Capitulo. 31

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Corazones Rotos.

Thomas

No le quedaba de otra que darse un paseo mientras aclaraba su mente, a pesar de que lo disimulo perfectamente si le preocupaba que Marie hubiese notado sus intenciones... Logro despistarla, pero no podía parar de pensar en sus palabras, tal vez si la estaba agobiando y se estaba pasando de sobreprotector; pero realmente no sabía que hacer, la pelirroja no lo había notado pero él sí. Daniel la observaba, no solo en el colegio sino también en la calle, hablaba de ella con sus amigos mintiendo una y otra vez. Era peligroso y están amas que seguro de ello.

Tras horas de enloquecer con sus propios pensamientos decidió reunirse con sus amigos esperando que al menos ellos pudiesen ayudarlo. Así que allí estaba, en el centro comercial desahogandose mientras sus amigos se atragantaban con hamburguesas.

— ¿Y bien Thomas? ¿Ya recapacitaste sobre lo de seguir a Marie? — Interrumpió Xavier de pronto.

— Tiene razón. — Le apoyo Fred. — Hacia años que no te veiamos porque estabas muy ocupado siguiendo a Marie como un lunstico. Al final esto te traerá más problemas.

— ¿Pero no sé supone que ustedes iban a ayudarme? — Chillo él ¿Cómo es que no le entendían? — Ustedes mismo vieron como ese loco planea algo.

— No exageres, si al chico le gusta Marie y es algo excesivo. —  Acepto Fred apuntandole con una papa frita. —Pero tute estás volviendo igual de excesivo con tu paranoia.

— Además Marie nunca se dejaría engañar por alguien como él, es muy astuta. — Zanjo Xavier tranquilamente.

Tal vez tenían razón, si seguía así solo conseguiría molestar a Marie absurdamente. Apunto estuvo de aceptar su error cuando su celular comenzó a sonar, confundió observó en la pantalla el nombre de Marie... Se suponía que ella debía estar trabajando en es momento y por lo general no tocaba su celular hasta el descanso.

— Hola Tommy — Escucho nada más descolgar, su rostro palideció en segundos mientras sentía que su cuerpo perdía fuerzas.

— ¿Que haces tú con el celular de Marie? ¿Dónde está ella? — Grito enfureciendo en segundos.

¡No era un paranoico!

— Tranquilo, tranquilo. Marie me prestó su celular para decirte que no tienes que venir por ella hoy. — Aclaro Daniel, le divertía toda esa situación. — Ella dequedara conmigo. Así que no molestes.

Ni hablar ¡Eso era una sucia mentira! Se levantó de golpe alertando aún más a sus amigos quienes lo miraba atentamente intentando entender que pasaba.

— Te lo pregunto por última vez ¿Dónde está Marie? — Gruño.

— Adiós Tommy...

Su corazón dió un vuelco al escucharla el característico sonido, le había colgado... Hecho una furia y con los nervios a flor de piel estampó el celular contra la mesa.

— Aguarda. Puede ser una trampa, quizás le quitó el celular sin que se diese cuenta. — Le advirtió su amigo intentando calmarle.

Pero eso poco o nada le importaba, había sido muy paciente pero ya no aguantaba más. Iba a partirle la cara. Así que aturdido por aquella rabia burbujeante que le envolvía, dejo a sus amigos con la palabra en la boca y salió corriendo en dirección a la salida. Necesitaba encontrar a Marie y saber que estaba y bien.

[...]

Su pecho ardía debido a la carrera y en algunas ocasiones debió parar debido a la falta de aire, pero eso poco o nada le importo cuando finalmente logro divisar la pizzería. Con el corazón tamborileandole fieramente empujó la puerta en busca de Marie, pero el local ya estaba vacío. No habían clientes y para su agobio no lograba divisar a Marie por ninguna parte.

Love or hateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora