DE LA PLANCHA A LA CANCHA
Mi nombre es Yuki Aikawa, tengo 16 años y soy estudiante de secundaria. Trabajo a medio tiempo en un restaurante. Mi sueño de toda la vida es ser chef, así que a pequeños pasos camino hacía mi meta y mi primera impresión de Aomine Daiki fue "Es un idiota".
Cuando conocí a Aomine kun era un día lluvioso. Antes lo había visto un montón de veces ya, pero esta era la primera vez que hablaríamos, a pesar de tener dos semanas trabajando juntos.
Fue uno de esos días en que ni las moscas se paraban por el local, cortesía de la tormenta que nos caía encima, cuando tuve la oportunidad de hablar con ese chico de cabellos azules y piel marcadamente marrón.
—¿Por qué elegiste trabajar aquí? —pregunte en verdad curiosa. Aomine kun era bastante atractivo, así que de pronto me sentía esperanzada en encontrar mi alma gemela en él.
—Porque me gustan las hamburguesas Teriyaki que hacen aquí —respondió secamente. Su respuesta me dejó en shock. La seriedad de su voz me decía que no bromeaba, pero yo realmente no podía terminar de aceptar que su razón de trabajar medio tiempo en un restaurante fuera que preparaban en el lugar su comida favorita.
—Pfff —cubrí mi boca para que la carcajada no le pegara en la cara al que estaba frente a mí, por ello incluso volteé la cabeza para donde él no estaba. Aomine kun se molestó. Lo entendía, si alguien se hubiese reído de mí de la forma en que yo me reí de él, también estaría muy molesta—. Lo lamento —quise disculparme una vez que mi ataque de risa se fue, pero quizá ya era demasiado tarde para disculparme y sobre todo muy tarde para que él me perdonara. Habían pasado como veinte minutos de que mi ataque de risa detonó y no pudo ser cubierto por mi mano.
Él no se negó a disculparme, pero tampoco me perdonó. Él solo me miró con sus ojos entrecerrados y el ceño fruncido. Aunque no creo que estuviera enojado, él siempre tenía cara de estreñido. Igual nada teníamos para hacer. La fuerte lluvia no daba tregua y en ese lugar habíamos más empleados que clientes, así que seguimos solo hablando.
Con una mesa de por medio logramos establecer una charla amena, donde lo que más había era silencio. Aun así logré descubrir un montón de cosas sobre ese chico. Ahora sabía que era basquetbolista, aunque eso no le emocionaba demasiado. Descubrí también que definitivamente no podíamos ser almas gemelas. A mí me apasionaba lo que amaba y me empujaba a alcanzar mis sueños. A él ni siquiera parecía gustarle lo que ambos sabíamos era su futuro.
Yo sabía algunas cosas de básquetbol. La verdad es que era bastante buena jugando. Tanto que a mí tampoco me costaría hacerme una carrera en ello, pero lo mío era la cocina.
Al final nos hicimos amigos. Aomine kun faltaba a todas las prácticas, así que no nos costaba trabajo reunirnos continuamente. Y aunque la mayor parte del tiempo él solo escuchaba, siempre estaba acompañándome.
A ratos sentía que yo le gustaba, pero luego recordaba que él no parecía ser de los que se enamoraran de pechos planos como yo y lo descartaba, sobre todo porque él tampoco era mi hombre ideal.
—Juguemos Basquetbol Aomine kun —sugerí al chico recostado a mi lado en el césped del parque. Las canchas recién se desocupaban. Aomine kun me miró con fastidio y después de que yo propusiera: —Anda, si yo ganó cubrirás mi turno del almacén la próxima semana y si tú ganas te diré lo que quieras saber de mí —Aomine kun lo pensó.
Al final accedió, pero eso fue hasta que modificara los términos. Dijo: —Día por canasta y pregunta por canasta también —acepté. Después de todo yo no tenía nada que ocultar.
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QUIERO UN ONESHOT CONTIGO
Random¿Quieres un capitulo de amor, odio, venganza, diversión o encuentro con tu personaje favorito? . . . Pues llegaste al lugar indicado... solo tienes que pedir y ya está. Este proyecto tiene la finalidad de agradecer a mis lectores por apoya...