeza dolía como si me golpeasen con un martillo y todos los días limpiaba el número de alguien nuevo de la palma de mi mano para no llamarles y no saber nunca más de ellos.

Me habían prohibido la entrada en más de cincuenta locales y pensaba en añadir uno más esta noche a lista.

Leía el mismo libro de poesía tres veces al año, y pintaba sobre la pared de mi casa lo que quería y cuando quería, porque no debía pero podía.

Tenía unas cuantas heridas en los pies, de bailar y trabajar.

Me faltaban muchos billetes, y mis uñas estaban rotas debido a mi turno de lavaplatos.

Tenía unas diez facturas atrasadas por pagar y un leve sentimiento de pasividad ante ellas.

Nunca veía el vaso medio , nunca me acordaba de lo que hacía después de salir y nunca miraba a las estrellas con esperanza como años atrás.

La pantalla de mi móvil estaba rota, los mensajes descansaban sin ser respondidos por mi parte, la moqueta tenía la marca de vómitos semanales en mis resacas matutinas.

Las palabras que un día escribí me aseguré de quemarlas y las promesas que un día dije me aseguré de incumplirlas.

Tenía veintitrés y me sobraban los veinte.

Mis mejores amores habían sido fugaces , que dicen que son los mejores.

Y qué putada.

Qué guarrada, que te alejases sin despedirte.

Qué desquicie que te fueses cuando dijiste que te quedarías.

Qué ingenuo por mi parte al creérmelo.

¿Amores fugaces, de verano, de novela, de película?

Eso no es real.

GISELLE POV.

Me miré en el espejo.

Repasé mi falda de tubo con la palma de mis manos.

Tenía una raya negra al finalizar, un traje de dos piezas de Chanel.

La chaqueta me aparentaba ser mucho más mayor.

Las perlas que colgaban como pendientes quedaban visibles gracias el moño perfectamente peinado.

Iba como un pincel, como siempre.

Coloqué mis tacones blancos y salí de casa cogiendo el bolso y subiendo al coche.

Un Porche crema que había adquirido recientemente.

Repasé el cuero marrón del volante, y mi madre, en el asiento del copiloto me sonrió.