SebasCiel -KUROSHITSUJI-

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—ESTO NO ES UNA CITA DE CUMPLEAÑOS—

Romance a la manera de Ciel


El supuesto cumpleaños de Sebastian se acercaba, los sirvientes no dejaban de hablar de eso y de una idiota fiesta sorpresa para uno que seguro les escuchaba bastante complacido de que pensaran en él. Ciel no sería parte de eso, Sebastian había vivido tantos años que seguro ni siquiera recordaba la fecha de su nacimiento, además era un demonio, ¿en qué maldito mundo los demonios celebraban con pastel y champagne su nacimiento? Era una tontería de la que definitivamente no sería parte.

—Joven amo —le distrajo el demoniaco hombre de sus profundos pensamientos—, quisiera saber si tiene algún compromiso para el día sábado del que yo desconozca.

—Como si tú desconocieras algo al respecto de mí —ironizó Ciel en medio de una sonrisa. Sebastián respondió con el mismo gesto, pero uno carente de significado.

—Creo que alguien tiene planes para mí —sugirió Sebastian adquiriendo un brillo especial entre sus habituales destellos. Era un demonio después de todo, tener la atención era algo que a su arrogancia natural le daba satisfacción. Aunque proviniese de simples gusanos.

—Oh, la fiesta sorpresa, ¿no? —preguntó Ciel y Sebastian hizo un puchero.

—¿Tiene que ser tan aguafiestas? —preguntó el mayordomo, terminando de levantar los trastos del té—. ¿No podía solo fingir que le importo y participar de eso?

—Yo, a diferencia de ti, no tengo tiempo para tonterías —dijo el Conde, pero a pesar de eso se había asegurado de que Lizzy se enterara del cumpleaños, después de todo era mejor ella organizando una ridiculez que sus sirvientes actuando por sí mismos. Aunque, si alguien preguntaba, la razón de involucrarla era para no tener la casa destruida; a Ciel no le interesaba que arruinaran la fiesta de un simple mayordomo, o eso pretendería.

—En su agenda del viernes puedo verlo —dijo Sebastián claramente complacido, revisando los planes de su amo para el día anterior a su cumpleaños—. Tendremos una agradable cita.

—¡Eso no es una cita! —gritó el adolescente sonrojado, tan alterado que incluso su dedo acusatorio apuntando a Sebastian estaba temblando con fuerza.

—Perdón —dijo Sebastian después de carraspear—. Mi error —y falló completamente en ocultar su sonrisa, logrando su cometido de molestar a su joven amo.

—Como sea —soltó Ciel—. Todas y cada una de las acciones de ese día tienen un propósito —aseguró volviendo a su asiento.

—¿Incluso pasar la noche en un hotel? —cuestionó el mayordomo viendo la última actividad del próximo viernes.

—Eso —balbuceó Ciel dejando de nuevo su silla—... ¡Eso es solo porque los sirvientes quieren tiempo para preparar tu fiesta, por eso quieren que te saque de la casa toda la mañana del sábado, y es molesto tener que regresar noche e irnos temprano, no es como que planeara que celebráramos juntos, a solas y anticipadamente tu cumpleaños!

—Sí, sí —concedió Sebastian, divertido por la reacción tsundere de su tsundere amo. Era claro que jamás lo admitiría, pero verlo esforzarse tanto era bastante agradable.

El viernes por la mañana salieron a desayunar a un pequeño restaurante en una zona residencial de una ciudad vecina. Ambos comieron en la misma mesa, pues la misión consistía en una infiltración para observar a los dueños del lugar, supuestos miembros de una banda de traficantes de drogas.

Después de eso fueron a una enorme biblioteca, donde pasaron horas buscando un par de libros que Elizabeth quería, aprovechando para obtener unos en su propio beneficio, y llenando la cocina de Sebastian con algunos recetarios más.

En la tarde tomaron el té en una prestigiosa torre, volviendo a utilizar la treta de pasar desapercibidos buscando descubrir algo. El demoniaco mayordomo pensó que su amo debería trabajar más en las coartadas, era obvio que las excusas para sentarlo en su mesa no eran muchas.

Pasaron la tarde en un crucero, a Ciel se le habían terminado las respuestas convenientes, así que dijo que eso era un mero capricho de él, igual que tener a Sebastian sentado a su lado. Era molesto verlo de pie en un rincón, según dijo.

Cenaron juntos de nuevo, Sebastian no se molestó en pedir más excusas y Ciel se rindió con enmascarar lo que era obvio. Además era totalmente cierto lo que había dicho días antes, no había absolutamente nada, al respecto de él, que Sebastian ignorara. Aunque, si volvía a preguntar, volvería a decir que esto no era un cita.

Compartir habitación era lo más lógico. En un lugar extraño Ciel no se daría el lujo de estar sin su protector, aunque este pudiera aparecer en un cuarto de segundo a su lado aun estando al otro lado del mar.

La noche fue esplendida, llena de dulces caricias, apasionados besos y un meloso amor que nadie conocía; la noche fue extasiante entre eróticos sonidos y alucinantes sensaciones; la noche fue extenuante, tanto que la fiesta del mayordomo de la casa Phantomhive inició y el conde no fue capaz de dejar la cama. Ese día Ciel se perdió de una ridícula fiesta del té, en el jardín de su casa, que conmemoraba el supuesto cumpleaños de Sebastian. 


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Amino es mi razón de escribir oneshots ahora, porque ustedes no me piden nada ToT

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