Murasakibara Atsushi (KUROKO NO BASUKE)

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MI PEQUEÑO CARAMELO


—Atsushi kun, sobre el dinero... —titubeó la chica que realmente se sentía incomoda con la situación presente. Pero fue salvada por el que la interrumpió, pero no para facilitarle las cosas, sino para cambiarle de tema.

—Oye Hana chi, ¿tú crees que cualquiera puede cumplir su sueño solo esforzándose? —preguntó—. No todo esfuerzo da frutos ¿sabes? —Hana lo miró completamente extrañada, pero después de pensarlo unos segundos entendió todo y preguntó con cansancio: —¿No me vas a pagar, cierto? —El pelimorado le sonrió cínico y dijo una frase, que a diferencia de la pasada, nunca le había escuchado decir.

—Hana chi, no puedes sacar agua de una piedra —dijo Atsushi y la dejó sentada en una banca haciendo un puchero y se fue al salón de clases mientras ponía otro pocky en su boca.

* * *

—Entonces ¿irás al karaoke con nosotros Hana? —preguntaron las amigas de ella que se acercaron después de verla quedar sola. Hana retomó la postura en su pupitre y, recostando su cuerpo en la mesa, dijo con un par de cascadas recorriendo sus mejillas: —No, no tengo dinero.

—Hana, ese chico te está arruinando —dijo Marico que la veía un poco preocupada. Ella asintió aun llorando. Pero era su mejor amigo, su amigo de la infancia, ella no podía sólo dejarlo solo en su maldita adicción a la comida chatarra.

—Vamos amiga anímate —dijo Karin que sobaba dulcemente la espalda de Hana—, vamos al karaoke, te prestaré para la entrada y podremos compartir la botana —Pero Marico suspiró diciendo: —Ese chico nos está arruinando a todas —y levantaron sus cosas para irse al karaoke.

* * * *

—Hana chi ¿no estás de compras locas con tus locas amigas? —preguntó el pelimorado que había salido de su casa para ir al entrenamiento y encontró a su amiga de la infancia, y vecina, casi colgada en la ventana de su habitación.

—No —dijo haciendo un puchero—, es que al parecer no puedo sacar agua de una piedra... Atsushi kun pagame

—No puedo —dijo regalándole otra cínica sonrisa a la que comenzaba a resignarse a no obtener su dinero de vuelta—. Piensa en mí deuda como una cuenta de ahorro personal, te pagaré con intereses Hana chi.

—No te creo —dijo ella arrancándole tremenda carcajada al que, caminando, se despidió moviendo su mano en el viento sin darle más la cara.

—A mí me vale con esto —dijo Hana para el que ya no la escuchaba y sonrió al verlo irse.

* * * * *

—Prueba esto Atushi kun —dijo Hana el lunes por la mañana, metiendo una bola de masa dulce en la boca del pelimorado que estaba casi dormido bajo un árbol del patio de la escuela. Murasakibara la recibió con sorpresa, y la escupió mientras tosía frenéticamente, pues el sabor de lo que la chica le había dado era peor que horrible.

Hana se decidió a dejar de prestarle dinero para que comprara chatarra, pero no lo dejaría sin dulces, así que intentó prepararlos, pues los dulces caseros eran por mucho más baratos. Pero desafortunadamente su talento en la cocina era nulo.

—Hana chi, eso pudo haberme matado —dijo Murasakibara—, es horrible.

—Tú eres horrible —señaló Hana— y cruel, me estoy esforzando.

—Pues déjalo —dijo el chico sin poderse quitar el horrible sabor de boca—. No lo lograrás. Para ser repostera hay que tener talento y sazón, a ti te faltan ambos.

QUIERO UN ONESHOT CONTIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora