Capitulo. 18

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¡Te odio!

Marie

Vaya... Ese sin duda no estaba siendo su día. Su cabeza estaba echa un revoltijo, no lograba poner en orden sus pensamientos y aunque quisiera negarlo se sentía extraña, diferente respecto a sus sentimientos.

Por ello había ido ese día a buscar a Elena, necesitaba que la escucharán. Necesitaba un consejo.

- Entonces ¿De que querías hablar conmigo Marie? - Pregunto Elena mostrándole una dulce sonrisa.

- Bueno... Es que hay un chico que... - Pero antes de que pudiera siquiera explicarse Elena Chillo entusiasmada.

- ¡Oh! ¡Romance! Mi tema favorito. - Chillo más que entusiasmada.

Marie arrugó el rostro en un gesto de repulsión, de solo imaginar algo parecido sufría vértigos y su pecho se llenaba de esa extraña sensación que ya ni siquiera sabía si le agradaba o no.

- No. Claro que no es eso. - Se apresuró a negar. ¡Ni hablar de eso!

Elena no borró su sonrisa, la observó con los ojos en rendijas y finalmente extendió una sonrisa maliciosa. No dijo nada más, solo hizo un gesto indicándole que continuará.

- Como decia. Con este chico, en realidad nos detestamos desde pequeños y bueno desde pequeña me divierte hacerle algunas jugarretas y él ¡Como no! Me las ha devuelto - Explico, le resultaba muy incómodo, pero necesitaba desahogarse. - Algunas veces se nos a ido la mano. Pero en fin. Ese chico últimamente se porta diferente, me trata mejor y bueno incluso hemos salido algunas veces ¡Y todo es demasiado extraño para mí!

Elena la miraba entretenida y tras su explicación comenzó a reírse a carcajadas. ¿Que era tan gracioso?

- No te rías y ayúdame ¡Eres mi ultima esperanza! No sé por qué cambio de un día para otro - Se quejo.

- Ay Marie es más que obvio. - Se burló su amiga. - ¡Le gustas!

Sus palabras le cayeron como un balde de agua fría y un molesto pitido se instalo en sus oídos provocandole mareos. Sentía su corazón latir con fuerza en su pecho a tal punto en que no dudaba que de un momento a otro se saliera de su cuerpo.

- ¡¿Que?! - Gritó sin poder evitarlo

No, no, no, no. Elena estaba equivocada. ¿Thomas enamorado de ella? ¡Eso era una completa locura!

- ¡¿Que!? - Repitió comenzando a perder la cabeza. - ¡Imposible!

- No grites. ¿O es que quieres ser el centro de atención? Cálmate Marie. - Le aconsejo Elena con tranquilidad.

- Me vale un pepino ser el centro de atención. - Se quejo. - ¿Como se te ocurre decir eso? Thomas enamorado de mi. Jamas ¡Eso nunca pasaría!

Era simplemente una locura.

- Ay Marie, como se nota que tu tambien eres muy despistada.- Sus burlas no le hacían nada de gracia. - ¡Le gustas! Los chicos siempre actúan raro cuando les gustas. Simple y sencillo.

- Ah no. No es simple y sencillo, es una locura. ¡Él es mi peor enemigo!

Elena nego con la cabeza y tras un suspiro se dió la vuelta para volver su atención al lienzo que pintaba antes.

- ¿Y eso que? Un viejo dicho dice que del odio al amor a hay un paso ¿Sabias? - Explico ella con total tranquilidad.

- No, no, no y no. Elena tu estas mal de la cabeza. - Se negaba a creer aquello.

- ¿Que tiene de malo que le gustes a un chico? Si a ti no te interesa no debería afectarte tanto. - Simplificó ella. - A Jhon también le gustaste en su momento y no te vi así de perturbada.

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