― ¿Te apetece bañarte? ― preguntó Chris, y le miré con los ojos muy abiertos.
― Estás loco. ― reí. ― No puedes hacer eso.
Me lanzó una última mirada, desafiándome, se quitó los zapatos y se lanzó al río.
Así tal cual.
― Te vas a resfriar, idiota. ― mis propias palabras resonaron en mi cabeza y me dí cuenta de algo, ¿me estaba preocupando por él?
No, no puede ser. Seguro que hay mortadela por aquí cerca. Operación mortadela, 3431. Me está afectando a la cabeza de nuevo.
― ¿Es que idiota es el único insulto que conoces? ― sonrió de lado.
― No, pero es el único que te define perfectamente. ― me quité los zapatos también, para dejar descansar a mis pies.
Aprovechando que me había quitado los zapatos, Chris me agarró del brazo y al agua patitos.
Será imbécil, estaba congelada.
― ¿Pero qué demonios...? ― grité, mirándole furiosa, a lo que respondió con una estruendosa risa.
Le salpiqué, mojándole toda la cara, y él hizo lo mismo, provocando que empezáramos una guerra de agua.
Oh dios, qué inmaduros somos.
Qué más da, madurar es de frutas, Annie, y tú... tú eres una verdura.
Seguimos así hasta que nuestras mentes decidieron que ya era suficiente de hacer tonterías, y nos sentamos en la orilla.
― Deberíamos hacer esto más a menudo. ― suspiré, y reí un poco.
― ¿El qué? ¿Hacer el retrasado? ― sonrió de lado.
― No, Parker, retrasado ya eres siempre. ― sonrió, y me abracé a mí misma a la vez que miraba la puesta de sol.
Mi ropa estaba completamente empapada y mi pelo mojado caía sobre mis hombros, haciendo que no parara de tiritar.
Noté como Chris me observaba por unos segundos, y después se levantaba y se iba hacia donde estaban nuestras cosas.
A los segundos volvió con su sudadera gris, y la puso sobre mis hombros, a la vez que se volvía a sentar a mi lado.
Resulta que no es tan malo ser amiga de Chris. Es divertido, amable, atento y... un completo idiota.
― Gracias, Chris. ― le regalé una cálida sonrisa.
― Me has llamado por mi nombre y no por mi apellido, ¡va a acabarse el mundo! ― levantó los brazos, dramatizando, y rodé los ojos.
Me levanté para ir a dar un paseo mientras Chris pensaba en una manera de secarse, y vi a dos personas a lo lejos.
Me acerqué más y pude oír su conversación; estaban sentadas sobre la hierba.
― Da igual, Rebecca, estoy segura de que él me dejó porque está enamorada de ella. ― oí decir a una de las chicas.
¿Rebecca?
― ¿Entonces quieres decir que tenemos que apartarla del camino para que él vuelva contigo? Madison, va a ser imposible, una vez que está enamorado de otra persona ya no puedes hacer que vuelva a enamorarse de ti.
¿Madison?
Sonreí ante su interesante conversación. Al parecer, las zorras finalmente habían decidido volver al bosque.
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No soy tu princesa.©
Teen Fiction"― Yo de ti no jugaría a fútbol. ― dijo, acercándose más a mí, de modo que tuve que levantar un poco la cabeza ya que era unos siete centímetros más alto que yo. ― Se te podría romper una uña. Fruncí el ceño y me mantuve firme, mirándole a los ojos...