______'s POV
Jamas había contado este...lado mio, podría decirse. Pero es que no es algo que pueda ir diciéndole a cada persona que conozco.
Desde pequeña, he visto como los licántropos han sido despreciados, prejuzgados por su naturaleza. En mi parecer, nadie elige ser mordido por otro hombre lobo, que es la manera en la que se propaga esta transformación. Pero al parecer, no todos opinan igual que yo.
Algunos magos han sido capaces de asesinar a varios licántropos, solo porque los consideran peligrosos. Pero, ¿conocen acaso todo el sufrimiento por el que tiene que pasar un licántropo? Es cierto que pierden cualquier conocimiento cuando se transforman, pero, ¿saben lo que pasa cuando se transforman? El proceso de transformación es sumamente doloroso, y si bien pierden conocimiento de lo que el bien y el mal significan, no lo hacen permanentemente. Un licántropo puede ser todo lo bueno o malo que quisiera en su forma humana. Eso, es lo que la gente debería tener en cuenta.Todo comenzó en realidad cuando tenía 10 años..
~Flashback~
Había decidido escapar de casa por una estúpida discusión con Theo, y porque mis padres habían decidido apoyarlo a él. Él siempre había sido el preferido. A la media noche corrí hacia el bosque y me dediqué a recorrerlo por varias horas, ignorando el hecho de que era luna llena, y en esos tiempos el bosque se llenaba de hombres lobo. Recuerdo haber escuchado algunos aullidos, pero al sentirlos tan lejos, no les temí. Seguí avanzando por varias horas mas, sin toparme con ninguna criatura peligrosa. El bosque parecía estar desierto, incluso creí que sería capás de vivir allí sin ningún problema. Sentí mis pies demasiado cansados, pues aunque a los 10 años tenía muchísima energía, también solía cansarme bastante. Decidí recostarme bajo un enorme sauce, parecía muy acogedor. Luego de unos minutos, oí algunos pasos. Las hojas del suelo crujían ante las pisadas que se aproximaban y mi pequeño cuerpo había comenzado a temblar de miedo. Me paré y me refugié tras el tronco del gran árbol. Decidí mirar, quería saber a qué criatura tendría que enfrentarme, así que me asomé, y fue entonces cuando lo vi. Tenía aspecto de lobo, pero no era común, algunas características lo distinguían de los lobos comunes. Era como si fuera mas...humano.
En ese momento, su vista se dirigió hacia el lugar donde me ocultaba, y en un rápido movimiento, volví a meterme tras el tronco del árbol. Pero él ya me había visto, y ya se dirigía al que para mí había sido mi mejor escondite. Cuando se encontró a mi lado, lo observé en todo su esplendor; su gran altura, o quizá no tanto pero para una niña de 10 años con mi estatura, lo era; su pelaje gris y sus ojos amarillos que luchaban por ser nuevamente humanos. Por un momento, quedé congelada, hipnotizada por esos ojos fuera de sí, pero todo volvió a la realidad cuando soltó un gran gruñido, salpicando baba en mi rostro. Le di la espalada y corrí como si no hubiera un mañana, pero una niña, cansada y con piernas cortas, no llegaba muy lejos. A pocos metros, tropecé y caí. Me coloqué boca arriba, mirando al licántropo que ya había llegado donde yo, y se encontraba casi sobre mi. Fue entonces cuando noté que ya había comenzado a amanecer, pero aquella criatura aun no había comenzado a cambiar de forma, y me preguntaba porqué. Acercó su hocico a mi rostro y cerré los ojos. Sabía lo que venía...
Pero entonces, sentí como se alejaba. Abrí los ojos rápidamente. Los rayos de sol lo habían alcanzado, y con eso, su transformación se desvanecía. Verlo tomando su forma humana fue quizá lo más horrible y doloroso que vi en mi vida. Cayó de rodillas y sus ojos amarillos se transformaron en azules, parecía que estaba a punto a llorar cuando cayó tieso en el piso. Se había desmayado. Jamás olvidaré el dolor que sus ojos expresaron, y la preocupación que vi en ellos porque no recordaba si me había hecho daño...Abrí la mochila que tenía conmigo y saqué la manta que tenia dentro. El chico estaba completamente pálido y temblaba. Y por cierto, estaba desnudo. En mis cortos años, había aprendido que no tenía que mirarle ahí abajo, así que traté de evitarlo en todo momento. En los siguientes tres días, el chico, que según dijo tenía 17 años, había volado de fiebre, y la palidez no había desaparecido. Volví varias veces a casa para llevarle comida y algunas plantas medicinales, que no quise sacar del bosque por miedo a equivocarme y terminar por envenenarlo. También, había robado unos pantalones de papá, una camisa, zapatos y calcetines. El chico me había agradecido por todo.
-Eres la mejor persona que he conocido, ____- me sonrió. Revolvió mi cabello y me dio un beso en la mejilla.- Gracias por todo, creo que ya es hora de que vuelva a casa - suspiró. Por su mirada, sabía que no volvería a casa, pero también sabía que él debía escapar, así que simplemente asentí. Con mis diez años, había aprendido a querer a las criaturas, a los hombres lobo, a ese hombre lobo.
Lo siguiente fue que cumplí 11, me aceptaron a Hogwarts, quedé en Slytherin, y un chico Gryffindor comenzó a insultarme cada vez que me veía. Luego de varias semanas, aún no me había quitado de la mente aquellos ojos azules que se convertían en amarillos cada luna llena, y tuve una idea. Debía crear un lugar donde, cada luna llena, los licántropos no tuvieran que ser licántropos, podrían mantenerse en su forma humana, fuera del peligro de aquellos que quisieran cazarlos, o fuera del peligro que ellos pudieran causar. Pasé todo el año investigando, hechizos que encantaran lugares, hechizos que levantaran edificios enteros, hechizos que alejaran lo mágico de la magia, hechizos hechizos y mas hechizos. Al finalizar el año, robé la varita del chico que tanto me molestaba, pues sabía que no se podía hacer magia fuera de Hogwarts y podrían descubrirme si lo hacía con la mía. Cuando volvimos a casa, me escapé de nuevo al bosque, y busqué un lugar donde pudiera ocultar una cabaña. Me encontré con una zona del bosque donde los árboles se volvían mas densos, y fue cuando creí que había encontrado el lugar perfecto. Tardé minutos en construir todo lo que tenia en mente, pero había hecho la cabaña demasiado grande, y se notaba demasiado, así que la hice desaparecer y comencé de nuevo. Cuando decidí que tenia el tamaño perfecto para que nadie que se atreviera a andar por los bosques pudiera notarla, puse es marcha mi plan. Primero, le hice un hechizo para que por dentro fuera más grande, pero se me ocurrió que necesitaba hacerle un hechizo con el que todo el lugar fuera inmune a lo mágico, pues de otra forma los licántropos no serian humanos dentro. Mi verano se basó en esa cabaña, y agradecía que aun no me hubieran encontrado por realizar hechizos fuera de Hogwarts. Mis investigaciones finalizaron en una sola solución: la cabaña podría recibir hechizos que sólo sean efectuados por su creador, de lo contrario, cualquier tipo de magia sería anulada. Entonces, pude hacer lo que quisiera con la cabaña. Y cuando al fin estuve satisfecha, rompí la varita, y la quemé.
Al año siguiente, el chico Gryffindor no volvió a Hogwarts, y me sentí culpable, pero no duró mucho pues sabía que lo había hecho por una buena causa. Desde entonces, cada luna llena, volvía al bosque y de alguna u otra forma, lograba que los licántropos entraran en la cabaña, donde volvían a su forma humana.
Para cuando tuve 13 años, ya me había encontrado con todo tipo de licántropo, de todas las edades, desde ancianos, cansados de la misma condición, hasta novatos que habían sido mordidos recientemente. Y todavía tenía la esperanza de volver a ver esos ojos azules...
~Fin del flashback~
En los últimos meses, no había concurrido tanto al bosque, habían ocurrido demasiados cambios en Hogwarts que me impidieron seguir con eso, pero al pensar en refugio, ese fue el primer lugar que se me vino a la mente, solo que ignoraba el hecho de que Draco jamás comprendería el objetivo de la creación de esa cabaña...
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KHEEEEEE TODO RE KUL NAE
XD BUENO, ESPERO QUE LES ESTÉ INTERESANDO PORQUE A MI SI XD BESITOS BEBAS
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Inesperado...(Draco&Tu)
RandomMi nombre es _______(tn) Nott. Tengo 15. Estoy cursando mi quinto año en Hogwarts, escuela de magia y hechicería. Mi vida era... como la de los muggles, aunque siempre supe de la existencia de la magia, ya que mi padre es un mago; y mi madre es mugg...