KakaIru (NARUTO SHIPPUDEN)

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SOLO UNA ILUSIÓN

—Kakashi sensei, intenta caminar por ti mismo, ¿quieres? —pidió Iruka que casi arrastraba a un ebrio peliblanco que no podía ni mantenerse despierto. Mucho menos caminar por sí mismo como el castaño lo pedía.

—Debí imaginarlo —dijo con cansancio el de cabellos oscuros—, siempre es lo mismo contigo —y se preparó para subir la empinada con el nada liviano cuerpo de su amado en la espalda.

Iruka estaba enamorado de Kakashi, eso era desde casi el día que lo conoció. Entonces quedó deslumbrado con la clara competencia de ese sujeto despreocupado. Entonces creyó que debía ser un genio para poder ser tan bueno no mostrando mucho esfuerzo.

Pero no era así, y eso lo supo luego. Después de observarlo y trata un poco con él, se dio cuenta que, detrás de esa relajación no había nada tan ligero. Kakashi se había esforzado demasiado para lograr ser quien era, y eso hizo que, además de amarlo, terminara admirándolo.

Iruka abrió con mucha dificultad la puerta de su departamento, y llevó al peliblanco hasta la recamara donde, cada que terminaba en este estado, él dormía. Era cierto que debió imaginarlo, y era más cierto aún que siempre terminaban de esta manera.

Kakashi disfrutaba sobremanera beber con Iruka, pero después de unas copas siempre sentía en la garganta el valor de confesar sus sentimientos. Entonces, deseando no perder a ese que amaba, bebía mucho más para acabar con su consciencia y no decir nada.

Sí, Kakashi amaba a Iruka, lo amó casi desde que lo conoció. Su extraña afición de gustar de los desvalidos, por el simple hecho de poder protegerlos, hizo que los ojos tristes del castaño llamaran su atención.

Pero cuando lo trató más y le vio crecer de la forma que lo hizo, convirtiéndose en un hombre congruente y capaz de proteger a todos, no pudo más que desear ser la debilidad de ese que parecía no tener ninguna. Pero no podía ir tan fácil, Iruka no le veía de esa manera, o al menos era lo que él pensaba.

Y era porque pensaba que nunca le pertenecería románticamente, que disfrutaba demasiado la compañía de un amigo de copas, pues habitualmente solo se juntaban para beber. Y él terminaba incluso compartiendo techo.

Kakashi sintió como su cuerpo entero se golpeaba contra el colchón de la cama, y sintió que Iruka se apartaba de su lado. Una extraña melancolía le apresó el corazón y, deseando no perder a ese que amaba, se aventuró a pedir algo egoísta.

—No te vayas —musitó mientras sostenía la mano del que pretendía dejarlo. Iruka sintió un escalofrío recorrerle y tomó delicadamente la mano del otro sensei.

—Si me quedo te arrepentirás, y romperás mi corazón —dijo Iruka besando la mano del que no le miraba.

Él pensó que Kakashi estaba tan ebrio que no había contestado porque se había quedado dormido. Pero no era así. Kakashi no abrió los ojos porque estaba concentrado en interpretar correctamente esas palabras que comenzaban a alentarlo. Pero se rindió pronto, después de todo, él seguía ebrio y esto bien podría ser una jugarreta de su imaginación.

»Descansa Kakashi sensei —dijo Iruka arropándolo con una manta. Iruka sonrió al verle dormido y pensó que sería bueno poderse recostar a su lado. Pero eso sería demasiado malo, sería alentar a su corazón a amar mucho más ese imposible y se decidió a irse, no sin antes posar sus labios sobre la frente del que, al sentir el cálido aliento del que amaba en su rostro, se aferró a él hasta llevarlo a la cama.

»¿Ka... Kakashi sensei? —cuestionó Iruka con un extraño sofoco en el pecho. Kakashi le miró con deseo y gruñó—: Me estaba conteniendo, pero casi parece que suplicas por esto —bajando su máscara y rozando sus labios con los del desconcertado Iruka.

QUIERO UN ONESHOT CONTIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora