52. "Una dosis de Justin "

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―Vamos pulga, dame esa hermosa sonrisa que tienes― dijo Elliot, acariciando el cabello de Andrea, mientras ella sollozaba con más intensidad.

―Ya traté de decir eso, Elliot― susurro

El me miró muy preocupado y con desesperación en sus ojos, gesticulando "¿Que más hago?" , yo solamente me encogí de hombros y me bajé a su altura en el césped. Elliot me miró y yo con un simple gesto le indiqué que la soltara, él lo hizo. Andrea quedó frente a mí para poder presenciar el desastre en el que se convirtió en apenas veinte minutos, sus cabellos pegados a sus mejillas por la humedad, su maquillaje corría por sus mejillas y bajo sus ojos y su rostro estaba rojo, al igual que sus ojos y su nariz.

―Muy bien...― dije, tomando sus manos. Ella me miró mordiendo su labio, reprimiendo un sollozo― ¿Por qué estás llorando?

Ella me miró como sí fuera la más obvio del mundo, y lo era, pero no en el contexto que yo estaba pensando.

―Un imbécil como Cyrus no merece tus lagrimas, ni mucho menos tu pena. ¿Sabes lo que pienso? Que fue un gran hijo de puta al dejarte ir, porque como tú solo hay una. Vamos cariño, no mereces esto, has un pequeño esfuerzo para poner una sonrisa en tu rostro, y de verdad, porque aunque eres buena mintiendo, sé cuando tus sonrisas son falsas.

Ella me miraba con los ojos cristalizados y con sus labios atrapados bajo sus dientes, apretando fuerte mis manos.

―¿Por qué lo hizo? Solo eso quiero saber― susurró

―Solo hay una forma de averiguarlo― dijo Elliot.

[...]

Caminé por los pasillos de la escuela, mirando cada uno de los rincones existentes. Trataba de controlar toda la rabia e impotencia que sentía, sino estoy segura que no alcanzaré a siquiera decirle "Hola", y solo impactar mi pequeño puño en su puto rostro. Encontré a Cyrus, sentado en uno de los bancos del campus, y con toda la calma que pude reunir me acerqué.

No lanzaría la bomba tan rápido, el aún no sabía sobre que Andrea sabía.

Me senté a un lado de él, a una distancia prudente para no abofetear su cara tan rápido.

―Hola Cyrus― sonreí hipócritamente.

―Hey ¿Que pasa?― sonrió, apagando la pantalla de su celular.

Me aseguré de que el teléfono de Andrea siguiera conmigo, sí, seguía en mi bolsillo.

―Nada, solo vine a hablar de Andrea― sonreí otra vez, pero esta vez de una manera maldadosa.

―¿Qué le ocurrió? ¿Está bien?

La forma en la que su preocupación parecía verdadera, me sorprendía.

―Podría estar mejor sí su novio no le pusiera los cuernos ¿No crees?

Su cara no demostró sorpresa, más bien, ni siquiera se inmutó.

―¿De que hablas?―dijo, serio.

―Tú sabes mejor que yo de qué estoy hablando, Cyrus― moví mis piernas y saqué el teléfono de mi bolsillo, abriendo el vídeo.

Le enseñé la pantalla del vídeo y enseguida el vídeo se reprodució, yo sin mirar mantuve el celular a su vista.

―Eres asqueroso― dije, cuando ya tuve suficiente― ¿Como carajos puedes hacerle eso a ella? ¿Ah? ¿Como demonios no sientes ni una pizca de remordimiento?

―¿Como conseguiste eso?― evadió

―¡Que mierda te importa! Lo que debería importarte, es que tienes a una chica destrozada en su habitación con la vida en pedazos. Ella te amaba ¿Sabes? Fuiste su amor platónico durante como seis años ¿Y tú así le pagas? ¿Después de que ella te entregó todo lo que tenía? Y sabes que todo, ¿Cierto?

―No quiero hablar de esto contigo― dijo, levantándose.

―¡Pues lo harás! Porque ni de una jodida forma dejaré que te acerques a ella

Él me miró con una sonrisa burlona en su rostro.

―¿Tú? ¿Solo tú?― rió― ¿Eres el doble menos que yo y crees que puedes impedirme ver a mi novia?

―No creo que aún sea tu novia, amigo

―Eso lo discutiremos Andrea y yo, tú solo eres la sobrante en esto― dijo, apunto de irse.

―Te equivocas― escuché la voz de Andrea atrás de mí, sorprendida, volteé.

―¿Andrea?― dije

―¿Mi amor?― dijo Cyrus, acercándose a ella.

―Mi amor un carajo, Cyrus― dijo ella, enfadada― ¿Qué ocurre contigo?

Cyrus calló, me acerqué a mi amiga y tomé su mano.

―Debes irte, él no hablará sí tu estás aquí―susurró

La miré un poco preocupada y indecisa, pero ella soltó mi mano y me dio un pequeño empujón. Lentamente, me alejé de la escena con un nudo en el estómago.

De vez en cuando, miraba hacía atrás para asegurarme de que Andrea seguía intacta, pero ella solo tenía un rostro enfadado y veía sus gestos mientras gritaba.

―¿Qué ocurre contigo? ¿Estás bien?― preguntó Justin, llegando frente a mí.

―Sí, estoy bien. ¿Por qué?―dije

―Porque te vi atravesar el campus completo con tu ceño fruncido

―¿En serio?

―Sí, así que escupelo. ¿Que está pasando?

―Estoy preocupada, solo eso. Andrea tiene unos problemas y estoy preocupada por ella.

―Ya se resolverá, lo que sea que es, pero estoy segura que ella lo superará, es inteligente y fuerte.

―Ojalá sea así― susurro

―¿Te parece que sí te invito un almuerzo para que no estés tan tensa? Una dosis de Justin no hace mal

«Claro que no hace mal, y menos a mí» pensé


Amor Platónico ➳ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora