—EL PERDEDOR—
Enrique Iglesias y Marco Antonio Solís
—Debieron haber visto su cara —dijo el joven de ojos verdes y una enorme sonrisa en el rostro, mientras bebía otra copa en el bar, acompañado de algunos amigos de la universidad—, ni siquiera puedo olvidarme de la satisfacción que sentí cuando terminé con él. Lo dejé sin nada. A Levi no le quedaron ni ganas de vivir cuando me fui.
Su mejor amigo, un rubio sensato, a comparación de la panda de idiotas que se reunían con el más idiota de los idiotas, negó con la cabeza mientras daba un sorbo a lo que bebía. Él mejor que nadie conocía la historia, y no era para nada como el castaño la contaba.
Las rondas de alcohol se alargaron, terminando en que todos estaban demasiado bebidos. Armin decidió llevarse a Eren consigo, en su estado seguro terminaría molestando a un hombre que no merecía los lloriqueos de un idiota, ebrio y orgulloso.
»Dijo que me amaba y luego me dio la espalda —soltó el chico de ojos esmeralda cayendo en la cama de su mejor amigo—, aunque dijo que haría todo por mí al final solo me dejó diciendo que no podía soportarlo más... si me amaba debía aguantar hasta el final.
—Ningún amor es tan fuerte como para soportar todas tus idioteces —aseguró Armin, quitándole los zapatos a Eren.
—Pero lo amo —argumentó el castaño—, lo amo y lo quiero conmigo.
—Eso debiste pensarlo antes de hacerlo pasar por todo lo que le hiciste pasar. Eren, te burlaste de él, lo negaste frente a tus amigos, le armaste escenas de celos en su trabajo; era obvio que se cansaría de todo —argumentó Arlet.
—Pero dijo que me amaba como yo era —alegó Eren—, solo era un maldito mentiroso que quería mi cuerpo.
—No lo creo así —dijo Armin, sentándose al lado de su destrozado amigo—. Pero, aunque así lo fuera, no tienes cara de quejarte cuando tú solo ibas tras de su cartera.
—Yo me enamoré de él —aseguró Eren—, de ese hombre viejo, aburrido y feo... a pesar de todo me enamoré de él y le di todo de mí... me enamoré de Levi aún cuando no se merecía a un tipo tan genial como yo.
—Yo creo que Levi era un hombre demasiado bueno para un idiota como tú —dijo Armin—. Nunca hiciste más que despreciarlo y hacerle pasar malos ratos. Se tardó en dejarte.
—¡No! —gritó Eren intentando incorporarse, pero fallando lastimosamente en el intento—. Él debió darme más, amarme más, quererme con todo y darme su vida. Yo lo merezco todo. ¡Todo!
Armin negó con la cabeza mientras veía como su amigo se desplomaba, como lloraba inconsolablemente hasta quedarse dormido.
*
—Miren nada más a quien tenemos aquí —vociferó Eren, llegando hasta la mesa donde Levi desayunaba con Erwin, un compañero de la empresa—. Haces de todo para olvidarme, ¿no? Pero lamento decirte que ninguna cara bonita logrará que olvides todo lo que yo te di.
—¿Estás ebrio? —preguntó Levi, dudoso. Era aún muy temprano para que ese chico estuviera ebrio, pero no se equivocaba, el hedor del chico cuando se acercó a él lo confirmó.
—No habrá ningún hombre en el mundo que logre que te olvides de mí —dijo Eren, sonriendo maliciosamente en el rostro de su ex amante—. Eres demasiada poca cosa, no te mereces a nadie, por eso te dejé.
—Eren —habló Armin—, déjalo ya. Vayámonos.
—No —se negó el castaño—. Todo el mundo debe saber que este sujeto no vale la pena. Levi es un hombre viejo, aburrido y desabrido, por eso lo dejé; porque es repugnante.
—Es suficiente —gruñó Levi dejando la mesa, tomando al castaño por un brazo para atraer su atención—. Voy a pedirte una cosa, un último favor. Evita que nos veamos, deja de aparecer frente a mí; si me vez en la calle cambia de acera para que no te encuentres con alguien tan desagradable como yo, y para que yo no tenga que ver eso que no puedo tener. Haznos un favor a los dos y olvídate de mí para que yo pueda dejarte atrás también.
»Vámonos, Erwin —pidió Levi, soltando a Eren y saliendo del restaurante sin mirar de nuevo al chico que temblaba de impotencia y pena, que se moría por seguir a ese hombre que era tan bueno que incluso le seguía en sus mentiras, que era tan cordial ni siquiera lo odiaba, que era tan maduro que incluso se hacía responsable de su dolor.
«¿Cómo sería capaz de olvidar a alguien así?, ¿cómo sería capaz de aceptar que alguien como él le dejara atrás?»
—¿Sigues amándolo? —preguntó Erwin cuando ambos se detuvieron en el parque a unas cuadras de su oficina. Levi negó con la cabeza—. ¿Entonces por qué cubrirlo?
—Porque le amé mucho, y es solo un mocoso idiota que no sabe lidiar con las consecuencias de sus actos —explicó Levi—. Lo cubro porque puedo ver cuánto me ama y porque, a pesar de todas sus tonterías, yo no lo odio.
—Y porque todo es tu culpa, ¿no? —preguntó el rubio y Levi sonrió, sin aceptar y sin negar esa respuesta.
La verdad era que ese mocoso se convirtió en un engreído por su culpa, pues él le había dado todo a alguien que nunca tuvo algo importante de verdad, y luego solo salió huyendo de un egoísta que intentaba dejarlo sin nada.
Puede que fuera su culpa, pero no lo aceptaría, no podría cargar con la culpa del dolor de la persona que más amaba en la vida, pero podría hacerse pasar por el culpable de la ruptura de su relación, por no ser lo suficientemente bueno para soportar las idioteces del chico más idiota del mundo.
*-*-*-*-*-*-*
Sí, esto también es para AMINO.
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QUIERO UN ONESHOT CONTIGO
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