Takasugi Shinsuke (GINTAMA)

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SER PAPÁ ES DE LO PEOR


—¿Podemos devolverlo? —preguntó Takasugi entrando en la habitación.

—Te juro y te prometo que, por donde salió, no vuelve —dije sonriendo tan amplio como mis labios daban.

—Ser papá es horrible —aseguró sacándose las sandalias para tirarse en nuestra cama.

—¿Hablas en serio? —cuestioné enarcando una ceja. Le había escuchado quejarse muchas veces de sus labores paternas, pero nunca señalarlas como horribles.

—¿Quieres que enumere lo peor de ser papá? —preguntó él y yo le reté.

—Suéltalas.

—Bien —dijo acomodándose en el lugar que podría perder por una, o varias noches, según lo que dijera—. Uno. No tengo privacidad en casa, Ryusuke me sigue hasta al baño.

—No vienes muy seguido a casa, tiene que aprovechar cuando si estás. Le gusta estar contigo —señalé y suspiró.

—Dos. Habla sin parar absolutamente todo el tiempo. ¿De quién lo habrá heredado?

—¿Quién sabe? —dije sonriendo al que me miraba de una manera hostigosa—. Además no puedes quejarte, dijiste que amabas escucharme.

—Era para que cayeras —confesó algo que sabíamos ambos. Igual le di un pellizco—. Pero, tres. ¿Has escuchado su voz? —preguntó mirándome fijo.

—Más que tú, eso es seguro —dije—. Tiene dos años, su agudita voz cortada es parte de su encanto. 

Takasugi negó con la cabeza. Entonces  nos enfrascamos en una alegata donde él decía y yo justificaba.

—Cuatro. No puedo comer nada sin tener que convidar.

—No seas envidioso. Alimenta a tu hijo.

—Cinco. Lo abrazas y lo besas más que a mí.

—Es mi bebé.

—Seis. No suelta mi hakama favorito, lo ensucia.

—Le gusta vestirse con tu ropa. Y no tienes que quejarte, yo soy quien los lava; además tienes como diez iguales.

—Siete. Tengo que dormirlo todas las noches, y no me suelta hasta que se rindió al sueño, que es como después de la quinta vez que canté esa ridícula canción.

—Ni siquiera pasas todas las noches en casa. Hay veces que te vas por tanto tiempo que me sorprende que te reconozca cuando vuelves.

—Pero yo quisiera pasar todas las noches que vengo contigo.

—Después de que se duerme tenemos toda la noche para nosotros ¿No?

—Si —aceptó— cuando no viene a dormir con nosotros —y, justo en ese momento, apareció el pequeño Ryusuke tallando sus ojos y arrastrando el hakama de Takasugi con el que solía dormir.

Takasugi me miró con su ojo tan abierto que me causó gracia. Entonces dejó la cama para ir por su minireflejo que se tambaleaba soñoliento en la entrada a nuestra habitación.

—Ryu duerme con papá —dijo de manera poco clara mi pequeño cuando su progenitor le abrazó.

—Claro que sí —dijo la ronca, pero dulce, voz de mi amado esposo—. Durmamos siempre juntos.

—Con mamá —completó el hermoso pequeño ojiverde tendiendo sus brazos a mí. Yo le acepté de buena gana. Era mi bebé y lo amaba con todo lo que tenía. Aunque él amara a su padre más que a todo, incluso más que a mí.

—Ser papá es de lo peor —farfulló Takasugi con una sonrisa mientras recibía a nuestro hijo en sus brazos. Aunque él dormía con nosotros, pasaba la noche entera pegado al cuerpo de su padre.

Sonreí. Esa queja de que ser papá era de lo peor no la creía. ¿Cómo podría cuando el atemorizante capitán del Kihetai se mostraba tan complacido de tener a su pequeño hijo consigo. 

Mientras veía a Takasugi acariciar la pequeña cabeza de nuestro hijo, repasé su lista de lo peor de ser papá. Y pensé que sería bueno conocer la de las buenas cosas de ser papá. Pero no sería hoy, porque mis dos hombres favoritos ya dormían profundamente. Y porque seguro era tan larga que nos tomaría toda la noche.

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Este es porque vi la imagen y se me antojó escribir. Deseo que les encante tanto como a mí me encanta el tuerto xD

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