Capítulo 20.

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Capítulo 20. 


GISELLE POV.

Decidí dejarle unos minutos de margen, no quería agobiarla, al fin y al cabo la idiota había sido yo.

Me mordí el labio nerviosa y me acerqué a la puerta del baño , golpeé un par de veces con mis nudillos y pegué mi frente contra ella - ¿Estás bien?- dije en voz baja.

-Vete- susurró creo que en un sollozo.

-Nunca- negué - ¿No vas a abrir? - Silencio.

Lo tomé como un no y me dejé caer hasta el suelo para apoyar mi peso en la puerta -Entonces me quedaré aquí contigo- dije recostándome contra el objeto de madera.

-Vete - pidió.

-Mi hogar es allá donde estés tú - dije cabizbaja y escuché como se abría la puerta, me caí un poco pero de un empujón me levanté para quedar frente a ella sin saber qué hacer.

Sí, lloraba.

Me abrazó con necesidad y besé su frente para limpiarle las numerosas lágrimas, la cogí a peso y la lleve hasta la cama, la dejé con mucha delicadeza y me senté a su lado.

Ella abrazó mis piernas y escondió su cara en mi costado agarrando con fuerza mi camiseta - ¿Por qué te escondes?- coloqué un mechón de pelo detrás de su oreja y ella escondió más la cara - Vamos Aina, sigues siendo preciosa - no se movió - ¿Quieres hablar del tema? - negó - ¿Quieres leer? - volvió a negar- Dime qué quieres- se encogió de hombros - ¿Quieres quedarte en la cama para siempre? - asintió y sonreí despacio limpiando las lágrimas de sus mejillas con suavidad - Es un buen plan - coincidí y nos eché la manta por encima - ¿Quieres que te hable? - asintió - ¿Quieres que te acaricie? - respuesta afirmativa, sonreí cariñosamente y acaricié su pelo con la yema de mis dedos - Genial, porque yo quiero hablarte y acariciarte- ella rió contra mi costado y sonreí por haberla animado - Mi amor...- dejé caer suave y ella levantó la cabeza de su escondite para limpiarse la cara de forma rápida.

-¿Dijiste mi amor? - preguntó dudosa y yo me puse roja.

-Eso eres- respondí a su pregunta y ella volvió a esconder su cabeza con vergüenza en mi cuello.

Acaricié su brazo suavemente de arriba abajo y miré a un punto fijo de la habitación , cada vez se iba calmando más y a veces sonreía entre lágrimas, no quería presionarla.

-¿Cómo están tus manos?- pregunté jugueteando con dos de sus dedos, ella se encogió de hombros.

-Escucho el ritmo de tu corazón- susurró y yo tragué saliva intentando dejar pasar el comentario, cogí sus finas manos con cuidado y desdoblé sus vendas con precisión.

Las dejé en la mesilla de al lado y las miré, algunas cicatrizaban , otras seguían abiertas - ¿Te duele?- le pregunté en voz baja y ella hizo una mueca de " a veces" - Creo que deberías dejarlas al aire para que se curasen mejor- ella asintió y yo besé el dorso de esta- El médico dijo que eran heridas profundas porque eres una bruta- frunció el ceño - Te sacaste los pedazos de cristal de un tirón, y no eran pequeños- ella sonrió despacio y yo miré sus rajas - La verdad es que se me ha ocurrido una tontería ahora que no debería decir en alto- negué y ella me miró - ¿Estás segura de que quieres oírlo?- asintió - Bien, el otro día íbamos a tener sexo - asintió con el labio inferior entre su dientes - Pero mira tus manos - miré su cara, seguía sin entenderlo - Técnicamente no podías.

-Oh- me paró y cogió su mano derecha- Entiendo, no iba a introducir nada con una venda y tampoco podría con las heridas - agachó la cabeza y asentí despacio.

La novia de mi primo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora