Capitulo. 15

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El gran secreto de Marie

Thomas

¡Oh por todos los demonios! ¡Que dolor tan horrible!

Todos los insultos e improperios se quedaban cortos para lo que quieras gritarle a la pelirroja. No pensó que lo hiciera realmente y ese fue su error.

Arrodillado en el suelo no podía hacer más que respirar para intentar calmar el punzante y agudo dolor que ahora latía como un corazón en su entrepierna.

Lo aceptaba, se había pasado acercándose así pero no era para tanto ¿Cierto?

¡Oh! Pero no se quedaría así.

Como pudo se levanto y comenzó a caminar intentando ignorar el dolor que poco a poco comenzó a disminuir. Estaba más que enojado y su único pensamiento era encontrar a Marie.

Sabía que la pelirroja había huido minutos antes, y afortunadamente no la había perdido de vista si no hasta que doblo en una calle por lo que subia por dónde comenzar a buscar. En cuanto llego a la esquina agudizó su vista intentando encontrarla y afortunadamente logro observar su silueta cruzando en una calle un poco alejada.

No podía perderla de vista. Aceleró el paso hasta comenzar a correr y cuando finalmente llego a la calle por dónde había visto a Marie sus ánimos se vinieron abajo. La chica ya no estaba.

Sin embargo algo más captó su atención era la misma calle donde la perdió la vez pasada, extrañado comenzó a caminar por el lugar hasta llegar al callejón. La última vez había desaparecido como por arte de magia.

¡Increíble! Los dejavus se quedaban cortos con esto, otra vez escapaba de él y otra vez la perdía en ese estúpido lugar. Estaba cansado de correr por lo que se recostó en una de las paredes intentando recuperar el aliento.

- ¿Donde te metiste? - Murmuró en una pregunta para si mismo.

De pronto sintió como si aquella pared desapareciese desequilibrandolo por completo. Ni siquiera le dio tiempo a reaccionar y termino cayendo de espaldas al suelo.

¿Desde cuándo las paredes desaparecían?

- ¿Pero que diablos? - Murmuró completamente confundido.

Se sujeto la cabeza pensando que tal vez estaba alucinando, pero en cuanto se levantó lo que vio lo dejo atónito, la pared había desaparecido y ahora en su lugar había una especie de calle ciega bastante grande ademas de tener un techo y luces como si fuera una habitación muy grsnde. Pero sin duda lo que más le sorprendió fue que había personas dentro de ese lugar habían al menos unas treinta si contaba a los niños que correteaban de un lado a otro. Sin embargo toda la tranquilidad de ese lugar se fue con su aparición pues todos detuvieron lo que hacían y le rodearon rápidamente.

- ¿Quien eres tu? - Pregunto un muchacho con brusquedad, tenía el cabello... ¿Azul? Y apariencia tosca.

No pudo siquiera responder cuando otros dos los tomaron de  a esas personas y para colmo lo habían sujetado impidiendo que escapara.

- ¿Que hacen? Sueltenme ¿Quienes son ustedes? - Comenzó a gritar mientras forcejeaba por liberarse.

¿Y si eran pandilleros?

- Yo hago las preguntas aquí. - Gruño el chico alertandolo aún más. Tenía que salir de allí pero ya.

- ¿Es un policía? - Pregunto de pronto un niño.

- ¿Que? Claro que no. Vamos detengan esto ya. Es solo un chico no puede ser policía. - Intervino una chica con más tranquilidad.

Pronto las voces se elevaron en una enorme discusión. ¡Eso era absurdo! Cómo podían pensar que era un policía, era alto si pero tampoco para parecer tan mayor ¿No?

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