LEAN LA NOTA DEL FINAL, ES MUY IMPORTANTE.
Me quedé paralizada, atónita. En un segundo cambió su preocupación por enojo... De verdad no le entiendo.
Suspire y volví a recostarme, sin poder evitar pensar en Malfoy. Quería odiarlo, pero algo no me dejaba hacerlo. Yo también me preocupaba por él, lo celaba, y estoy segura qué yo también arriesgaría mi vida para salvarlo...
~•~
No dormí, no pude pegar ni un maldito segundo los ojos. Y lo peor era que jugaba oír ruidos, que los mortifagos llegaban a por mí, pero finalmente no era nada. Nadie aparecía. Nadie hablaba. Nada...
A la mañana, Draco entró, pero con nada mas y nada menos que SU taza de café.
-Tengo hambre... - comenté.
-Te enseñaré dónde está la cocina, para que así puedas prepararte el desayuno- habló serio. Se levanto y abrió la puerta, sin esperarme. Me levanté rápidamente y lo seguí.
Me guió por el pasillo hasta una puerta que daba a una escalera. Bajamos y llegamos al Hall, no muy grande ni muy pequeño, tamaño medio, con sillones de terciopelo negro, paredes de madera, algunos sofás mas pequeños de cuero marrón oscuro y una alfombra persa roja con detalles dorados. ¿...Exótico...?
Pasamos el Hall y abrimos una puerta, al fin la maldita cocina. Era bastante grande, a decir verdad. Y pues, tenia todo lo que una cocina necesita, mayormente en color blanco. Una pequeña puerta a un costado te llevaba a una despensa, aunque estaba vacía.-¿No hay nada en la despensa? ¿Cómo pretendes qué nos alimentemos? ¿Cuánto tiempo nos quedaremos? ¿Y donde estamos? ¿De quien es la casa?
-Cierra el pico. Abre la heladera y ve qué puedes hacer con eso- contestó indiferente. Se dirigió a la puerta a la puerta y antes de salir se giró hacia mi- Por cierto, sé que ya viste el Hall y la puerta de entrada, pero eso no quiere decir que puedas irte. Selle la puerta y las ventanas con hechizos, en caso de que quieras escapar, cosa que si intentas no será lindo- sonrió y se fue.
»Maldito hijo de la...«
Abrí la heladera y vi algunos huevos, un pequeño trozo de queso, una botella con lo que parecía ser zumo de naranja, algunas verduras y demás, así que decidí prepararme un desayuno algo muggle: omelette (huevo frito con queso) y le agregué tomate y un poco de condimento. Al terminarlo me senté en la pequeña mesa con apenas dos sillas, me serví el zumo que por cierto era de mandarina, casi lo mismo, y comencé a comer.
-Huele rico- de repente, Malfoy entró a la cocina.
-Si, es MI desayuno-. Acerqué el plato hacia mi, al igual que el vaso.
-No voy a robarte, aunque huela rico se ve asqueroso.
-Ja Ja. ¿ A qué viniste?
-Qué te importa.
-Dagh...
Decidí ignorarlo y seguí comiendo. Se metió en la despensa a hacer no sé qué y luego volvió a irse.
Al terminar, lavé mi plato y el vaso, y me metí a la despensa a ver qué había echo...adivinen... Acababa de llenarla. ¿Cómo? No me lo pregunten. No aprendimos nunca a hacer eso en Hogwarts, y no creo que los mortifagos le hayan enseñado algo parecido...
Volví escaleras arriba y caminé por el pasillo. Había una puerta al final del pasillo, y otras cuatro, dos enfrentadas a otras dos. Una era la mía pero la verdad es que no tenia ni idea de cuál era.
Hice Ta-Te-Ti y abrí una...mala elección. Era la de Malfoy. ¿Lo peor? Se estaba cambiando. Acababa de ver a Malfoy en ropa de interior... y me gustó...
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Inesperado...(Draco&Tu)
De TodoMi nombre es _______(tn) Nott. Tengo 15. Estoy cursando mi quinto año en Hogwarts, escuela de magia y hechicería. Mi vida era... como la de los muggles, aunque siempre supe de la existencia de la magia, ya que mi padre es un mago; y mi madre es mugg...