Capítulo 32.

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Capítulo 32.


AINA POV.


                  

Beth acariciaba lentamente los hombros de Valero de vez en cuando, que conducía tenso.

Giselle tenía una cara sin expresión, seria, no se podría descifrar nada, irónicamente podría decir que tenía una cara de Poker.

Jacob era el único que se quejaba, soltaba gemiditos y se agarraba al salpicadero debido a la velocidad que íbamos.

-¡¿Puedes ir más malditamente rápido?! – grité.

-¿¡Pero no ves que es lo más rápido que puedo ir?! – señaló una señal de velocidad.

-¡Se trata de Lia, la niña a la que hemos cuidado desde que la pusieron la primera vez en su cuna!

-¡Gritando no iremos más rápido!

Pateé el sillón con mis piernas y Jacob se quejó débilmente para no agravar la situación.

Giselle colocó una mano en mi pierna izquierda y lentamente me calmé, era la única con la que podría hacerlo.

Valero gruñó – A tomar por culo – pisó el acelerador y pasó a Joe, que se quedó con una cara interrogativa.

En un minuto ya íbamos a 100 km por hora más que antes- Mierda – dijo Jacob enterrando las uñas en el sillón.

-¿Esto se siente al ir en una carrera? – Beth tuvo que agarrarse cuando una curva se pronunció – Valero, por el amor de dios, comprueba los seguros de las puertas trasera porque en una curva nos vamos todas para la carretera.

Miré a Valero por el espejo.

Nunca le había visto tan enfadado – Puede que no lo hayas pensando pero 100 km más rápido significa más millas, cuanto antes las recorramos más tiempo tendremos de entrar en los jodidos casinos.

Miró al panel de controles.

Apretó los dientes .

Sabía que sólo había una manera – Según el navegador de google, tardaríamos 23 horas en llegar, te apuesto – dije las palabras mágicas – 10 $ a que no puedes reducir ese tiempo a unas once horas escasas, llevamos tres.

Apretó la mandíbula y el coche empezó a hacer el ruido de un avión al despegar.

Lo único que supe después es que los árboles pasaban y pasaban y no hacíamos nada más que adelantar a coches.

-¡¿Cómo puede esto ir tan rápido?! – gritó Jacob que estaba a punto de arrancarse el pelo y comérselo .

-Valero instaló un mejor motor- dije sin más y reposé mi cabeza en el hombro de Giselle.

Ella subió su mano y acarició mi pelo – Duerme – susurró.

-Es Lia...

-Shhh – besó mis labios castamente.

-Espera, ¿¡Qué?!, ¿¡Vosotras estáis juntas?! – miré a Jacob y solo cogí la mano de Giselle.

-Si no te giras hacia delante lo más probable es que vomites.

 

Beth acarició la nuca de Valero - ¿¡Y vosotros también?!, ¿¡Qué hago en esta orgía en la que no tengo nada que comer?! – negó encogiéndose en su asiento más y más.

 

-Tenemos que llamar a Zart – negué y Valero me miró a través del retrovisor de nuevo – No me fio de Joe- negué – A él no le importa ella.

La novia de mi primo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora