Capítulo 35.

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Capítulo 35.


AINA POV.

Había pasado un mes desde que no había tenido noticias de Giselle.

-¡Aina! – gritó mi tía desde abajo.

Mi espalda estaba apoyada contra la pared, mis piernas cruzadas y encima de ellas descansaba el portátil, en él estaba escribiendo una gran redacción sobre la discriminación, los derechos y su evolución.

Miré el papel de mi bloc y el lápiz amarillo sobre él, la hoja se elevaba de vez en cuando gracias al aire acondicionado, Taylor descansaba a los pies de la cama, disfrutando del frescor y el alivio.

Birdy sonaba a un tono moderado y todo parecía estar en cal...

-¡AINA COLEMAN! – suspiré y quité el ordenador de mis piernas, acaricié la cabeza de mi gato y bajé con el culo en la barandilla, un truco de deslizamiento que había creado junto a Valero cuando no quería que me escuchasen bajar por las noches.

Di un salto sobre la moqueta y me coloqué bien la falda, entré en la cocina y me crucé de brazos, apoyándome en el marco - ¿Qué?

-La puerta- rodé los ojos y abrí para encontrar a un repartidor.

-¿Aina Coleman? – asentí – Trigo un paquete para usted – fruncí el ceño – Firme aquí – señaló una carpeta - ¿Podría traer su documentación? – asentí débilmente yendo a por mi cartera y aportándole el carnet – Muchas gracias- me lo dio de vuelta y yo asentí cogiendo el paquete, que era pesado.

Subí las escaleras y me encerré en mi habitación, deposité el paquete en la cama y eché hacia un lado el portátil – Hola Taylor- le saludé y el miró el paquete - ¿Tú también quieres ver qué hay dentro? - elevó más la cabeza, intentando olerlo – Me lo tomaré como un sí – sonreí y él miró mis manos y el papel mientras lo rasgaba, una caja quedó ante mis ojos.

Mordí mi labio y cogí un cúter para rasgar el celo y el cartón – No amigo, esto sí que no – quité el cúter al que se aproximaba su nariz y lo guardé – Podrías hacerte daño león.

Reconocí el final de Words as weapons y el paso a All about you de Birdy.

La abrí sin esperar más y elevé una cámara plateada.

Taylor miró la cinta de esta, que iba de un lado a otro e intentó cazarla como si fuese una mariposa.

Fruncí el ceño como nunca más lo había hecho y cogí una hoja que descansaba en el fondo.

Estaba escrita a ordenador.

"Esta noche a las diez, muelle de la feria"

Giré el papel para ver si habían escrito algo más, pero por supuesto no.

Cuando giré la cabeza Taylor había metido medio cuerpo en la caja, quedándose patas arriba y sin poder salir.

Me reí y le coloqué en el suelo, la caja tapaba su cara y sus patas delanteras, comenzó a arrastrarse y se chocó contra la pared.

Me reí más fuerte y le ayudé a sacársela – Pequeño curioso- le regañé con una sonrisa acariciando su espalda.

Mordí mi labio.

Yo era tan o más curiosa como mi gato.

Por supuesto que quería saber de quién era el paquete que había recibido, pero podía ser cualquier persona, eso me echaba un poco para atrás.

La novia de mi primo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora