Kentin (CORAZÓN DE MELÓN)

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GUERRA DE AMOR


El castaño boztezó no tan discretamente y, después de tallar sus ojos con el dorso de sus manos, preguntó —¿Por qué diablos estamos en el instituto a las cuatro de la mañana? —la pelinaranja de ojos azules respondió —Porque eres juez y premio de esta competencia.

Kentin despertó por completo ante la declaración de Evelyn que miraba retadora a Sucrette, esa pelinegra de ojos oscuros que le sostenía la mirada y que era su contrincante en este evento donde se disputaban el amor del ojiverde en shock.

Cuando un poco el asombro pasó, a traspiés Kentin preguntó —¿Juez... y... premio?, ¿Qué demonios significa eso? —Sucrette le puso un dedo en la boca al castaño y mientras le sonreía coquetamente hizo —Shhh... tú solo debes observar y elegir —haciendo rabiar a la pelinaranja que la jaló de su larga cabellera para quitarla de encima de ese que ambas amaban.

—Oye no seas agresiva —dijo Sucrette sobando su cuero cabelludo. Cruzándose de brazos Evenlyn masculló —Y tú no seas zorra, este evento es deportivo no de insinuaciones —rodando los ojos.

—Esperen un poco, no estoy entendiendo nada —espetó Ken que las miraba demasiado confundido y que, aunque se hacía una idea de lo que entre las dos chicas ocurría, no sabía exactamente que les pasaba por la cabeza.

Evelyn explicó con enorme sonrisa mientras pasaba su mano por el pecho de Kentin —Tú no tienes que entender nada, solo elígeme y seremos felices para siempre —sonrojando al chico y enfureciendo a su contrincante.

—Bien, estamos a mano —dijo Evelyn a Sucrette que apretaba los labios y no decía nada aceptando el anuncio de la ojiazul. —Comencemos —la respuesta de Sucrette a la sonrisa socarrona que Evelyn le regalaba.

La pelinaranja dio una nueva explicación —Es carrera de cien metros, luego carrera con obstáculos por cien metros más, a continuación cien metros en carrera de costales y los últimos metros serán recorridos con gimnasia rítmica —Sucrette asintió mientras ambas miraban a Kentin.

Ken las miró confuso, respiró profundo y, después de mirarlas ahora con cansancio, preguntó —¿Yo soy el juez? —ambas asintieron. El joven preguntó —¿Y soy el premio? —de nuevo ambas asintieron. Al ver que, a pesar de ser una estupidez, no era una broma, el ojiverde se dejó caer en la silla que decía "Juez y premio" diciendo —Están bien locas —y cediendo a la locura de las dos chicas.

—Bien, que gane la mejor —inquirió Sucrette y dijo ufana Evelyn —Eso haré —dedicando una sonrisa a la que la miraba con molestia. 

La voz de Kentin se escuchó de nuevo y ambas se sorprendieron ante la sugerencia del que se disputaban. Dijo —Chicas, todo vale, menos matar a su contrincante... que gané la más astuta, esas son las que me gustan —dirigiéndose a entregar un abrazo de la suerte a cada una.

—Esfuérzate —susurró para Sucrette que se perdía en una fantasía donde ella era la dueña del corazón de ese chico que siempre estuvo con ella, que era su mejor amigo y ahora era todo un bombón más que comestible.

Abrazando a la pelinaranja que miraba con recelo a la pelinegra en las nubes, Evelyn sintió morir cuando, al presionarla contra su pecho, Ken amenazó —Ni se te ocurra perder —obligando a sus piernas a no desfallecer y a su corazón a seguir latiendo sin explotar.

Después de los ánimos repartidos por el que se mostraba complacido por la determinación en los ojos de ambas chicas, ellas se dieron un apretón de manos donde seguro varios tendones de ambas manos sufrieron lesiones.

QUIERO UN ONESHOT CONTIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora