ErenRi (SHINGEKI NO KYOJIN)

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—PROMETIMOS OLVIDARNOS—

Desperté agitado, con el corazón en las orejas, al parecer, pues su sonido era estridente y doloroso. Había vuelto a tener ese sueño, una pesadilla recurrente que me ahogaba en llanto cada que la volvía a tener.

Llevé mis manos al pecho, intentando sostener mi corazón y hacer que se detuviera, pero las imágenes que no se apartaban de mi cabeza lo empujaban a ir más rápido. Era como si quisiera dejar mi cuerpo y salir huyendo hacia algún sitio que ya no doliera.

—¿Quién eres? —pregunté a la voz que aún retumbaba en mi interior—, ¿qué quieres?

Preguntas sin respuesta.

 A ese chico, que con una sonrisa decía: "Debes olvidarme" jamás le había visto. Pero sus ojos verde esmeralda, contrastando con su piel ensangrentada, eran algo difícil de olvidar.

"Olvídame también" le dije, "si volvemos a encontrarnos no nos unamos de nuevo" supliqué, y en respuesta recibí un te amo del chico que moría sin ser capaz de alcanzar mi rostro cuando levantó la mano mientras yo lo sostenía entre mis brazos.

»Voy a volverme loco —susurré mientras veía en el reloj que no eran ni las cinco de la mañana. Pero volver a dormir no era una opción, no necesitaba continuar viendo tan crueles escenas.

Dejé la cama y me vestí, para dejar mi habitación y salir a correr. Tal vez correr era la respuesta, tal vez correr era lo que necesitaba para al menos tener la sensación de que estaba escapando de la locura que a veces eran mis noches.

Corrí lejos, corrí rápido, corrí hasta que mi corazón latiera mucho más fuerte que cuando desperté. Entonces un grito detuvo mis pies, y lo que vi congeló mi alma. En la cima de la colima, un chico gritaba, desesperado.

"No te acerques" decía una voz en mi interior, "Prometimos no volver a encontrarnos, no te acerques" pero mis pies no se detuvieron, siguieron como si fueran arrastrados hasta un lugar que ansiaba alcanzar.

»¿Eren? —musité detrás de un chico castaño de ojos esmeralda.

—¿Quién eres? —cuestionó él y mi corazón dolió, igual que el suyo, pues sus manos estaban aferradas a su pecho, justo como cuando yo intentaba calmarme después de las pesadillas.

"Prometimos olvidarnos" susurró de nuevo esa voz, mientras en los acuosos ojos de ese chico destellaba mi reflejo.

—No soy nadie —dije empapado en llanto. Mentir era doloroso, pero algo dentro de mí decía que sería más doloroso no hacerlo.

"Si volvemos a encontrarnos no nos unamos de nuevo" dijo la voz en mi cabeza, así que giré sobre mí mismo, pretendiendo alejarme.

De pronto, en los brazos del chico que me aprisionaba por la espalda, una enorme calma me inundó.

—No me dejes, Levi —suplicó el susurro del joven al que yo había llamado Eren—. No volveré a dejarte, así que no me dejes...

—Prometimos olvidarnos —recordé, sin saber si lo que temblaba eran sus manos o mi cuerpo—. Es mejor así... no soportaría tener que perderte de nuevo.

—No vas a perderme —prometió desesperado—, jamás te dejaré solo de nuevo, jamás me iré si no vas conmigo; así que no te vayas sin mí.

—Eren, lo lamento...

* * *

—¿En qué piensas? —habló Eren sacándome de mis pensamientos—, ¿te dejé muy exhausto? —preguntó de manera burlona.

—Pensaba en el castigo que mereces por seguir viniéndote dentro de mí... ¿tres semanas sin sexo serán suficientes?

—¡¿Tres?! —cuestionó dejando de abrazarme—... Pero si solo lo hice una vez anoche, las demás tenía condón.

La expresión preocupada del castaño me hizo gracia, y negué con la cabeza, pensando que aquella vez, cuando me disculpé con Eren, debió ser por no querer estar con él a pesar de que lo amaba, y no por romper la promesa que le hice siglos atrás.

»Levi, Levi responde.... Levi voy a morir si no toco tu cuerpo en tanto tiempo... Levi ¿me estás escuchando?... ¡Capitán, por favor!

Sonreí... ¿cómo podría olvidar este mocoso, y todo lo que por él sentía?

»Capitán, no sonría... No me asuste más por favor.

—¡Eren!

—Sí —respondió adoptando una pose ridícula, nostálgica y muy confortante.

—Te amo.

—¿Qué?, ¿por qué dice eso?, ¿va a matarme?... No me mate, por favor déjeme vivir a su lado, seré su perro, pero no me deje, por favor —suplicó siguiéndome por el departamento, fastidiándome un poco. Es por eso que estampé mi rodilla en su abdomen, enviándolo al piso.

—Solo iré a hacer el desayuno —informé jalándole el cuello de la camisa—. Deja de fastidiar, mocoso, o te mataré y te buscaré en la siguiente vida, para volverte a matar. 


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Otro para amino n.n

QUIERO UN ONESHOT CONTIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora