Capítulo 65 - Odio.

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¿Adiós? ¿Cómo podía irse? ¿Cómo podía darme el mejor beso de toda mi maldita existencia, y luego marcharse? ¿Y cómo es que no la seguí? ¿Cómo es que lo único que pude hacer fue observarla mientras su figura se hacía cada vez mas pequeña hasta desaparecer?

La odiaba. Odiaba amarla. Y me odiaba a mi por amarla de esa manera.

La odiaba. Odiaba que me hiciera sentir de esa manera y odiaba que ella no sintiera lo mismo. Porque no había manera de que sintiera lo mismo y me abandonara una vez mas. Primero en el bosque, luego en el colegio, y ahora en ese maldito lago. ¡Incluso me había mordido un maldito lobo! Odiaba que fuera tan tranquila y serena con algunas cosas y tan idiota, exagerada y gritona para otras. Odiaba que se mordiera el labio cuando pensaba alguna respuesta, que se comiera las uñas y las escupiera disimuladamente, que frunciera el ceño cuando se enojaba porque alguien decía alguna estupidez. Odiaba que su risa fuera tan ruidosa y exagerada y aún así tan hermosa y contagiosa. Odiaba que su cabello fuera tan perfectamente lacio y castaño y odiaba que cuando se hacia trenzas le quedara tan perfectamente ondulado. Odiaba que todo le quedaba bien, aunque se pusiera una bolsa de papas. Odiaba que todo en ella fuera tan jodidamente perfecto, y que nada de eso fuera mio. Odiaba que no sintiera lo mismo que yo. Y principalmente, odiaba que estuviera con ese estúpido de Weasley.

Me tiré en el suelo, con enojo. Todo me dolía y la cabeza comenzaba a darme vueltas. Necesitaba pensar un poco y tratar de olvidarme de ella, y de todo lo demás. Pero entonces, mi brazo comenzó a doler y arder como una cicatriz envuelta en llamas. La Marca.

~•~

Leah's POV

Corrí al castillo. ¿Qué mas podía hacer? No podía hacerle eso a Fred. Y Draco no era bueno para mi, no era bueno para nadie, lo sabía. Debía saberlo. No podía permitirme tener algo con él, no importaban ya mis sentimientos, simplemente no quería seguir lastimando personas. Fred era genial, y era todo lo que un padre normal querría para su hija, ¿no es cierto? Era atento, apuesto, tierno, y jodidamente bueno en la cama, ¿qué mas podía pedir? Él arriesgaría todo, incluso su vida, para salvarme, para hacerme feliz.

Cuando llegué al Castillo, estaban todos alrededor del cuerpo de Dumbledore, con las varitas hacia el cielo.
Como si fuera la gota que rebalsó el vaso, mis lágrimas comenzaron a escurrirse por mis mejillas, una tras otra como si acabara de abrir un grifo en mis ojos. Me coloqué al lado de Breena, que estaba detrás de toda la multitud, y alce mi varita al cielo.

Antes de que pudiera darme cuenta, Fred entrelazó sus dedos con los mios, mientras que mi otra mano sostenía firme la varita hacia el cielo. En ese momento supe, que había tomado una buena decisión. Dejar a Draco, alejarme de él y quedarme con la persona que me amaba pura y profundamente, Fred Weasley.

~•~

Los siguientes días fueron los peores, entretanto los mortifagos se apoderaban del castillo, Harry y sus estúpidos amigos huían, y Malfoy no daba ni una sola señal de vida.
Decidí irme del castillo, aunque preferiría haberme quedado, pero Fred y los demás habían confiado lo suficiente en mi como para decirme dónde estaban, así qué ¿qué mejor que unirme a ellos y ayudar a desarrollar un maldito plan para acabar con ese desastre de una vez por todas?

Si lo pensaban bien, yo era su pequeña as bajo la manga. Sabrían cuándo atacaría Voldemort, o al menos cuándo tramaban algo, pues mi cicatriz dolía cada vez que Voldemort nos convocaba. Quizá si lograba infiltrarme podría decirles dónde se reunían y atacar antes de que pudieran llevar a cabo cualquiera fuera su plan.

Desde mi punto de vista, era un gran plan, sabotear todos sus planes, pero entonces, cuando lo presenté ante los demás, surgieron varias ...opiniones. La mayoría no confiaba plenamente en mi, y lo entendía, así como yo proponía ser espía de ellos, podría estar siendo espía de Voldemort, y era algo que los tenía bastante inquietos, menos a Fred y George. Es por ello que jamás estaba en sus "reuniones secretas", de las cuales yo estaba totalmente al tanto, en realidad.

—Puedo someterme a un interrogatorio con veritaserum, si es lo que precisan—. Así, como si nada, propuse una completa exposición de cualquier cosa que estuviera dentro de mi mente. Cualquiera. Solo esperaba que su confianza lo valiera.

—Eso no haría ningún mal, de hecho— contestó Potter.

—Es innecesario, confiamos en ti— refutó Fred.

—No. Tu confías en ella, Fred, pero los demás queremos saber de qué está hecha realmente, a qué bando pertenece. Ten en cuenta que ya nos hemos arriesgado mucho por ella.

—Está vez estoy de acuerdo con Ron—, comenzó Hermione— es un riesgo total tenerla tan cerca con esa marca, ¿qué tal que esa misma marca que llama a los demás hacia Voldemort,  los atraiga aquí? No podemos seguir corriendo peligro. Además, este ofrecimiento podría tratarse de igual manera de una estrategia; verán, Fred es su novio, y él no querría que se la sometiera a dicho interrogatorio, pero entonces, ella ya habría hecho su oferta y el simple hecho de hacerla nos haría creer que está dispuesta a cualquier cosa para demostrar que está de nuestro lado.

—Estoy ofreciendo esto porque se que no serán tan tontos como para dejar que Fred los convenza de no hacerlo—. Estaba harta de que hablaran de mi como si yo no estuviera allí. Entendía que desconfiaran pero, maldita sea, se volvía agotador escuchar que hablaran de ti como si hablaran del mismísimo Voldemort.

—Bien, entonces se hará. Te mantendremos vigilada hasta mañana, y cuando traigan el veritaserum, Fred y George quedarán fuera del interrogatorio.

—Estoy de acuerdo.

Fred y George demostraron su desacuerdo, por supuesto, pero nadie cedió, ni siquiera yo. Fred dijo que, si debía hacerse, el estaría al menos ese día conmigo, que la vigilancia no era necesaria. Al fin, terminaron aceptando que Fred y George me se quedaran a mi lado en lo que quedaba del día, pero con la condición de que alguno de ellos se pasara de vez en cuando.

—No puedo creer que de verdad quieran hacerte...—Fred había comenzado a balbucear enojado, pero decidí interrumpirlo.

—No hablemos de eso, o todos estaremos de mal humor, ¿va?

Estábamos los tres acostados en hilera en la cama de Fred, mirando el techo. Yo jugaba con un hilo de mi ropa que había decidido descoserse, y Fred jugaba con un mechón de mi pelo tratando de no estirarlo demasiado, al contrario de George, que se divertía jalando un pequeño puñado de mi cabello haciéndolo rebotar una y otra vez. En otro momento me hubiera enojado, pero en ese momento solo pensaba en qué me preguntarían, es decir, si no estaban Fred y George nadie haría una pregunta extraña sobre amor, ¿verdad? Ellos solo quieren saber dónde están mis lealtades y si es cierto todo lo que sale de mi boca cada vez que juro decir la verdad, ¿cierto?. Si, sólo era eso, estaba haciéndome la cabeza por nada... o no.

Inesperado...(Draco&Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora