Capitulo. 37

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Hombre de pocas palabras

Thomas

Aunque intentará negarlo, el regreso a casa siempre resultaba algo amargo. Su intención inicia era ignorar a Marie pero no pudo evitar caer en su juego en cuanto la chica decidió declararle la guerra. Le molestaban sus jugarretas cada vez más pesadas, pero era la única forma en que podía acercarse a ella y a decir verdad, prefería su enojo a su indiferencia. Era algo ridículo intentar engañarse a sí mismo, pero mientras la rabia estuviese presente no sentía dolor y eso era todo lo que le importaba.

Sin embargo ese día nada pudo evitar que cierta molestia se implantase en su corazón. Marie participaría sola... Negar que aquello le entristecía sería una mentira pues realmente le ilusionada vivir ese momento con ella, pero las circunstancias habían querido otra cosa.

Pues en ese caso estaba decidido, también participaría por su cuenta. Si lo que Marie quería era guerra, entonces la tendría. Y si con ello lograba eliminar ese molesto sentimiento de su corazón entonces mejor.

Pero a decir verdad no sabia que cantar, la idea inicial era una canción dulce y alegre que cantarían a duo, pero ahora la letra no podía estar más lejos de la realidad. Tenía pocos días para idear un nuevo ritmo y letra. Bueno, mejor tarde que nunca ¿No? Tomo su guitarra y sin dudarlo comenzó a tocar acordes  al azar hasta que finalmente encontró su sonido, con eso podría empezar. Seria complicado, pero su decisión era mayor.

Después de horas en las que ni siquiera salió de su habitación, y en las que exprimió su mente hasta que la cabeza le dolió; logro obtener un ritmo lo suficientemente bueno, bueno más no perfecto. Pero aún así era todo lo que podía hacer, aún no tenía la letra y a decir verdad no sé le ocurría nada.

— Thomas ¿Bajarás a comer? Tu madre empieza a preocuparse. — La aparición repentina de su padre lo sobresalto.

¿En qué momento se hizo de noche? Su madre debía estar sumamente preocupada si enviaba a su padre a por él. Al final termino perdiendo la noción del tiempo completamente.

— Bajaré en unos minutos. — Respondió para tranquilizarle.

Sin embargo su padre no se marchó, Ferb ingreso del todo en su habitación y en silencio comenzó a observar las cientos de hojas garabateadas de letra que terminó desechando.

— ¿Escribes una canción? — Pregunto extrañándole, su padre solía ser una persona de pocas palabras.

— Si... Pero aún no encuentro una letra que encaje. — Se sincero. — Papá ¿Cómo hacían el tío Phineas y tú para escribir canciones tan increíbles?

— Oh sí, Wichi Wichi lo aún suena en los ascensores. — Se burló de pronto. — Thomas la música siempre fue parte de nuestras vidas, pero no por obligación, sino por diversión. La música no es como un nuevo invento, no hay planos que puedas seguir ni cálculos que te indiquen que puedes hacer y que no. La música es libertad y nace de los sentimientos.

Ahora entendía porque su padre era de pocas palabras, su reflexión no podía ser más acertada... No lograba pensar en nada bueno porque solo buscaba algo que funcionará, no algo que expresará sus sentimientos. Debía cambiar su enfoque.

Thomas observó a su padre agradecido por el consejo, este solo asintió con una leve sonrisa y se encamino hacia la puerta.

Sin dudarlo se levantó del rincón donde había permanecido todas esas horas y decidió recoger todo. Comenzaría de nuevo y está vez lo haría bien.

— Diez minutos, o será ella quien venga a buscarte. — Advirtió antes de cerrar la puerta.

Claro después de cenar...

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