Deidara (NARUTO SHIPPUDEN)

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AMOR EXPLOSIVO

Una delicada mariposa blanca se posó en una flor casi marchita. Respiré profundo pronuncié —Bakuton —y una sonora explosión despeino la rubia cabellera del ojiazul que, aún en shock, no atinaba a reaccionar.

Después de escasas milésimas de segundo, donde la confusión pintaba el rostro del rubio, una fuerte carcajada retumbó cerca de donde mis explosivos habían hecho su labor de sorprender a Deidara nii.

—Veo que aprendiste bien... cuando yo era parte de Iwagakure ese era un kinjutsu prohibido, si —espetó el rubio sin dar aún con mi posición.

Hubiera querido burlarme de él, pero las palabras en mi garganta se hicieron un nudo que no me permitió pronunciar absolutamente ninguna palabra.

—¿Por qué no vienes a darme un abrazo Danna hermosa? —preguntó volviendo a mirar a todas partes mientras yo le observaba de lejos. Solo no podía acercarme a él, ese hombre me dolía demasiado como para darle la cara cuando aún no estaba preparada para ello.

—Ya veo... —dijo bajando la mirada. Con la ironía estampada en el rostro levantó la mirada y con sorna escupió —Parece que en realidad querías matarme, te recordaba más diligente... si, ¡eras más precisa que esto mocosa! —gritó haciendo retumbar el bosque en que nos encontrábamos.

Pensé que debería irme, yo no estaba preparada para verlo. Con eso en mente dejé que la tierra debajo de mis pies se abriera, pero su expresión confundida tenía un dejo de tristeza que me hizo repensarlo y llegar a la conclusión de que sería mejor terminar esta estúpida persecución de una vez por todas.

—Pero si era solo un saludo —susurré a su oído mientras aparecía detrás de él con la ligereza de una pluma.

Sentí sus movimientos y capté el kunai en su mano, así que retrocedí hasta la rama del árbol donde hubiese estado recargado cuando mi mariposa se posó frente a él.

—Oi, oi eso es peligroso —dije con fingida calma y una descarada sonrisa que no se apartaba de mi rostro. Estaba demasiado nerviosa y era llorar o reír, así que decidí sonreírle. Además me daba mucho gusto verle y hablarle.

El rostro de Deidara nii me mostró esa sonrisa que siempre amé. Él era mi senpai en el cuerpo de explosivos de Iwagakure, me enseñó tantas cosas que jamás imaginé podría aprender.

Por él llegué a amar el arte explosivo tanto que creí daría mi vida por él, pero cuando Deidara se fue después de robar el kinjutsu lo odié tanto que supliqué aprenderlo para acabar con el traidor.

Desde entonces lo he perseguido, pero nunca se dio la oportunidad de estar a solas con él y era lo que más necesitaba, hablar con él y que despejara tantos porqués como se habían acumulado por años en mi cabeza y mi muy roto corazón.

—Danna hermosa —dijo con enorme sonrisa. Debí apartar la mirada. Miré el azul cielo y respiré hondo para ahuyentar las lágrimas amenazando por salir. Creo que estaba demasiado feliz de verlo.

—¿Me estabas buscando? —preguntó llegando hasta mí. Quedo frente mío, con su mano recargada por sobre mi cabeza al tronco donde mi espalda se apoyaba. Lo miré con cara de confusión y asco, entonces dije —No, esto fue solo una horrible coincidencia.

Deidara nii se apartó haciendo un puchero y chistando los dientes. Dijo —Si es tan horrible ¿para qué te acercas? —llevando los pies a tierra, buscando alejarme de él, dije —Para saludar, sería descortés no hacerlo senpai.

Dijo con una enorme sonrisa—Es bueno que seas tan educada... siempre quise volver a verte —haciéndome enojar. Burlona rezongué —Claro que sí —Deidara nii bajó del árbol para preguntarme —Oye ¿qué significa eso?.

QUIERO UN ONESHOT CONTIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora