Ciel Phantomhive (KUROSHITSUJI)

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—UNA NOVIA PARA CIEL—

*

«¿Un casting para novia?» 

La sola idea le provocaba reír desaforadamente. 

«¿Qué tan desesperada debía estar alguien por tener pareja que iría a un Casting para novia» 

Ela movió la cabeza en negativas y caminó dejando atrás al tumulto de chicas desesperadas tomando turnos de ese sujeto azabache, alto, esbelto y bellísimo a pesar de su edad.

Pero puede que el sujeto no fuera tan grande, puede que fuera un joven o adulto joven pero, a sus ojos de adolescente, ese hombre era un viejo ya.

—Debería presentarse también —dijo el sujeto que medio minuto atrás había pasado entregándole una ficha plástica con el número ¿trecientos veintidós?

Ela miró atrás para encontrar el tumulto dispersándose mientras tomaba, sin darse cuenta, la ficha que ese sujeto sospechoso le daba.

»Su audición será el miércoles, será un placer contar con su participación. Mi amo estará en serio complacido.

—¿Amo? —preguntó Ela con la mirada fija en su ficha y, cuando levantó la vista, el sujeto de ropa, cabello y ojos oscuros, que le parecía un tanto conocido, ya no estaba.

«Tonterías» Pensó sacudiendo la cabeza y caminó hasta la papelera a unos metros para deshacerse del plástico que no pidió.

Antes de soltarlo lo miró y, mordiéndose un labio tras suspirar, decidió guardar la ficha un poco más.

No estaba desesperada por tener novio, mucho menos un idiota que se atrevía a hacer tal tontería como un casting para encontrar una novia. Y ella ya tenía novio. Pero le daba un poco de curiosidad saber quién estaba detrás de tal acto de circo.

El día de su audición se presentó tarde y sin ganas, encontrándose con al menos un ciento de chicas arregladas bellísimas, algunas afinando instrumentos, otras entonando dulces melodías, algunas más tenían puños de flores en sus manos, una incluso llevaba una parrilla y una enorme canasta con comestibles.

Ela, que llevaba un vestido simple, zapatos de piso y ningún moño en la cabeza, se sintió demasiado fuera de lugar, así que decidió que no era tan importante conocer al sujeto loco detrás de tal ridiculez.

Iba a irse, pero en la puerta se encontró con el hombre sospechoso que le había entregado la ficha algunos días atrás.

—Me alegra que decidiera venir —dijo la suave y cordial voz del sujeto de negro—, mi amo estará complacido con su presencia.

—Mi casi imperceptible presencia en medio de tanta esplendorosidad —farfulló Ela mirando la pomposidad con que todas se movían y paraban.

El sujeto alto, delgado y bello le sonrió sin decir nada y Ela suspiró. Ya estaba ahí, no se iría cuando estaba a doce chicas para pasar a escena.

—¡Trecientos veintidós! —gritó alguien y ella caminó siendo el blanco de todas las miradas que la acribillaban y las voces que la criticaba.

«Está buscando novia, no un adorno o entretención» Pensó ella a modo de defensa, justificando el hecho de ni siquiera haberse esmerado en lucir mejor de lo que habitualmente lucía.

Ela aprovechaba y disfrutaba al máximo el hecho de ser bonita, eso le daba permiso de no esforzarse demasiado en su arreglo personal para verse aceptable.

—¡Al fin! —gritó el Conde Phantomhive viendo salir a Ela de detrás del telón.

—¿Ciel? —preguntó Ela contrariada.

Le costaba trabajo asimilar el hecho de que fuera Ciel Phantomhive quien orquestara semejante situación para encontrar una novia.

—Solo para que lo sepas —habló el casi joven andando hasta ella—, yo no estaba buscando una novia, estaba buscando a MI novia. Pero Sebastián armó esta tontería. Tengo tres días soportando cuanta ridiculez han decidido presentarme las damas de toda la ciudad.

—¡Sebastián! —exclamó Ela divertida. 

Lo que más le intrigaba era la sensación de que conocía a ese sujeto alto, delgado y ridículamente perfecto y bello. 

—Mi mayordomo es idiota —dijo Ciel—. Le dije que debía encontrar a mi novia y dijo que se encargaría de que las mejores vinieran hasta mí para que yo eligiera a la mejor; no escuchó que quería encontrarte a ti.

—Creo que sí lo escuchó —murmuró Ela recordando sus dos encuentros con él, esos en que la sutil insistencia la llevó hasta ese lugar.

—La encontré, Sebastián —anunció Ciel—, despide al resto de las chicas. Es...

—Eso no sería justo —interrumpió el mencionado—, todas deberían tener la misma oportunidad. ¿No lo cree, señorita?

El mayordomo sonreía maliciosamente, y le guiñó un ojo a Ela que, en respuesta, no pudo hacer más que sonreír y asentir.

—Yo esperaré a los resultados del casting —dijo la chica en la misma actitud burlona, divertida de la reacción de Ciel—, ¿cuándo salen?

—El domingo —informó Sebastián.

—Espero ese día recibir mi reconocimiento de ganadora con un enorme ramo de rosas rojas y unos bombones caros —dijo Ela sonriendo a novio—. Disfruta conociendo a las aspirantes a un puesto que no tendrán, porque es mío.

Ciel se rindió. Ciertamente no podía portarse descortés luego de semejante circo, peeeero... podría sentirse indispuesto y devolverle la jugarreta a su mayordomo.

—Sebastián —habló Ciel—, es una orden: Graba el resto de las participaciones y enlista a las diez mejores con las cualidades que las hacen candidatas adecuadas. Luego llámalas a una segunda ronda y no elijas a ninguna. El puesto de mi novia es de Ela. 

Entonces salió detrás de una chica que caminaba erguida y bellamente, esa chica de la que se había enamorado algunas primaveras atrás y que, cada año por esas fechas, visitaba con un enorme ramo de rosas rojas y unos bombones ridículamente caros. 

Esta vez debía añadir un reconocimiento gracias a la ocurrencia de su demoníaco mayordomo.



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Un oneshot para Hinata, a quien escribo todo lo que quiere leer porque lee todo lo que escribo. Te amo bella chica. Sigue disfrutando de mis historias. Besos!!!

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⏰ Última actualización: Jan 27, 2019 ⏰

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