Kondo Isao (GINTAMA)

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Escuchaba, escondido debajo de la casa, todo lo que el trío en esa casa tramaban

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Escuchaba, escondido debajo de la casa, todo lo que el trío en esa casa tramaban.

—¿Seguro que es ese día? —preguntó Otae a su hermano, el de lentes asintió.

—Debemos preparar un regalo entonces —dijo Kagura emocionada.

Kondo sonrió, seguro ahora que con "ese día" se referían a su cumpleaños. ¿O por qué otra cosa necesitarían un regalo?

—¿Debería preparar un pastel? —preguntó Otae trastornando el rostro de sus dos acompañantes—. Sí, creo que ese sería un regalo perfecto. Nadie más pensará en hornear un pastel con lo complicado y trabajoso que es.

—Hermana —habló el de los lentes saboreando el amargo pastel que aún no se había horneado, sufriendo por limpiar una cocina que aún no era un desastre, pero que seguro lo sería después de que Otae intentara hacer ese pastel que mencionaba—. Yo creo que sería mejor comprarle algo.

—Nada —dijo la castaña—. No estamos para gastar en algo cuando podemos regalar nuestro afecto con trabajo.

Shinpachi se resignó a no comer pastel ese día, mientras Kagura comenzaba a dudar de que realmente alguien pudiera arruinar un delicioso pastel. Le dolería el estómago luego.

—Yo cazaré algunos bichos —dijo la china emocionada ahora por otra cosa—. No sé si le gustarán, pero no tengo dinero y son fáciles de conseguiraru.

Shinpachi respiró profundo tras mover la cabeza con cansancio. Ese par no se enteraban de qué era lo importante en los cumpleaños; buscaría mejor a alguien más consciente que le apoyara en la preparación de una celebración que le hiciera feliz al festejado.

Los días pasaron y, siempre espiando, logró ser testigo de lo desastrosa que era su amada en la cocina. Un pastel regalado por ella tal vez no sería lo mejor, pero con tal de recibir su afecto con trabajo, se comería lo que fuera.

Y llegó el día de su cumpleaños, siguió a Otae esperando verla trabajar con ahínco en esa muestra de afecto que tanto deseaba tener, pero la chica no se dio por aludida, de hecho la joven pasó todo el día alejada de la cocina, y se fue temprano al trabajo.

Caminó abatido por las calles de Kabukicho, pretendiendo encontrar la razón de que las cosas no hubieran ido bien, hasta que escuchó al que deseaba fuera su cuñado hablar de Otae y ese pastel que no llegaría a sus manos.

—¿Una fiesta? —preguntó Gintoki al de los lentes que se limitó a asentir con la cabeza—. No necesito eso, Zura me llevará de put... no, al pachinko, iremos a jugar sanamente al pachinko.

La cara de asco del adolescente le dio escalofríos al peliplata, pero terminó suspirando, resignado a la basura de persona que era su jefe.

—Menos mal —dijo el azabache—, ahora tengo excusa para que mi hermana no siga practicando para preparar un pastel. Ese sería su regalo para ti.

Las palabras de Shinpachi llenaron de alivio al peliplata, agradecía que Zura le hubiera preguntado primero, así que zafó de tener tremendo regalo. Y esas mismas palabras hicieron añicos el corazón del comandante del Shinsengumi que, adolorido, decidió volver al cuartel y morir de depresión.

—Ah, Kondo —escuchó a punto de llegar al cuartel. Miró a la castaña que le dolía venir a su encuentro con una sonrisa, pero se sentía tan decepcionado y traicionado que no logró sentirse feliz a pesar de que la otra le buscaba—. Escuché que es tu cumpleaños —dijo Otae—, quería hacerte un pastel, pero aún no soy buena con los pasteles, así que pensé en prepararte algo delicioso para que comas. ¡Feliz cumpleaños, gorira san!

Kondo recibió la caja de almuerzo que le daba la chica que amaba, y fue feliz hasta que la abrió para descubrir ese material desconocido, y posiblemente tóxico, que la otra le había dado.

—Bueno —dijo al borde del vómito—, al menos esto no se mueve —y mordió el pedazo de carbón no tan viscoso, y no tal gelatinoso como los pasteles a prueba que Otae tenía una semana haciendo.


Recargado a una pared de un sucio callejón Gintoki respiraba por nariz y boca, o al menos lo intentaba con todas las ganas de no morir de asfixia

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Recargado a una pared de un sucio callejón Gintoki respiraba por nariz y boca, o al menos lo intentaba con todas las ganas de no morir de asfixia.

Tenía corriendo unos quince minutos, huyendo del shinsengumi que afortunadamente había llegado al bar al que lo había llegado Katsura a "disfrutar" de su cumpleaños. Un bar lleno de homos travestis.

Sougo y su bazuca no los dejaron tranquilos hasta que el cabello de ambos fugitivos fue un afro, Hijikata no les dio tregua tampoco, y ni hablar de un gorila furioso por un pastel del que el el peliplata no quería saber absolutamente nada.

La tarde había sido mala, pero llevaba dos buenas. Primero había escapado con éxito del bar y el callejón en que estaba era el de a un lado del bar de Otose.

Era temprano, pero no se arriesgaría a que otra cosa le ocurriera, mejor iría a casa de una vez.

Entró a su casa disfrutando de un silencio ensordecedor, respiró profundamente complacido hasta que se escuchó que algo se estrellaba contra algo y se rompía en muchos pedazos.

Sudó frío y maldijo a su suerte. No se imaginaba nada peor a encontrarse con un fantasma en su cumpleaños seguro.

—Shhh —hizo alguien en su oscura sala y encontró algo peor a encontrarse con un fantasma en su cumpleaños, y eso era una fiesta sorpresa donde seguro estaba ese pastel del que Kondo estaba tan celoso.

Caminó de reversa en sus puntillas pretendiendo huir, pero la puerta abriéndose a su espalda le congeló. Se giró con lentitud solo para encontrar al capitán del primer escuadrón del shisengumi apuntándole en la cara con la bazuca.

—¡Feliz cumpleaños! —gritaron todos luego de que un estruendo sonara y un puño de confetis, provenientes del arma que le apuntaba, se estrellaran en su cara.

Gintoki suspiró resignado y un tanto complacido de que todas esas personas se reunieran en su piso para celebrar algo que nunca le pareció tan relevante, su nacimiento y estadía en esta loca y agitada vida sin mucho sentido.


Volví a amino, así que pronto iré y vendré con más de mis oneshots

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Volví a amino, así que pronto iré y vendré con más de mis oneshots. Ambos personajes cumplieron años en días pasados, así que deseo les encantara esta historia compartida.

Besos hermosuras!!!

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