Capítulo 41.

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Capítulo 41. 


GISELLE POV:


Quitó su cinturón y nos miramos, soltó todo el aire de su pecho y abrió la puerta.

Bajé la ventanilla y colocó sus brazos en mi coche – Te diría que si quieres pasar pero en realidad no creo que quieras pasar...

-La verdad es que sí – dije con una leve y sincera sonrisa.

Miré a mis alrededores para ver en el asqueroso barrio que vivía.

Ella asintió y yo salí del coche para cerrarlo y ponerme a su lado.

Miré el edificio y ella asintió intentado ocultar su vergüenza.

Caminamos hasta la puerta, el cristal de la puerta estaba roto, ella sonrió con la cara roja, metió la mano por el agujero y rodó el pomo al otro lado, sostuvo la puerta para que entrase y se cerró rozándome el pelo.

-Planta siete – comentó señalando a las escaleras.

-¿No podemos usar ascensor?

-Se comenta que hay un gato muerto dentro y que se lo están comiendo las ratas- dijo con naturalidad y miré a las paredes.

Amarillas y llenas de cosas escritas , en grande y en rojo pude reconocer un "Te mataré"

Y justo debajo una mancha de un camino de lo que parecía ser alcohol , miré el suelo, lleno de escombros, botellas rotas y bolsitas en las que se meten las drogas.

Ella me miró -¿Qué?- negué y empezamos a subir escaleras.

En la primera planta había un yonki con una jeringuilla aún clavada en su brazo, la zona se estaba poniendo amarilla, supuse que no sería la primea vez que usaba esa jeringa y que podría tener cualquier enfermedad.

En la siguiente, un vagabundo descansaba sobre una manta gris - ¡Hola Jake! – saludó animada Aina y él hombre movió la mano en señal de saludo.

A la siguiente había una chica de unos veinticinco que dormía en un carrito lleno de latas.

En la cuarta, por sorpresa no había nada , luego vi que había un agujero en la pared y entendí que tal vez hacía frío de noche.

En la quinta una señora con un gorro divertido nos sonrió, no tenía ningún diente.

En la sexta había un chico vestido de cuero que rezaba a unas velas negras, Aina negó sin darle importancia y subimos a la séptima, en la que había dos chicos fumando marihuana.

-¿Qué hay , Aina?

-Nada, por favor, apagad bien los porros, la última vez casi salimos ardiendo – ellos levantaron sus pulgares dejando ver relojes falsos de oro, ella les despidió con un leve movimiento de muñeca.

Sacó la única llave y entró en una de las cuatro puertas, esta daba a un salón.

La moqueta olía a humedad, era gris, supuse que en un momento fue blanca, las paredes estaban como las del portal, al parecer alguien era aficionado a romper botellas contra las fachadas, lo corroboré cuando vi que habían pintado una diana sobre el yeso y encima de ella estaba escrito "La diana de las botellas"

El salón tenía una televisión antigua y dos sofás marrones , era separada por un mini barra que trazaba la cocina, una nevera blanca pequeña aboyada y un fuego de los antiguos, vi un microondas, pero luego vi el cable hecho trizas, supongo que por los dientes de las ratas.

La novia de mi primo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora